Prefiero que me quite el sueño Goya….

166goyap
Por Susana Vacas

    Los grandes teatros se abren a las compañías locales. El Teatro Principal estrena obras arriesgadas. ¿Responderá el público? ¿Creará esto mayor amor por el teatro? ¿Tendremos una mayor profesionalidad en el teatro?

Prefiero que me quite el sueño Goya a que lo haga cualquier hijo de puta.

Prefiero que me quite el sueño Goya a que me lo quite Adidas, Pescanova, Volkswagen, la vecina, un gilipollas que se dice ser mi amigo o una cabrona que repite que me quiere.

Si no puedo dormir una noche, joder, al menos que sea por un cuadro de Goya.

    Cuántas preguntas.  El teatro en sí mismo nació como una pregunta, ser o no ser, además de vivir y casi morir en plena crisis continua. Lo achacamos a que la «people» no acude a las salas pero… ¿quizá se deberá al «money money»? La Fiesta del cine ha demostrado que esto es del todo cierto en cuanto a las pantallas, pues crece que te crece en cada nueva edición.

   El Teatro Principal sí muestra variedad de precios a medida que vamos elevándonos en altura (y en temperatura ambiental y humana) pero en estos momentos se encuentra muy limitado en su aforo gallineril por unas obras que no sabemos muy bien en qué consisten… Todo sea por el amor a las tablas.

   El caso es que ahora se apuesta por dar entrada a compañías locales no del todo grandes, que antes se veían limitadas a ir rulando por escenarios alternativos… Ya cansadicas de esa ruta «off» o «indie» o se llame como la llamen ahora los «modernos», nuestras compañías aplauden. Y todos nosotros también, en principio. Solo en principio porque… ¿no será que con esto nos miraremos mucho el ombligo y nos perderemos la oportunidad de traer y aprender de joyicas nacionales potentes y renovadoras?. También es verdad que esto es un pelo (muchos pelos mejor) más oneroso. Bueeeeno, demos un voto de confianza al nuevo equipo y su apuesta.

   Hablemos en este caso del «cuasinmortal» Jaime Ocaña. ¿Quién no lo ha visto alguna vez ya por estos lares? Es imparable, se atreve con todo, y esta vez no ha sido menos.

   Nada menos que con un texto del autor (este sí que es «indie» o más bien «radical», «salvaje», y también casi inédito en nuestra ciudad)  Rodrigo García: Prefiero que me quite el sueño Goya a que lo haga cualquier hijo de puta.

    La directora Laura Tajada se ha enfrentado a este reto con gentecica de altura, y no solo porque Ocaña está en esto bien dotado sino porque pidió colaboración del mismísimo Carlos Saura. Un potente montaje visual, una escenografía más que correcta y una interpretación que da de sí lo que da el actor, esta vez sí mejor dirigido y más comedido, si bien Ocaña es mucho Ocaña (quien lo conozca…)

   Otra cosa es el texto, este sí que es de altura, aunque no el mejor del autor… Como dice Romeo Castellucci: «Si el teatro no es radical, no es teatro, es otra cosa, decoración o consuelo».

    Mucho taco y una barbaridad tras otra, pero dejando un poso en el espectador que… ¡dale caña!. Uf, sales agotado tras la noche loca que nos hace recorrer el espectáculo.

    Meditemos… La realidad siempre supera la ficción así que, tiempo al tiempo, que igual vemos a los políticos puestos de todo hasta las posaderas y encabezados por un coronado Donald Trump rifle en mano asaltando el Prado y montando una orgía desenfrenada. Tiempo al tiempo.

Artículos relacionados :