¡Je suis Bruxelles! / José Luís Llera

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Por José Luis Llera Gil

     Siempre guardo un especial recuerdo de mis viajes a Bruselas, por distintos motivos profesionales, y que han continuado por parte de una de mis hijas, con su participación en  Programas Europeos.

   No tuve nunca ocasión, tampoco la busqué, de visitar los distintos barrios que acogen a familias del continente africano, que hasta ahora han estado con tranquilidad viviendo en esta especie de guetos, bastante temidos por muchos y más desde ahora, por  los visitantes especialmente europeos.

   No obstante Bruselas o mejor dicho Bélgica, es un país cosmopolita, repleto de políticos que acogen los organismos europeos comunitarios.

   En este sentido, sí debemos criticar, aun cuando sea el único fallo de una Ciudad que se ha apoderado de todo el necesario control policial, que haya pasado de   ser una Ciudad libre y tranquila a otra  tremendamente insegura, por la constante inmigración y trasiego de políticos y que además no dispone de un Cuerpo de policía único, bien dotado de material para la lucha antiterrorista, y de personal adecuado en cuanto a número y preparación.

   Mucho han cambiado las Ciudades Europeas, cuando hace algunos años podías ir por cualquiera de sus calles y a cualquier hora del día o de la noche, sin temor ni peligro de ningún tipo, especialmente aquellas que en sus tiempos formaron parte del tristemente llamado telón de acero.

   El tiempo pasa y las cosas cambian y esto es lo que no ha querido ver y por tanto poner remedio Bélgica, cuando ya casi es irremediable.

    En síntesis se advierte que la propia U.E. va a poner pronto cartas en el asunto y, como lucha contra el terrorismo, aportar especialistas y dinero para que Bélgica especialmente por su atractivo político , turístico y de su  inmigración,  ofrezca una tranquilidad con la que ahora no cuenta.

   De no ser así se van a presentar otras situaciones  muy negativas para este país que, a pesar de las tragedias que soporta, recibe unos beneficios económicos de primerísimo orden.

  A pesar de todo ello, por distintas razones, tengo un gran cariño a Bélgica a la cual deseo todo lo mejor en esta difícil etapa que la está tocando vivir.

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