Por Marisa Lanca
La primera calada
Un chasquido, la llama,
el amigo horizontal entre los labios,
y la uve de victoria
que también lo sustenta
enamorada.
Calor, ardor.
Absorción lenta.
Extremo incandescente.
La boca se llena
y se evade la mente.
El humo, como savia hueca,
vacía la cavidad
y recorre, ávido, los caminos
transparentes, hacia adentro,
para regresar
en do sostenido
suave, casi sordo,
apenas un silbido,
y escapar
como beso caliente,
como viento que sueña
convertirse en suspiro.
No me hables, no me toques,
no me pidas nada.
Que el placer es sólo mío.
Marisa Lanca
Con una sonrisa
Enciendo un pitillo,
me miras,
te lanzo la bocanada,
y con tus ojos de humo
apenas distinguirías
una sirena con rulos
de una cantante calva.
Y yo sonrío.
Un fotopoema:
- El tiempo