OperaMía: Vuelta a la normalidad


Por MiguelÁngel Yusta

200 Pollos, por ahora…                                            

    Llenos de satisfacción, es preciso dedicar unas breves líneas a celebrar este número 200 de El Pollo Urbano y felicitar a su director: este hombre singular, arrojado, ilusionado e insobornable en su quehacer periodístico, …

…Dionisio Sánchez, que junto a un gran equipo hace que El Pollo píe, picotee y revuelva el gallinero con elegancia, sabiduría y, sobre todo, buen humor nada menos que desde 1977.

  En la linea de las más afamadas y arraigadas cabeceras de este género de sátira política, cultura, ocio e información, nuestro Pollo aragonés sigue cubriendo un espacio imprescindible, aportando antiguas y nuevas firmas que, con ilusión y generosidad, contribuyen a mantenerlo en el pelotón de cabeza de estas necesarias publicaciones.

  Quien esto escribe, que tiene el honor de estar al lado de El Pollo desde hace decenios,  siente una gran emoción y se une a la alegría de la celebración de esta publicación aragonesa, histórica y determinante en el devenir y testimonio de casi medio siglo de historia periodística.

¡Larga vida a El Pollo Urbano!

 

La vuelta a la normalidad.

    Con breve espacio de tiempo se han presentado recientemente las nuevas temporadas de nuestros dos principales teatros de ópera a nivel internacional: Teatro Real de Madrid y Gran Teatro del Liceo de  Barcelona.  Con ilusión, entusiasmo y asumiendo un riesgo importante, ambos espacios ofrecen programas muy interesantes, al máximo nivel, con las naturales reservas en cuanto al desarrollo total de la temporada en función de la pandemia que, no nos olvidemos, va a estar presente de forma importante en el futuro inmediato de nuestras vidas y actos.

  Vuelven los grandes compositores, los títulos emblemáticos y otros, nuevos, que certifican la continuidad y permanencia y la puesta al día de un género que en modo alguno está tan encasillado ni es tan minoritario como pretenden hacer ver algunos que no conocen en profundidad el mundo operístico en el que, por cierto, hay cada vez más importante presencia aragonesa.

 El genero está vivo; los títulos se suceden, se renuevan las puestas en escena y, junto a los inmortales clásicos, se abren paso obras nuevas, algunas de las cuales con el tiempo formarán parte de  los repertorios, como sucede ya con obras fundamentales escritas en el siglo veinte.

   Es encomiable la actuación de quienes desde el foso y el escenario son la parte más visible de este espectáculo inigualable, así como la de tantos que, en muy diversos cometidos, hacen posible el milagro. Estos meses hemos visto y escuchado, a través de las redes sociales y tal vez más cercanos que nunca, a muchos músicos y cantantes contarnos su trabajo, su zozobra e inquietud por el porvenir. Grandes teatros, como el neoyorquino Metropolitan, han suspendido su actividad hasta el año próximo, con el consiguiente perjuicio para los afectados. Las producciones, cantantes y orquestas tienen dificultades para ensamblarse y coger el ritmo necesario para su desarrollo. El temor a rebrotes o nueva oleada de la Covid-19 es evidente y lógico. A pesar de todo, los teatros españoles y los auditorios han dado un paso valiente para salvar un aspecto de la cultura absolutamente fundamental, del que viven miles de personas y que consideramos -como las librerías, teatros generalistas, y otras fuentes de cultura- tan importantes, al menos, como poder salir a tomar cañas, al fútbol o a la playa, actos por otra parte lícitos y reconstituyentes para la sociedad.

   Nunca debemos olvidarnos de la cenicienta,  la Cultura con mayúscula, que hace al género humano  ilustrado y excelente y deseemos que quienes nos administran tengan en cuenta la importancia de extender este conocimiento ya desde la escuela, al nivel de los países más avanzados de Europa, como medio de que en la madurez sepamos apreciarlo y mejorar nuestras opciones de consumo cultural.

   Con respecto a La Traviata madrileña, se presenta una versión semiescenificada, en la que tanto cantantes como músicos cumplen estrictamente las normas sanitarias en vigor. Es un trabajo complejo de Leo Castaldi, que «encierra» a los cantantes en unos cuadrados  delimitados de cuatro metros cuadrados, que la acción va iluminando como si de primeros planos de película se tratase. El coro también actúa de forma aislada y, realmente, es una experiencia que potencia la expresión vocal y corporal de cada intérprete y de cada momento.

   Los elencos son de lujo, como puede verse en la web del Teatro a la que remito a quienes deseen una unformación detallada https://www.teatroreal.es/es

    Es muy satisfactorio destacar la presencia de extraordinarios cantantes aragoneses internacionales (Ruh Iniesta cantará Violetta e Isaac Galán el Barón Duphol) , así como Ismael Jordi, Luis Cansino o Lisette Oropesa entre otros.

   En consecuencia, bienvenida de nuevo la ópera , bienvenida la actividad a los teatros y auditorios -y entre ellos los de Zaragoza-  y bienvenida la vida, que deseamos pronto plena si vamos asimilando positivamente las lecciones que nos da…

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