A una adolescente


Por Liberata

No derroches el tiempo, vecinita,

que te arrepentirás de haberlo hecho

cuando recapacites, y  en su lecho

se agite la advertencia que  dormita.

Si ignoras el clamor que nos habita

-la razón que nos muestra algún camino

capaz de conducirnos a un destino 

garante- es la que se debilita…

Nos dejamos tentar,  que nos irrita

tener que sacudirnos la pereza

en tanto por  la inercia navegamos…

Y la rutina apenas facilita

elegir amueblar nuestra cabeza,

o crecer reos  de cuanto ignoramos.

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