Por Manuel Medrano
Hasta el 7 de abril, de martes a sábados de 10 a 14 y de 17 a 21 horas y, domingos y festivos, de 10 a 14’30 horas (lunes cerrado), pueden ustedes visitar esta muestra de Borja Cortés que se presenta en la sala de exposiciones del Palacio de Montemuzo (c/ Santiago nº 34, de Zaragoza).
Fernando Cortés, padre de Borja, le formó en técnicas artísticas desde dibujo técnico y académico hasta en pintura abstracta, donde ha desarrollado su obra con sus propias técnicas, uso de materiales y color.
Aquí, con estas 36 obras de cautivadora abstracción no exentas de toques figurativos, y partiendo de la reflexión previa de que “el espectador siempre va a finalizar la obra, la va a figurar, le va a dar un orden, la va a completar, la va a conceptualizar, le va a dar un sentido a ese sinsentido”, Borja pretende “estimular un posible mundo en el espectador, pero un mundo posible que el propio espectador tenga que crear desde lo puramente matérico, lo concreto”.
La exposición está dividida en tres salas diferentes, estando la última formada por obras en las que predominan cromatismos más oscuros que generan un espacio envolvente ambientado con la música de “Fragmentos de un posible mundo”, compuesta por el propio Borja Cortés y producida por él y por Juan Tamarit Legaz.
Me fue imposible asistir a la inauguración, pero fui a visitar la exposición con Begoña Pérez Calle, profesora de Análisis Económico de la Universidad de Zaragoza, una mañana en la que aprovechamos que ambos teníamos que hacer varias gestiones cerca.
Tenía ganas de ver esta nueva presentación de Borja, después de la muestra que ofreció hace más de tres años en la Galería Itxaso en la que sí coincidimos (pulse aquí) y, francamente, me ha agradado mucho la propuesta artística (más bien propuestas) que ahora pone a nuestra disposición.
Por cierto que, el personal de sala, es extraordinariamente amable. Todo cuenta.