Rinconcito Latino: La música tradicional cubana

Por Luis-Felipe Sánchez Ripollés

   Pues si, me permito contar esta experiencia viajera a la Cuba de 1994 y mi descubrimiento de toda la riqueza de la música cubana.

        En todos los viajes se descubre algo nuevo, no hay que decirlo, pero para que «la vida te de sorpresas…» hay que poner algo de tu parte… por lo menos viajar, que no todo está en la Globalización.  El año anterior al viaje a Cuba me pasó en Chiapas, en mi viaje a Méjico. Fui allí atraído por la figura de Bartolomé de las Casas, el misionero protector de los índígenas, y ver los templos mayas, unos días antes de la revuelta zapatista, sin sospechar nada. Ya es aventurado – más ahora que entonces- viajar por libre en Méjico, tomando los «camiones» (autobuses de viajeros) con controles al subir para ver si llevas armas. Para empezar, la primera noche en la capital veo en la tele la noticia de la «balacera» que mata al arzobispo de Guadalajara. Después que se me pasó el susto voy a Chiapas y una noche volviendo al hotel no lo encontraba de ninguna manera. Las calles sin gente. Los portales de las casas cerrados con un portalón supletorio de madera, hasta que por un pequeño agujero vi el timbre del modesto hotel. Cuando regresé a casa me enteré por los periódicos de esa movida del comandante Marcos.

    En Cuba lo mismo, cuando volví de mi viaje en 1994 me encontré con la información que daban los periódicos sobre la cuestión de los balseros. Al año siguiente regresé a pesar del periodo especial que pasaba el pueblo cubano, porque había hecho el «descubrimiento de un Nuevo Mundo para mí»  : la Música Cubana.

    Ya en mi adolescencia escuchaba la radio donde daban canciones melódicas propias de aquellos años cincuenta, mucha copla que me afinó el oído, «el cordón de mi corpiño, mi niño, que no lo puedo soltar». Pero también se colaba algún tema latino que aún recuerdo si los oigo ahora, trayéndome imágenes de esos años. Ponían mucho a un José Luis y su Guitarra con su «Mariquilla Bonita tu eres mi cariño tu eres mi querer», que la recuerdo casi completa.

    Pues bueno, llegué a Cuba prácticamente con esta base musical. Conocía bastante a Antonio Machin y en mi oído quedaban esos ecos musicales de la radio de mi juventud. Poco más. Una noche me dijeron que había buena música en la sala musical del hotel Riviera y allí estaban tocando nada menos que los Van Van, de los cuales no tenía ni idea, y que por cierto luego los vería en Zaragoza en el Oasis. La buena música de los Van Van y el buen ambiente de turistas y cubanos-as picó mi curiosidad, y en el aeropuerto a la vuelta, en ese tiempo de espera, se me ocurrió comprar algo de música cubana. Una vez en Zaragoza seguí comprando en Linacero y el corteinglés, aumentando mi sorpresa e interés con cada compra que hacia. Hasta que esas compras me llevaron sin proponérmelo a la música tradicional cubana, el mambo, el bolero o el cha cha cha, que sabía eran músicas del caribe, americanas,  pero no originarias de Cuba.

     Mi interés aumentaba cada día más. Iba todos los años, a veces dos viajes, buscando discos en el Egrem, la editorial cubana, hasta hice amistad con una familia, la familia Mompié en la Habana Vieja, que me han ofrecido su amistad para toda la vida. Luego supe que seguía los mismos pasos de Santiago Auserón de Radio Futura, que al parecer también viajó allá en busca de viejos vinilos de música de los cuarenta, cincuenta y sesenta, cuando su periodo musical del rock latino. Aquí en Zaragoza compraba todo lo que veía en Linacero y corteinglés, y hasta me iba a Fnac de Madrid porque aquí no había aún. Me ayudaron mucho los discos producidos por el mismo Santiago Auserón, como Semillas del Son y un monográfico de Arsenio Rodriguez que me sacaron de las Madrecitas Queridas y Palomitas del Pilar de Machin, a pesar del aprecio que les tenía, y descubrí curiosidades suyas desconocidas, en los libros de música cubana que también iba comprando. Así descubrí la figura del zaragozano Luis Araque, doctor en medicina, director de la tuna de Zaragoza, pianista y compositor de temas como La Tuna Pasa. Empresario musical, que recorrió toda la España de posguerra con su espectáculo Melodías de Color, con Antonio Machín como figura estelar, para quien compuso temas tan conocidos como Ya sé que tienes NovioMañana lo Sabrás, entre otros.

