Argentina: “Fuego” y “Cenizas”

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Por Gloria Cohen

     Dos eventos no relacionados entre sí están castigando duramente a la región de los bosques andino-patagónicos, una zona de maravillosos paisajes donde la vegetación se conjuga con lagos y montañas.

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Por Gloria Cohen
Corresponsal del Pollo Urbano en Argentina

    A mediados de febrero comenzaron los incendios de los bosques nativos, especialmente en la Provincia de Chubut, que terminaron siendo devastadores pues se estima que se quemaron más de 45.000 hectáreas, con pérdidas cercanas a los 50 millones de dólares “en materia forestal y servicios ecosistémicos” según estiman los expertos.

    Cabe resaltar que se trata de bosques autóctonos no implantados por la mano del hombre, siendo sus principales especies: coihue (Nothofagus dombeyi), ciprés de la cordillera (Austrocedrus chilensis), ñire (Nothofagus antarctica), lenga (Nothofagus pumilio), caña colihue (chusquea culeu) y los milenarios alerces (Fitzroya cupressoides). Se trata de pérdidas irreparables pues, según señalan los expertos, recuperar el bosque nativo demandará más de un siglo y es poco probable que el lugar vuelva a ser igual, ya que también está cambiando el clima.

     Los investigadores explican que las sequías en el noroeste de la Patagonia son cada vez más frecuentes y prolongadas: se debe a una tendencia climática global de las últimas décadas denominada Oscilación Antártica y a mayor valor positivo del índice de Oscilación Antártica, mayores temperaturas y menores precipitaciones sobre el norte de la Patagonia.

    Pero aunque la sequía haya sido predisponente, lo devastador del incendio se debió a la gran cantidad de focos y a la permanencia del fuego durante más de 45 días.

    Y esto nos remite al factor humano, dado que fallaron los mecanismos de prevención y de control. Si bien existe un Sistema Federal de Manejo del Fuego, creado por ley nacional, no hay aviones anfibios hidrantes adecuados para apagar el fuego y el agua se tira desde helicópteros y aviones de fumigación transformados que no son eficientes.

   Más aún existen fuertes indicios que los focos fueron intencionales y las  hipótesis sobre su intencionalidad se relacionan con la especulación inmobiliaria, al boicot por parte de los mapuches o a piromaníacos.

    Por más descabelladas que parezcan, ninguna de estas hipótesis es desestimable dada la magnitud de los incendios. Aunque es lamentable y tristísimo imaginar que haya quienes deliberadamente atenten contra nuestras propias bellezas y el patrimonio natural persiguiendo oscuros intereses.

    La hipótesis de la especulación inmobiliaria es muy verosímil, dado que las más de 45.000 hectáreas afectadas fueron en la provincia de Chubut donde el bosque nativo está principalmente bajo el dominio de la provincia, y los incendios (equivalentes a desmontes gratuitos) abren las puertas a emprendimientos turísticos y a actividades de explotación forestal, agrícola, ganadera y hasta de minería. Esta información con detalles más completos de los negocios que se manejarían es aportada por “el Curro Verde”, donde la acepción de la palabra “curro” no es la misma que en España (en Argentina “curro” significa robar, no trabajar).

    Y, llama la atención que en la vecina provincia de Río Negro, donde los bosques nativos están mayormente dentro de Parques Nacionales y de áreas protegidas, los focos en Bariloche y en El Bolsón lograron ser controlados; resulta raro que lo peor del fuego haya respetado bastante los límites geográficos/políticos y se haya circunscripto a la provincia de Chubut.

   Respecto a la versión que atribuye los incendios a los mapuches, se dice que éstos buscan la separación de la “nación mapuche” del territorio argentino, con apoyo inglés o de grupos anarquistas; quizás… pero seguramente es más probable que los responsables del “curro verde” estén intentando culpar a los mapuches que son también víctimas de este desastre ecológico.

   Y por supuesto que pueden haberse sumado piromaníacos a avivar las llamas.

A    principios de abril, con la disminución de temperaturas, las llamas por fin se controlaron aunque habrá que esperar la llegada de las nevadas para que se extingan totalmente.

     Pero la calma no llegó a la castigada Patagonia argentina y chilena. A las cenizas de los bosques nativos se sumaron las del volcán chileno Calbuco que el 22 de abril erupcionó abruptamente luego de 43 años de inactividad.

    Las provincias de Neuquén y Río Negro fueron las más afectadas, especialmente las ciudades de Bariloche, Villa La Angostura, San Martín de Los Andes y Junín de los Andes, pero las cenizas se extendieron varios kilómetros a la redonda; una delgada capa de cenizas pudo observarse una mañana en Buenos Aires, donde algunos sintieron afectadas sus vías respiratorias.

    El 30 de abril el Calbuco entró en erupción por tercera vez, vuelve la Alerta Roja a Chile, con incertidumbre sobre lo que pueda pasar y evacuaciones de pobladores; las cenizas se dirigen ahora hacia la localidad rionegrina de El Bolsón (en el límite con Chubut), nuevamente a utilizar barbijos y a tomar medidas de protección.

   Final abierto por el momento, ojalá el Calbuco vuelva pronto al reposo.

    Mientras tanto, se largó la carrera electoral del 2015: el 26 de abril entre las cenizas fueron a votar los neuquinos para elegir a su gobernador y ese mismo día, soleado y caluroso en la Ciudad de Buenos Aires, se realizaron las PASO (elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias) para elegir a los candidatos a Jefe de Gobierno.

    Las PASO distritales comenzaron en la Provincia de Salta el 12 de abril, seguidas el 19 de abril por las PASO en Santa Fe y en Mendoza.

   Dada la dispersión en las fechas de elecciones y el desdoblamiento entre las elecciones provinciales y nacionales en la mayoría de los distritos, puede decirse que la gran mayoría de los argentinos tendrán que votar como mínimo cuatro veces en el 2015 y en algunos lugares puede llegar a ser hasta en 5 ó en 6 oportunidades, en caso que haya ballotage o segunda vuelta.

   Y todavía puede haber más fechas de elecciones en caso de desdoblamiento de las elecciones municipales en algunas provincias.

   Por ejemplo, en la Ciudad de Buenos Aires ya se votaron las PASO distritales, es decir que se eligieron los candidatos a participar en la elección a Jefe de Gobierno, que se realizará el 5 de julio y un eventual ballotage sería el 19 de julio. Resta después la instancia nacional: con sus PASO, la elección a Presidente y una eventual segunda vuelta. Dándose ambos ballotages, los porteños deberían votar en 6 oportunidades este año.

   En cambio, Neuquén quizás es la provincia donde menos haya que concurrir a las urnas porque no hay PASO local y en su constitución provincial no hay ballotage (mejor, porque entre las cenizas se les hubiera complicado bastante).

    Es decir que los neuquinos ya tienen su gobernador electo, mientras que los porteños tienen que seguir votando quizás dos veces más hasta elegirlo; y la elección presidencial es aparte.

   Es lindo votar, poder elegir a nuestros gobernantes y representantes, pero quizás resulta cuestionable la enorme movilización de recursos que demanda tantos test electorales a lo largo del año.

    En las pocas elecciones realizadas hasta el momento, los resultados fueron variados pero sin sorpresas hasta el momento por las características propias de cada distrito.

   A lo largo del año se verá si habrá “fuego” y “cenizas” a nivel electoral, o si solo son fenómenos físicos – intencionales o no -, que ocurren en la Patagonia.

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