Los cuadernos de Gamboa: abril, aguas mil


Por José Luis Gamboa Urgeles

     He estado dos veces en Grecia, Lesbos y Atenas, con motivo de echar una mano a los refugiados y otras dos en Calais.

     La primera vez que estuve en Calais estuve con la gente de Care4Calais (para los que no saben inglés les diré que 4 se lee lo mismo que “for”, es decir cuidado, atención asistencia por Calais) en esos momentos Calais era (y sigue siendo) el lugar de concentración de toda las migraciones hacia Gran Bretaña. De Coquelles, al lado de Calais, sale el túnel bajo el Canal de la Mancha hacia Dover.

   Además de una serie de organizaciones de apoyo a los migrantes había dos asentamientos. Uno junto a Les Hemmes de Marck, La Jungle, que ese mismo año acabó incendiado, que era una torre de babel y otro junto a Grand Synthe, cerca de Dunquerque, en un antiguo asentamiento de ferrocarril abandonado, que básicamente tenía una población kurda. El voluntariado pernoctábamos en un camping, Los Palominos, así en español, aunque ni sabían español ni lo que significa “palomino”. El campo de Grans Synthe también acabó consumido por el fuego, la construcción de las “casas” no ayudaba mucho pues eran de madera.

   No eran queridos. No son queridos. No tienen el pelo rubio y los ojos azules.

  Naturalmente mi objetivo en esos momentos no es hacer fotos, ni dibujos. De hecho si hubiera sido mi objetivo tendría una documentación que hoy veo que me falta. A pesar de todo aun hice unos cuantos dibujos que os presento. 

   Mi cita era en el hotel F1 a las afueras de Calais con Denia, un viejo compañero de andanzas y alma mater de AHNA (Asociación Humanitaria Navarra en Acción). Allí llegaba con tres chavalas voluntarias. Yo sin embargo llegué primero en avión hasta Beauvais, de allí a Amiens y nuevamente hasta Calais y Coquelles.

   El hotel F1, muy peculiar y barato, todo de plástico, fue un paso intermedio para los días siguientes (dibujos 1, 2 y 3) en el Camping Los Palominos (4). Los dibujos 5 y 6 corresponden a tiempos de espera. 

    Los dibujos 7 y 8 corresponden a una “tienda-bar” (no tienda de vender) allí se consumía té y pastas, no alcohol (por muchas razones). Era un foco de posibles infecciones porque los vasos y tazas, comunes, se limpiaban en dos baldes de agua, así, seguidos, sin más. Nunca pasó nada y todos consumíamos.

   El dibujo 9 corresponde con la “cocina alemana”, con el aspecto descrito en el dibujo. Básicamente servía para hervir grandes cantidades de agua y arroz. Consumía leña que nos encargábamos de cortar y que nos llevaba mucho tiempo y trabajo (dibujos 10, 11,12, 13 y 14).

    Ya he dicho que el campo estaba en una antigua instalación ferroviaria. Los siguientes dibujos corresponden a la entrada a las instalaciones con tiendas, lugares comunes y de una mínima burocracia (15, 16, 17, 18 y 19)

 

Aunque la mayoría eran kurdos había unos pocos afganos (20)

   Los siguientes dibujos corresponden a retratos. Los tres primero corresponden a tres africanos de la Jungle a quienes pedí permiso para retratarlos. Recuerdo que Kilubatra se rió porque “no se había visto en tres meses”, sus otros compañeros, Ibrahim y Hussein, vete tú a saber dónde estarán (21, 22 y 23). Isabel, francesa del sur, (24)estaba en la lavandería; ahorro decir que era voluntaria porque todos lo éramos. Sylvie (25), fue el único retrato vendido, tampoco era mi objetivo, pero ella insistió. Del resto hasta el dibujo 50 no voy a dar la vara más.

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