Por Daniel Clemente.
En las estatuas se cagan las palomas. No todo es vanidad, algunos van y dan en el clavo.
Cuando el acierto es cierto y continuo el clavo queda ajustado. De justicia es citar a don Javier Krahe, Caballero Cronopio (como dice Fernando Savater ) quien firma la canción ¨Todo es vanidad¨¨, curiosamente con un probado y contrastado Fama, Joaquín Sabrina. Quien la eleva a la altura de los altares del pisar tierra es don Rosendo Mercado, otro peligroso Cronopio que se caga en las estatuas. Rosendo no es una paloma, pero ilumina más que el Espíritu Santo, capaz de cagarse en su propia estatua elude su construcción.
Rosendo dice que no lee libros, solamente el diccionario. De palabra en palabra su viaje continúa y si bien sus últimos textos son más explícitos y se acercan a la crónica-crítica, siempre ha tenido una vista de largo alcance. Rosendo es una tortuga y cuando en 2007, incluso algunos pequeño- burgueses, Famas seguidores de su lenta e impecable carrera, criticaban su enfado con el mundo en el disco “El endémico embustero y el incauto pertinaz”, ahora cualquiera lo ve claro.
“…por nuestro bien y nuestra salvación, prende en mente del inconsciente, que aprueba sin horror, el comienzo de la destrucción” ( La triste cagalera )
“No podemos evitar caminar despacio porque no queremos llegar, solo vamos a encontrar restos del naufragio. Mucha sangre fría frente a la Utopía” ( Colosal colofón )
¡Salve! Esto está que arde, que ni Dios se salva y esa es la clave.. Y están a la espera de nadar en la abundancia. ( Una duda razonable )
La vía está abierta, los clavos bien sujetos. El que quiera subir detrás solamente necesita un cordaje cordial.
