Susana Vacas crea un bosque de miniaturas en Huesca


Por Mirinda Blasques

   La amiga, artista y coordinadora de las cabeceras del Pollo Urbano, Susana Vacas, expone en el Centro Cultural Manuel Benito Moliner de Huesca un mundo imaginario compuesto por un centenar de pequeñas obras desde las que invita a los oscenses a descubrir formas y personajes.

BOSQUE DE NOCHE

Por Susana Vacas

    Lo micro. Lo pequeño. Lo chiquito. La miniatura albergando la grandeza, escribió Gaston Bachelard. Así es Susana Vacas. Así es su obra. Como un gabinete del doctor Caligari en versión infantil, comentó Hilario J. Rodríguez. Una obra para ejercer de detective privado y ver más allá de lo que se nos aparece. La artista Susana Vacas trabaja desde el microscopio, con la sombra y el reflejo. Adora las piezas seriadas, portátiles, imperfectas, efímeras, pasajeras. Siempre el lápiz. Se mueve de noche, en la noche. Noche silenciosa, noche ruidosa. Buscando y perdiéndose. Como en un bosque. Bosque de noche.

BOSQUE DE GRILLOS

   Suena un grillo, como los de las cajitas cerradas de aquel concierto de Glenn Kotche, aunque lo de Susana son pequeñas jaulas de las que escapar fácilmente. Más bien sus piezas son grillos libres como los de Luis Paniagua en «Bajo el sol».

   Libre y soñadora, porque son los sueños los que completan nuestras vidas, a veces truncadas. Paraliticadas, reducidas, chiquitas. Asaltan las piernas, los vuelos, los «rasga y pega», infinitos sueños hechos collages. Investigar el rompecabezas sin caer en el abismo. Caminar por el bosque como funambulista sobre el alambre.

BOSQUE ROBADO

   Almacenados los recuerdos, los propios y los robados, en el corazón de la memoria, en la habitación más secreta de ese palacio. Enmarcados, protegidos para no caer en el olvido, como en pequeños camafeos bajo capas y capas de un polvo vivido. No importa cómo fueron en realidad. La realidad no importa. Nos creemos que la vemos pero nada más lejos.

BOSQUE DE SOMBRAS

   Vivimos en la sombra, el reflejo, donde es más fácil jugar, saltar, bailar y volar. Si Platón concebía la caverna, Susana Vacas sueña en el cristal, más transparente, más frágil.

    Recorremos su bosque. Bosque de noche. Menos complicado que el de Djuna Barnes. O quizá no. Preguntas. Todo preguntas.

Susana Vacas crea  un bosque de miniaturas en Huesca

Por B.S.

  La artista zaragozana Susana Vacas ha creado en el Centro Cultural Manuel Benito Moliner de Huesca un mundo imaginario compuesto por un centenar de pequeñas obras desde las que invita a los oscenses a descubrir formas y personajes.

   Las piezas, de formato micro, dan lugar a la exposición Bosque de noche, propuesta que la artista ha desplegado por este centro cultural partiendo de los algarrobos que hay en la entrada.

  Esta creadora visual, amante de las siluetas, conduce así a los visitantes por esta muestra a la que propone que acudan «con una lupa, por si acaso«, bromea.

   Esta intervención, explica, enlaza con otra que realizó en los cristales laterales del Benito Moliner dentro del Festival Micro. «Le estoy dando unas cuantas vueltas a este centro. Ahora, la intervención entra por la puerta principal y se extiende hasta el interior, dentro de lo que he denominado «Bosque de grillos», poblado por mis personajes, fruto de la ficción y de mis vivencias», explica.

   Así, la sala que alberga la exposición atesora un castaño de Indias, «en el que hay parte de esta población de grillos» desde la que ha plasmado sus recuerdos. Todos ellos «se encuentran colgados del techo a través de pequeños camafeos», revela la autora, que también ha introducido en este bosque una zona de sombras elaborada con proyecciones.

 Su imaginación se extiende así por este espacio a través de esta propuesta para la que huye de etiquetas, ya que a Vacas no le gusta encasillarse dentro de ninguna disciplina.

   A pesar de ello, revela que las obras están compuestas por dibujos, diapositivas, cristales, reflejos y sombras.

   «Vengo de un mundo totalmente académico y mis patrones son la línea y el color, pero en estas obras no hay ni dibujo ni objeto, ya que lo mezclo todo. En esta exposición hay parte física, compuesta por esculturas, pero con objeto reutilizado, y también hay serigrafías, aunque no lo parecen», comenta.

  El objetivo de la muestra, añade, es que el público que se pasee por ella «aprenda a mirar las piezas de otra manera». «Parece que el arte solo se da en grandes tamaños porque siempre se ha enmarcado. Yo me desdibujo de estos patrones y planteo que el espectador se esfuerce un poco y pueda mirar el arte en un árbol, entre hojas, en el suelo, en una sombra, en un reflejo o en un formato muy pequeño», indica.

   Desde su experiencia, confiesa que a pesar de lo laborioso que resulta emplear un formato micro, lo cierto es que no sabe trabajar de otra manera.

«Es algo que me sale solo. Lo que quiero es descontextualizar las cosas y ser un poco rebelde en cuanto al concepto artístico», explica.

   Desde esta apuesta por lo pequeño, Vacas hace referencia al libro Historia abreviada de la literatura portátil, de Enrique Vila-Matas.

  «Esta novela plantea que la literatura no es arte si no cabe en una maleta, pues yo he llevado mis cien obras a Huesca en dos cajas de madera, de esas que te dan con el aguinaldo», concluye la artista.

   La muestra se puede visitar hasta el próximo 2 de junio, de lunes a viernes, de 18 a 21 horas, y sábados y domingos, de 12 a 14 y de 18 a 21 horas.

Fuente: http://www.diariodelaltoaragon.es

   ¿Cuántos árboles hacen un bosque?

  Un bosque y dos casitas enjauladas, la de Penélope sin Ulises y la del Conejo sin Alicia

– ¿Cuántos árboles hacen un bosque?Buena pregunta, se dijo el Conejo, pero llevaba tanta prisa por encontrarse con Alicia que se le olvidó responderla.- ¿Cuántos árboles hacen un bosque?Buena pregunta, le dijo Ulises a Penélope. Te la responderé al regreso de mi viaje. Pero todavía no ha vuelto y Penélope no tiene la respuesta.

   Así que hete aquí que tenemos a ambos, al Conejo con su reloj y a Penélope con su telar, viendo pasar el tiempo y sin saber cuántos árboles hacen un bosque.

    Ambos están en sus casitas, con sus techados rojos, con sus paredes limpias y sus puertas siempre abiertas, viendo correr las saetas, sin saber nada de Alicia, que ha dejado los zapatos en la entrada esperando volver de sus aventuras con muchas historias que contar… Sin saber nada de Ulises, que viaja y viaja en barcos enormes y fuertes, sin saber que con un mero barquito de papel se puede llegar mucho más lejos, alcanzar islas mucho más misteriosas, con músicas más maravillosas.
Dos casitas, dos mundos, encerrados, enjaulados, micromundos en un bosque, un bosque que crece, ve pasar el tiempo, las saetas del reloj, y crece y crece…

  Pero ¿cuántos árboles hacen un bosque?

Fotos:   Macu Vicente, Susana Martínez Pérez y Martínez Carnicer

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