    Me iba también a Barcelona a la misma editorial Tumbao de música latina en busca de ediciones que no encontraba aquí por ser rarezas, y volvía cargado de cedes, cuyos comentarios en las carpetas  me han servido de mucho.   Así llegué a reunir muchos cedes que catalogaba en mi ordenador, poniendo todo tipo de detalles, temas, autor, intérpretes, etc. Y cuando llegué a hacerme un lío mental, sentí la necesidad de ordenar todo ese material haciendo un estudio de la evolución de la música cubana, de escribir para mí un escrito aclaratorio, con la ayuda de la bibliografía musical que también iba comprando y aprovecho, si hay espacio, para hacer un breve comentario.

    De los quince capítulos del índice, extraigo unos pocos para abreviar: La Vieja Trova, la canción Guajira o campesina, el Son y su desarrollo en el Sexteto, Septeto y Conjunto, el Danzón, Mambo y Cha Cha Cha, y acabo con el Feeling.  

   Si hay una Nueva Trova de Pablo Milanés y Silvio Rodríguez es que hubo una Vieja. A comienzos del siglo pasado unos trovadores acompañados a la guitarra interpretan sus propias creaciones en cafés y centros musicales llamados hoy Casas de la Trova, que todavia existen allá como lugares de peregrinación turística, la más conocida es la Bodeguita del Medio de La Habana. Son Pepe Sánchez, Berto González, José Codina, Eusebio Delfín, etc. etc. Destacan por su creatividad y su cultura a pesar de ser gente del pueblo sin más conocimiento cultural que el que encontraban en novelas por entregas, almanaques, etc., además recogen en sus canciones temas de compositores líricos como Lecuona, Moises Simons, Gonzalo Roig, etc. Este fenómeno musical surge en Oriente, en Santiago de Cuba

   La Canción y el Punto Cubano son propios de la música guajira o campesina. El campesino interpreta con el tiple canario canciones y unas décimas y tonadas antiguas que allá llamaron «cantos de la abuela» y que algún investigador los llega a relacionar con el viejo romancero español.

   El Punto es un tema versificado de distintas formas, que puede ser improvisado al cantarlo. Cuando son dos los cantores recibe el nombre de Controversia. Uno inicia una tonada versificada que le contesta el otro en una competencia amistosa, mostrando cada uno su ingenio y habilidad ante un alborotado y concurrido auditorio que se sitúa a favor de uno u otro. El acompañamiento instrumental a base de guitarra,  tiple canario o el tres cubano, pone algo de orden con estribillos musicales de calidad, mientras los cantores piensan sus respuestas. El punto cubano y el canario van y vienen de Canarias a Cuba, hasta el punto que hoy no se diferencia uno de otro. El curioso puede ver temas de Controversia cubana en You Tube.

   Ejemplo de canción guajira o campesina es el conocido tema Guantanamera que popularizó Joseito Fernández. En realidad muchas canciones guajiras pertenecen al subsconsciente colectivo que las deforma y añade letras a discreción, hasta que pasa alguien por allí y se la queda. Parece que ni la música es de Joseito y mucho menos la letra, que es de Julián Orbón, un compositor asturiano, que tuvo la genial idea de poner en su versión poesía de los Versos Sencillos del literato y padre ideológico de la independencia cubana José Marti, que por cierto, estudió como deportado político en Zaragoza y bien pudo escribir aquí esos Versos Sencillos. (Ver: Manuel Garcia Guatas : La Zaragoza de José Marti, Dip. Prov. de Zaragoza) 

