La feria libresca de Zaragoza


Por Carlos Calvo

   La cita literaria volvió, por segunda vez, al Parque Grande José Antonio Labordeta.

   Sesenta y seis casetas dispuestas en su paseo principal para reunir a unos doscientos cincuenta escritores en la fiesta libresca de Zaragoza de este 2023, con un cartel del ilustrador aragonés Víctor Montalbán. Mientras diez librerías y un montón de editores ofrecían todo su arsenal, la escritora oscense Luz Gabás, flamante ganadora del último premio Planeta con la mediocre novela  ‘Lejos de Luisiana’, pronunció un previsible y anodino pregón inaugural. Y confesó que todavía no había digerido del todo el premio más popular de las letras españolas. El que esto escribe también. O tampoco, maldita sea.

   Autores como Manuel Vilas, Julio José Ordovás, Sergio del Molino, Daniel Gascón, Aloma Rodríguez, José Luis Melero, Ignacio Martínez de Pisón, Fernando Jiménez Ocaña, Michel Suñén, Manuel Castelló, José Luis Corral, Ana Alcolea, Javier Arruga, Ignacio Goded Ballarín, Camino Díaz Bello, Félix Teira, Raúl Usieto, Félix Generelo, Pilar Clau, Carlos Tarazona, Joaquín Berges, Luis Zueco, Roberto Malo, Magdalena Lasala, Carlos Garcés, María José Hasta, Gabriel Sopeña o Juan Bolea fueron firmando sus artefactos encantados por las ventas y el gentío en tropel. De trabajar en silencio y a solas, como castigados sin dibujos, o sin postre, a la agotadora e intensa recompensa.

   Las ferias de los libros, en efecto, sirven como oportunidad para que los escritores puedan charlar de forma distendida con los lectores, tanto más si éstos demuestran un auténtico interés por sus obras, que, se supone, conocen y aprecian sinceramente. Sus opiniones y observaciones resultan entonces muy enriquecedoras y culminan en una valiosa aportación para el escritor, en una suerte de hálito activo, alerta y sagaz de la madurez que nunca envejece. La literatura solo puede existir cuando es mostrada. Si no se ve, no existe, y eso significa que producir es sinónimo de mostrar.

   Libros de viajes, libros de ensayo, libros científicos, libros sobre cine, arquitectura, teatro, pintura, libros híbridos, biografías, novelas, cuentos, relatos, poesía… ¿Los temas? Los de siempre: sexo, amor, religión, muerte, suicidio, placer, dolor, risa y un par de universalidades más. Por una vez, me enfrento  a la gente corriente y moliente para que se haga preguntas, solo preguntas, sobre el mundo de los libros. Elijo solo un puñado del aluvión de frases con interrogante difíciles de adjetivar. Ocurre que dar carrete al vulgo es algo que se sabe solo cómo empieza, no cómo acaba. Aquí, el resultado es un torrente de perlas, reflexiones, confesiones, anécdotas, humoradas, alguna que otra vaguedad y un ramillete de brillantes “boutades”, con la única salvedad de que sean interrogantes. Pasen y vean, desocupados lectores.

   ¿Por qué escribimos? ¿Por qué leemos? ¿Se puede mentir de muchas formas? ¿La más repugnante de las mentiras es decir la verdad, toda la verdad, despojada de sentimientos? ¿Por qué hay tanto escritor de culto con capillita? ¿Por qué surgen las envidias entre los escritores? ¿Por qué cuando los escritores se acuchillan brutalmente lo hacen en la sombra y no a la cara? ¿Es prudente no fiarse por entero de quienes nos han engañado una vez? ¿Dónde está el trillo que ralló el temblor?

   ¿Qué discurso hay que hacer cuando se recibe el premio Nobel de las letras? ¿Por qué fueron premiados autores hoy desconocidos y no Proust? ¿Por qué Galdós, que fue elegido, se quedó sin el Nobel? ¿Es tonto quien piensa que la primera idea es la mejor? ¿El arte actual es un sector de la industria del lujo? ¿La literatura actual está cloroformizada? ¿Desaparecerán algún día, por no llevar razón, los domingos y sus tardes, tan crueles, aunque tan pertinentes, por eso mismo, para la relectura de Rulfo, de Borges o de Monterroso? ¿Dónde están los fuegos fatuos de la infancia?

   ¿Por qué si se lee cada vez menos los best-sellers son tan largos? ¿Son más largos los best-sellers que las series de más éxito en la televisión? ¿Influye en la valoración de las obras el escenario y los estados de ánimo? ¿Lo peor de los mitos no siempre es lo que manifiestan, sino lo que ocultan? ¿Son las leyendas imposturas? ¿De qué sitio nos vienen las ideas que tomamos por nuestras? ¿Por qué los libros de gran volumen son, casi sin excepción, de tapa dura? ¿Llevará razón la tapa dura frente a la edición de bolsillo al modo en que el lunes, siempre según Gil de Biedma, lleva razón frente al domingo? ¿Qué elegante gimnasia hacen las dalias?

   ¿Tendríamos mucho que aprender de los personajes secundarios del Quijote? ¿En todo escritor hay algo del Quijote? ¿Por qué en España hay mucha más gente que tiene un BMW, un Audi o un Mercedes que, por ejemplo, gente que haya leído ‘El Quijote’, ‘Hamlet’ o ‘La divina comedia’? ¿Se puede negociar con buenas palabras? ¿Se requieren buenas obras para engrandecerse? ¿Se han convertido las ferias en eventos puramente comerciales? ¿Es más adulta, o más seria, o más arriesgada, ‘El Quijote’ que ‘El lazarillo de Tormes’? ¿Existe caparazón que acote el fuego?

