Por Marisa Clarisa
Hasta el día 30 del pasado mes, Elena Gastón Nicolás expuso en la sala Ibercaja Actur de Zaragoza (C/ García Abril).
LA GUARDIANA DEL PLANETA
Recortando fragmentos de la realidad Elena Gastón Nicolás va construyendo una obra impredecible, al igual que muchos artistas actuales que son profundamente coherentes consigo mismos. Hay que soñar, pero a condición de creer seriamente en nuestro sueño, de examinar con atención la vida real, de confrontar nuestras observaciones con nuestros sueño, de realizar escrupulosamente nuestra fantasía.
Algún pintor nos ha dicho “cada vez que me encuentro frente a una tela en blanco tengo la impresión de que es la primera vez que pinto”, “mi única religión es la del amor a la obra que he de crear, el amor a la creación”, o “nada le resulta tan difícil a un verdadero pintor como pintar una rosa, pues para hacerlo debe primero olvidar todas las rosas pintadas.” Y es que “las artes experimentan un desarrollo impulsado no exclusivamente por el individuo, sino también por las fuerzas acumuladas: la civilización que nos precede. No somos los únicos dueños de nuestra producción.
Las pinturas de Elena Gastón Nicolás son un referente de la naturaleza y superan las características propias de las flores y de los árboles que admira y en los que busca constantemente a través de la forma y la composición; respeta la identidad de la pieza original DEL ÁRBOL pero atribuye a la técnica y al color un efecto catalizador, lo que la convierte en una obra de arte. De alguna manera muchos de sus trabajos presentan un fragmento de la situación social actual. Bien directamente, bien comparativamente. Por una parte Elena está estrechamente vinculada con los medios de comunicación y sobre todo con los receptores de esa comunicación de masas y es que esa vía suave significa aprender a concebir nuestro planeta, también, incluyendo la atmósfera, los océanos y los continentes, como una unidad orgánica viva. Nuestro ecosistema es el universo.
Otro elemento formal a tener en cuenta en sus formas, colores verdes y representaciones voluptuosas de trazo audaz, el colorido deslumbrante, la pincelada fluida, los textos inteligentes, revelan una personalidad de alto voltaje, que despierta y transforma con pasión y alto grado de calorías emocionales. Sus imágenes destilan un universo interior muy profundo, en plena ebullición..
Estamos ante la obra de una artista que pinta para ella que, realmente, sólo trabaja para ella misma, para su placer y para contar de la forma que quiere lo que a ella le interesa. Y nos lo enseña con esa mirada natural. El resto no es su problema. Privilegiada de alguna forma por los dioses ella se permite mirarnos desde ese burladero tras el que nos sonríe mientras Dios sabe que estará pensando de todos nosotros.
“Si he pintado la flor tan grande, es para comunicar la experiencia que ha surgido de mi contacto con la flor; y qué es mi experiencia con la flor sino una experiencia con el color? El color es una de las cosas maravillosas que para mi hacen de la vida algo valioso, y como ahora reflexiono sobre la pintura, me esfuerzo en crear con el color un equivalente para el mundo, para la vida tal como yo la veo”.
Georgia O’Keeffe
2016, Fausto Díaz Llorente
pintor y escultor
POST NEBULA PHOEBUS
Tras la tempestad
llega la calma.
La oscuridad de antaño
estalla fecunda
en un torbellino
de color imparable.
El torrente cromático
se aferra a la inspiración,
mueve las manos de la artista
y se queda
contenido en lo material
creando su propio Universo
en el lienzo.
Tempestad, oscuridad,
torrente, cromatismo.
Inspiración luminosa.
José Antonio Calañas Continente
Hay que encardinar la exposición dentro de la Historia situándola dentro de las pruebas y experimentos que siempre han tentado a Elena, y que nunca ha dejado de aventurarse en ellos.
Esta exposición es algo más que un paso nuevo. Es un logro difícil para explicárselo un contemplador a sí mismo. Necesita proyectar muchas confidencias inexpresables a simple vuelapluma.
DISTINTA A TODO Y SIN TEMOR A LOS CAMINOS DEL RIESGO.
MUY VALIENTE
Emilio Gastón Sanz