Me gusta ser mujer / Cristina Marín Chaves

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Por Cristina Marín Chaves

    Definitivamente, el publicitario que -hace ya unos años- se inventó ese eslogan para la campaña de no sé qué marca de compresas o tampones, era un hombre, está claro.pmarinchavezcristina
Cristina Marín Chaves

     Si no, no se explica ese absurdo lema para el momento más molesto de la existencia femenina. O por lo menos eso me parece a mí a estas alturas de mi vida. Porque, a ver, si yo ya no quiero más hijos, que con esos dos soles que he parido estoy absolutamente feliz y orgullosa, ¿para qué cuernos se sigue preparando mi cuerpo todos los meses para recibir inquilino? Y sin embargo, las mujeres tenemos que seguir soportando la menstruación, con lo que conlleva de dolor, cambios de humor, incomodidad, tensión (¿habré manchado? ¿por qué se retrasa? ¿otra vez?) y, no lo olvidemos, gasto, que las compresas y tampones aún tienen el 10% de IVA. En Canadá, en cambio, no están gravados. Y en Gran Bretaña, con el 5%.

    Celia Blanco, periodista, inició una petición en change.org dirigida a los principales políticos en la que incide en este hecho. A lo largo de unos 35 años de nuestra vida “fértil” tenemos una media de unas 450 reglas, a veces más, descontando periodos de embarazo y lactancia. Teniendo en cuenta el precio de los tampones de marca (por aquello del miedo al síndrome del shock tóxico asociado a estos artículos, que esa es otra) o de compresas y salvaslips, estamos hablando de que nos dejamos unos 7.000 euros en todo ese tiempo en productos higiénicos desechables, según esta periodista. O lo que es lo mismo, le regalamos al estado casi 700 euros de IVA, como si nos pusiéramos tibias de caviar, foie y cigalas, que gozan del mismo tipo impositivo. Sin embargo, se trata de productos de primera necesidad, como el pan, la leche, o los medicamentos.

   Poco se habla, además, de las copas menstruales, con un coste medio de 20 euros (IVA incluido, también alto) pero que pueden llegar a durar diez años. Obviamente no interesa darles publicidad y sigue siendo extremadamente difícil encontrarlas, más allá del ámbito de internet o alguna farmacia o parafarmacia. Nos olvidamos de las grandes y medianas superficies donde solemos comprar estos artículos. No interesa porque se pierde un suculento paquete de IVA para el estado. Todo es un negocio a consta de nuestro coño. En estos días, también.

   También es un tabú. Incluso para nosotras mismas. A pesar de las evidentes ventajas, hay muchas mujeres que son reticentes a utilizar la copa porque sienten aprensión a la hora de ponérsela o, sobre todo, retirársela. Sienten asco de sí mismas porque es lo que han aprendido, que eso es sucio, que no es bueno y casi pecado hurgar en tus propias entrañas.

   En las pasadas olimpiadas de Río 2016, la nadadora china Fu Yuanhui, rompió, con total espontaneidad ese tabú referente a la menstruación y el deporte. La pudimos ver, oír y leer en todos los medios: «Creo que hoy no he nadado muy bien, quiero disculparme con mi equipo por ello. Anoche me vino la regla y me siento débil y muy cansada». Algo tan natural como la regla se convirtió en noticia mundial porque una deportista habló de ella. Los medios destacaban el revuelo que se ocasionó en China por estas declaraciones. ¿En China? En el mundo entero. Fue de lo más comentado en las pasadas olimpiadas de Río, y generó decenas de artículos en aquel momento. Fu Yuanhui creó tendencia, y sobre todo, tema de relleno veraniego en los medios de comunicación. Lamentablemente, esta nadadora no pasará a la Historia del Olimpismo por sus marcas, sino por estas declaraciones.

   La menstruación en el deporte es un tema controvertido ya que “la mayoría de los entrenadores de deportes de alto rendimiento son hombres y eso lo hace más complicado para las mujeres” según la científica G. Bruinveils. Pero hablar en púbico de la regla, en cualquier ámbito ha estado visto durante mucho tiempo como algo sucio, vergonzante, impúdico y molesto, además de cargado de mitos -¿Cuántas veces habremos oído aquello de que no se puede hacer mayonesa con la regla porque se corta?-. Han sido las artistas visuales las que, una vez más, han dado un paso al frente en la visibilización de la Naturaleza en forma de menstruación –porque, no lo olvidemos, es algo tan natural como molesto- bien como performances en diferentes plazas públicas,  bien gracias al “menstrual art”, en auge con artistas como May Ling Su, Jen Lewis o Ingrid Berthon-Moine, a través de la fotografía, o Zanele Muholi, Deborah Tenenbaum o Juliaro, que pintan con su propia sangre.

   Pero aún falta mucho y ya va siendo hora de que dejemos de seguir soportando la regla calladitas, y encima con buena cara, que en otra campaña publicitaria de no sé qué pretendían vendernos, venían a decirnos «yo no me puedo parar por la regla»… Es para darle de bofetadas hasta dislocarte la mano a quién se le ocurriera. Cuando te estás retorciendo literalmente de dolor agarrándote el abdomen con ambas manos y deseando que alguien pegue un corte y desaparezca tu parte de cuerpo comprendida entre las costillas flotantes y las ingles, te paras. Vaya si te paras. O te pararías. Pero no, no puedes quedar como una quejica, que con las mujeres, ya se sabe, que si el sexo débil, que si las bajas, que si luego se embarazan y no dan más que problemas… Total, que compones la mejor cara que puedes y ahí estás aguantando carros y carretas mientras por dentro estás deshecha. Sólo les deseo un mes de regla, de las fuertes, a los hombres para que se enteraran un poquico.

   Y así se darían cuenta de que la biblia la escribieron hombres. Y de que el castigo divino a Eva no era tanto el de «parirás con dolor» (que luego inventaron la epidural y nos evitaron bastante sufrimiento) sino el de «y tendrás la regla todos los meses desde tu adolescencia y cuando se te retire, te vas a enterar». Y vaya si te enteras…

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