   ¿Se puede conseguir fuera lo que no se consigue dentro? ¿Es un espejismo o una simple huida hacia adelante pensar que en el exterior se encuentran los caminos que no se vislumbran en el interior? ¿Es posible un llamear sin aire? ¿Cómo podrá la poesía sobrevivir a estos tiempos nuestros tan superficiales, tan vertiginosos, tan monstruosamente materialistas? ¿Sirve la poesía para nuestras vidas o se ha convertido en un curioso anacronismo de museo, en un viejo instrumento inservible? ¿Los mundos saben que mi mundo es otro?

   ¿Qué me susurra el cráter de tu vientre? ¿Alguien sabe hacer el boca a boca? ¿Por qué es más urgente blindar la propiedad intelectual que la vivienda de los que pasan apuros? ¿Llevará razón la novela larga frente a la corta al modo en que, según el poeta, llevaban razón los días laborables? ¿Quién ganaría un combate en ‘Ana Karenina’ y ‘La muerte de Ivan Ilich’? ¿Quién ganaría una discusión entre ‘Ulises’ y ‘La metamorfosis’? ¿Cómo se cierran los grifos del dolor?

   ¿Se comportarían los libros (si con ellos se follara) como cónyuges o como aventuras de verano? ¿Copularían con más ardor las novelas de Umberto Eco o las de Italo Calvino? ¿Estamos viviendo en un mundo donde la realidad cotidiana sirve de subterfugio para otra que no podemos ni queremos conocer? ¿El arte alivia al que lo crea o al que lo recibe? ¿La palabra poética es tan intemporal que el propio tiempo no la reconoce? ¿Has bailado con el demonio a la luz de la luna?

   ¿La escritura fue para Hammett la manera de convertirse en el hombre de acción que no pudo encarnar, aunque su vida acabara siendo de película? ¿Terminarán las revistas y los suplementos literarios incluyendo al lado de las listas de superventas de ficción y no ficción otras para los mejores perfiles o twits hechos libros? ¿Por qué esa obsesión con que el poema debe centrarse en el poeta? ¿Cuál es el mayor tamaño de un conjunto de números, todos ellos menores que una cantidad dada, en el que todas las formas de dos elementos del conjunto dan resultados distintos?

 

  ¿Los chicos de bachillerato se pueden aficionar a la lectura a través de estudiar ‘El lazarillo de Tormes’, ‘La Celestina’ o ‘El buscón’, llamado, ya saben, don Pablos? ¿Merece todos los respetos de extrema devoción que muchos de los profesores e intelectuales de hoy profesan por pensadores de hace dos, tres, cuatro o cinco siglos? ¿Urgen nuevos horizontes en narrativa contemporánea? ¿Vemos a nuestros clásicos de la misma manera que ven otros países de nuestro entorno a los suyos? ¿A quién llamaréis cuando muera yo?

   ¿Cómo un país tan convulso como Polonia pudo crear una literatura tan ordenada entre 1918 y 1939? ¿Es ‘Ivan Tenoriovich’ la versión rusa del clásico español? ¿El temor a leer siempre proviene del temor a pensar? ¿Necesita un estudiante leer a Dostoyevski si su intención es especializarse en Química? ¿Los alumnos que leen y tratan de entender las grandes obras de literatura clásica son una excepción? ¿Por qué obligan a los adolescentes a hacer algo para lo que todavía no están capacitados? ¿Hay que fomentar el hábito de la lectura y de su importancia desde la más tierna infancia? ¿Las autoridades solo se preocupan por una precoz especialización de la juventud? ¿Aquél que no hace nada hace el mal?

¿Con la era digital ha quedado obsoleta la literatura clásica? ¿Se pierde el tiempo leyendo al autor de ‘Crimen y castigo’? ¿La capacidad intelectual de un joven para entender y apreciar a Tolstoi solo puede ser cuestionada por quienes no entendieron su obra? ¿En las grandes cosas nos mostramos como nos conviene y en las pequeñas nos mostramos como somos? ¿Comienzo a dialogar con mis fantasmas para saber quién soy?

   ¿Se consideran los escritores personas felices? ¿Por qué no todos los evangelistas cuentan la misma historia? ¿Por qué muchos novelistas que no creen en dios están tan interesados en Jesucristo y los temas sacros? ¿Darle carrete a un pensador es algo que se sabe solo cómo empieza, no cómo acaba? ¿Qué tienen en común todos los escritores de Zaragoza? ¿Los ajos son realmente eficaces contra Drácula? “Mamá, tú cuando lees, ¿qué lees? ¿Lo negro o lo blanco?”.

  Me arrimo, finalmente, a un solitario individuo que, haciendo caso omiso a la idea establecida, escupe este poema de Pessoa, que le descubre, dice, un conocimiento más inmediato de uno y del entorno: “Bien, hoy que estoy solo y puedo ver / con el poder de ver del corazón / cuanto no soy, cuanto no puede ser, / cuanto, si lo fuese, seré en vano. / Hoy, voy a confesarlo, quiero sentirme / definitivamente ser nadie, / y definitivamente ser nadie, / y de mí mismo, altivo, dimitirme.”

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