OPERA MÍA :El “Efecto Flórez”, en plenitud, en el Auditorio Nacional.

140Opera-la-scallaP
Por Miguel Ángel Yusta

    Concierto recital organizado por Juventudes Musicales. Homenaje a Mario Vargas-Llosa.

    Obras de Rossini, Haendel, Suppe, Meyerbeer, Luna, Serrano, Granados, Verdi, Weber, Flotow y Donizetti. Juan Diego Flórez, tenor. Orquesta Nacional de España. Miguel Harth-Bedoya, director. Auditorio Nacional. Madrid, 21 de noviembre de 2013. Lleno.

 140MAyustaP
Miguel Ángel Yusta

    Había mucha expectación por volver a escuchar en Madrid a Juan Diego Flórez que, para muchos, -yo incluído- es el mejor tenor lírico-ligero de la actualidad y a quien Pavarotti señaló como su sucesor. Y, ciertamente, esta expectación no se vio defraudada. En una sala expectante, llena a rebosar y ciertamente no del todo adecuada para esta voz, tanto la ONE, bajo la batuta de Miguel Hart-Bedoya, como el tenor desplegaron sus mejores armas de arte musical. Y convencieron.

    Abrió el fuego la ONE con una rotunda y ajustada versión de la obertura de “La Cenerentola” de Rossini. Sonó bien, muy bien, aunque a veces los metales no estuviesen absolutamente perfectos. Nada que objetar al sonido de conjunto de una orquesta que va hacia una marca de excelencia. Después, con las exquisitas arias de Haendel (Sémele: “Where’er you walk” y “I must with speed amuse her”) se lució la reducción barroca de la orquesta y JDF bordó las piezas con un legato sublime, enorme sensibilidad, virtuosismo y elegancia belcantista.

    Tras la rotunda y brillante obertura de “Caballería ligera” de Von Suppe, donde se lucieron las diferentes secciones de esta ONE, especialmente la aparatosidad del metal, llegó el turno de Donizetti: “Una furtiva lagrima” (L’elisir d’amore) y “Come uno spirito angelico” (Roberto Devereux). Belcantismo sutil, expresivo, íntimo y con una téncica impecable que arrancaron ovaciones y “bravos” de un público ya entregado a la magia del tenor.

    Tras la obertura de “La favorita” cerró la primera parte JDF con una bella y ajustada interpretación de “Il crociato in Egitto” de “Il popoli dell’Egitto” de Meyerbeer. Asombrosa técnica en una obra de extrema dificultad. Y es que su voz y su técnica están en una gloriosa madurez, como demostró en la segunda parte con las difíciles “Je veux encore entendre ta voix” de “Jerusalem” de Verdi (lección para incrédulos de su centro de voz), “M’appari” de Martha de Flotow y la superfamosa “A mes amis” de “La fille du regiment” que tantas veces le hemos escuchado con igual gozo y que, tras treinta años sin bises, bisó en la Scala de Milán en 2007. Sus nueve “do” siguen asombrando por su limpieza, potencia y proyección de voz.

    En la parte zarzuelera, trufada con la interpretación por la ONE de la obertura de “Goyescas” de Granados y “El cazador furtivo de Von Weber”, dominio y emoción con un Juan Diego crecido y pleno en los fragmentos de Luna (La pícara molinera) y Serrano (Jota del Trust de los tenorios), antes de las ya citadas interpretaciones de Flotow y Donizetti que cerraron el programa oficial.

    Pero no acabó aquí la fiesta: dos propinas, una lenta y personalísima versión de la popular “Amapola” y “La flor de la canela” dedicada a su homenajeado paisano Vargas-Llosa, que se acercó emocionado al proscenio a abrazarse con el tenor, levantaron al público en los asientos y cerraron una noche para recordar.

     Juan Diego Flórez conquistó, sedujo, una vez más al público de Madrid. Su momento es brillante y esperamos con ilusión verlo en Barcelona, con esa “Sonnambula” de Bellini en la que está como pez en el agua. Disfrute pleno de belleza en la voz, técnica y emoción que hacen que Juan Diego Flórez rinda a los públicos de los mejores teatros de ópera del mundo. Otra cosa es que haya quien nunca está contento con nada y no siga la máxima del gran Pau Casals: “Alabad siempre lo mejor”. Yo, modesto cronista de la jornada, salí con el alma expandida y, como todo el público asistente, con una amplia sonrida en los labios…

Artículos relacionados :