   Ejemplo de otras guantanameras menos conocidas, es una versión del Cuarteto Caney de los años cuarenta, donde se canta a la vida campesina y al final hay una mención a símbolos nacionales sacados  también posiblemente de las poesias de José Martí (Ver You Yube Guajira Guantanamera del Cuarteto Caney)

    El Son : nace también en la parte oriental de la isla con capital en Santiago de Cuba. Es el signo distintivo de la música cubana. Los musicólogos dudan un poco al señalar sus orígenes que tienen que ser europeos pues los hay muy antiguos, nada tiene que ver con la influencia africana de la rumba, pero cuidado que todo se mezcla. El novelista y musicólogo Alejo Carpentier ya lo dijo, la música cubana es un ajiaco (cocido) donde todo se mezcla, los géneros, lo culto con lo popular, y eso a lo largo de toda su evolución. Que el Son es lo más típico de la música cubana, en eso no hay dudas, impregna toda la música cubana a lo largo de los tiempos, eso lo entiende todo el mundo, hasta nosotros mismos cuando con un cubata en la mano se nos van los pies oyendo música cubana. El Son y el tres cubano -especie de guitarra de tres cuerdas dobles inventada en Cuba- expresan todo lo más profundo del sentimiento musical cubano, sin olvidarnos de la maraca, otro producto cubano que los especialistas dicen es el instrumento más auténtico y genuino de Cuba, enraizado en las culturas prehispánicas de sus aborígenes, de los pueblos tainos.

   La formación básica del Son es el Sexteto, compuesto de claves o palitos de madera que suele llevar el cantante para marcar el ritmo, el bongó, el tres cubano, las maracas y la conga o tumbadora. Además de todo un arsenal de cachivaches caseros como cencerros, botijos etc. Cuando se le añade una trompeta pasa a ser Septeto. La agrupación que va a durar más en el tiempo es el Sexteto Nacional de Ignacio Piñeiro que ya convertido en Septeto por la inclusión de los metales llegó a intervenir en la Expo de Sevilla de comienzos del siglo XX con su célebre tema Suavecito.

   Al añadir el piano y más instrumentos pasamos al llamado Conjunto como es el de la Sonora Matancera. Escuchamos un tema con una joven Celia Cruz en sus buenos tiempos en la Isla, sin el estilo algo chavacano que adquirió luego en Miami, y con todo el sabor de la Cuba de los años 50. Puede que sea esta grabación en el mismo Cabaret Tropicana de La Habana, por donde pasó y se extrenó lo mejor de la música cubana de entonces (You Tube : Celia Cruz y la Sonora Matancera)

   El Danzón : es la música de la sociedad burguesa criolla (los hijos de los colonos nacidos en Cuba) La formación típica es la «charanga», que según Helio Orovio tiene sus orígenes en la vecina colonia francesa de Haití y que pasó a Cuba como consecuencia de una revuelta de esclavos huidos a Cuba a finales del xviii. En la charanga se interpretan contradanzas criollas, danza cubana, danzón, danzonete, mambo y cha cha cha. Todo esto dicho deprisa, hasta desenvocar en la moderna orquesta cubana de big bang del siglo xx. Como casi nos dice su nombre, el danzón viene de las viejas danzas y contradanzas renacentistas y barrocas que los colonos llevan a la isla y que al llegar al pueblo éste los va cada vez acomodando a las maneras típicas de sentir la música la población antillana. Escuchamos por la Orquesta folklórica Cubana el primer danzón, Las Alturas de Simpson, de Miguel Failde, es el primer danzón, estrenado en 1879 en el Casino Español de Matanzas (You Tube) :

