La gran ocasión perdida / José Llera Gil


Por José Luis Llera Gil

     Siempre he dicho que en EL POLLO URBANO no escribiría de política porque hay excelentes plumas que lo hacen  y desde luego mucho mejores que la mía.

     No obstante no debo de ocultar que con esta decisión pierdo una excelente oportunidad de dar a conocer mis opiniones en temas tan banales y ridículos en los que se ven mezclados muchas personas, Organismo y Entidades, que me hacen sonreir o sonrojar, si Vds. lo prefieren.

    Podría  hacerlo porque sin tener inquietudes políticas, al estar ya en una edad próxima al ocaso NO DE LOS DIOSES,  me sublevan  tanto ciertos temas que me siento incapaz de cumplir con unas ideas que siempre he tenido y que no estaría mal hacer partícipes de ellas a otras  personas que siguen por los medios de comunicación, más exactamente por TV privadas y  por las cadenas del Estado,  noticias manipuladas que dejan al descubierto para qué sirven  y lo borregos que somos quienes las seguimos  por los citados medios.

    Ciertamente estoy perdiendo una gran ocasión por cuanto además de mi edad, que da cierta experiencia, me he visto implicado en política, casi sin quererlo,  cuando ha habido en España libertades para hacerlo en temas políticos que no voy a repetir (de momento).

    Cómo decían unas  canciones  de la época del tico tico, la parrala, caballito volador, se va el caimán, tengo una vaca lechera, tápame tápame, el reloj de la abuelita, etc., es igual ahora que entonces,  pero con tintes más modernos, que si antes nos frenaban con determinados cantos ahora es con imágenes y voz en off de TV.

    Bien es cierto que soy mayor, aun cuando no lo parezca ni me lo crea mismamente, pero miro a mi alrededor y NO VEO A CASI NADIE CONOCIDO. Ya no están con nosotros. Ya se fueron los quintos madre, ya se va mi corazón ya se van quienes tiraban piedrecicas al balcón.

    Cuento y repaso quienes se han ido el pasado año y la verdad es que siento una gran pena, pues me estoy quedando solo, de compañeros del servicios militar, de estudios, del trabajo, de viajes, de noviucas y familiares. Como mucho quedan unos recipientes en forma de ánforas  con ceniza que es tan grande las ganas de olvidar a los mayores enfermos o que se mueren por su edad , que te la llevas en la mano, caliente todavía, con un contenido que parece  de madera quemada y no parte del cuerpo fallecido e  incinerado.

    Cómo decía aquel poeta “que solo se quedan los muertos,” y es así.

   Pero NO amable lector, no quiero ser agorero ni triste.  Cuando mi amigo el doctor me dijo un día  que tenía   cáncer, yo le dije: “ Bueno, yo estoy preparado .Cuando me toque subiré a Torrero pues yo ya he cumplido.  Tengo esposa, hijos y nietos que no precisan nada material de mí,   lo cual es una gran tranquilidad,  a  lo que se suman mis creencias religiosas.  Hasta he escrito un libro y he plantado un árbol. Ya no puedo pedir más.

    Y entonces mi amigo el doctor me respondió: “No jodas, que de tu cáncer se mueren pocas personas hoy en día”.

    ¿ Que parezco sin duda una persona triste? Posiblemente sí en estos momentos. Pero a ello contribuyen signos externos, como la pérdida de buenos amigos, la situación política incalificable llena de egoísmos,  de corruptelas, de engaños  y las agridulces y recientes Fiestas de Navidad y Fin de Año, así como la precaria situación económica de muchísimas personas.  Todo hace que no sean momentos muy alegres.         

    En fin, me voy a contar un chiste a ver si me río

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