   De él nace el Mambo y el Cha Cha Cha. Es en el llamado «montuno final», donde el ritmo se acelera y la orquesta improvisa para disfrute de los bailadores. «Dale mambo», le decía su creador el músico Orestes López a Arcaño, el director de la orquesta Las Maravillas del Siglo, donde nace el Nuevo Ritmo como se le llamó en principio. Pero es Pérez Prado, otro que pasaba por allí,  quien se declara fundador del mambo pues al desarrollar su música en Méjico con su orquesta fuera de Cuba, hace modificaciones tipo Big Band, tiene más difusión internacional y se gana la popularidad del nuevo ritmo (You Tube: Orquesta Arcaño y sus Maravillas, Mambo de Orestes López)

   En cuanto a la génesis algo parecido ocurre en el nacimiento del Cha Cha Cha. Es en esa coda final de danzones y mambos donde nace también otro nuevo ritmo en los años cincuenta. Su creador Enrique Jorrín lo interpretó por primera vez en la Orquesta América con su tema La Engañadora. Dice Enrique Jorrín : Observé la dificultad de los pasos de los bailadores en los ritmos sincopados del danzón-mambo y desplacé el acento del último tiempo del compás en el mambo hacia el primer tiempo en el cha cha cha. En cuanto al formato musical se vuelve al formato pequeño de la «charanga» típica del Danzón, a las sutilezas de violines y flautas, y a la participación de la voces corales.

   Esta relación de música y baile tiene mucho que ver como vemos en la génesis de nuevos ritmos. Se llegó a decir que el «cha cha cha» no es sino el sonido que se oye al arrastrar los pies los bailadores en los silencios de las síncopa. (You Tube : La Engañadora, Enrique Jorrín)   

   Por último hay que hablar de un nuevo género musical de los años cincuenta que nos anuncia la proximidad de la canción de autor, del compromiso social y político de la Nueva Trova. Es el Feeling. A final de los años cuarenta surgen conjuntos vocales como Las D´Aida de Omara Portuondo, las Hermanas Valdivia, Los Armónics, etc. y compositores-intérpretes como César Portillo de la Luz, José Antonio Méndez, Ñico Rojas, etc. entre los cuales se incorpora un jovencísimo Pablo Milanés. Se reúnen en el callejón de Hammel, hoy otro santuario turístico. Allí oían discos de los viejos troveros, música norteamericana y jazz y hacían sus descargas musicales experimentando nuevas armonías. De aquí salen nuevas propuestas en sintonía con el jazz latino que está naciendo en Nueva York. Se crea un ambiente favorable para la Nueva Trova que tan buena acogida tendrá en la inminente Revolución. (You Tube : Contigo en la Distancia, César Portillo de la Luz)

   No se acaba aquí la cosa para Zaragoza, donde podemos escuchar buena música latina. Tenemos a nuestra amable Luzmila Mercerón para recordarnos aires de su tierra santiaguera, y decir que de su abuelo, Mariano Mercerón y sus Muchachos Pimienta tengo con mucho aprecio un par de Cds del sello Tumbao. Música cubana y de todo tipo, hasta jazz, nos ofrece otro cubano-zaragozano, es Tony Matute con su guitarra en un local-restaurante también en Heroismo. Y los fines de semana de nostalgia, esa zona de Heroismo, con la Dolores y la guitarra de Fernando del antiguo grupo Añoranza, aunque me dicen que toca ahora en otro lugar. Y ya se nos ha jubilado Jesús de su Rincón de Gareta, recordando viejos tiempos de rancheras y boleros. No estoy muy informado, pero me temo falta el cronista de ese época y ambiente, donde de una manera espontánea podemos escuchar la guitarra flamenca de Jorge Berges, algún número revistil de su bendita tierra andaluza, por parte de «Paquito», o la jota picarona en el Gareta de ese amigo cincovillés de Luesia, o también venido de esa tierra y pariente Pepe Cabeza con su repertorio lírico. Bueno, y para noche salsera no nos olvidemos del Sol al lado de las tortillas de patata de El Circo, en la calle enfrente al teatro Principal.  

Próxima entrega: «Las giras orquestales: la revista musical»  

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