Por Charles Marxilenin
Por si alguien no lo sabía cada 1º de Mayo que está en el poder el Psoe, los sindicatos brujulean para hacer una farsa obrerística que consuele a la afición. Las manifestaciones se efectúan sin ilusión alguna y solamente con el objetivo de cumplir con parroquia. La izquierda, pues, sabe regar bien la acequia sindical y la corriente reivindicativa queda…
…perfectamente encauzada por sus ribazos.
No hay nada por lo que luchar aunque los jóvenes estén “a bocas” y los salarios en España sean dignos del norte de África. Y además, nadie quiere trabajar porque los curros duros ya los hacen los emigrantes con o sin papeles. Son más baratos y el “negrata”en sus bolsillos, al final de la jornada, funciona mejor que el aceite hidráulico en el pistón de una grúa.
- Photovisión de la situación
Los sindicatos son felices en la administración pública o en las grandes empresas, que los arropan y protejen a «pies juntillas». Otra cosa son los currantes de las pequeñas que si tienen problemas, ya saben lo que es la cola del paro y por eso, ¡chitón!, que es mejor mal cobrar y hacer chapuzas a deshora que encolarse “pa cutio” en el INEM.
En nuestros días, y ya desde hace tiempo, la gran aspiración de la izquierda progresista es ligar una nómina pública. Nada de retozar con el obreraje ni pelear en la asamblea. Hay que ir a la nómina y para ello solo hay, aparentemente, dos opciones: tener padrino que te bautice, la oposión a codo sangrante o meterse por la gatera en algún grupúsculo político e ir poco a poco, empujón a empujón, arañando posiciones de salida que, por otra parte, cada día están más solicitadas.
Ser obrero, hoy en día y si no se es emigrante, es un desdoro. Por eso los izquierdistas dominantes están todos en la administración. Sólo así se puede uno dedicar a aconsejar al obreraje. La nómina relaja el espíritu y hace afluir las concepciones revolucionarias para que las practiquen los demás, los aspirantes, jamás nosotros, los dirigentes de la izquierda progresista.
No hay, compañeros y camaradas, nada más que mirar a nuestro alrededor para ver cómo está configurado el patio Así pues: ¡No más obreros! ¡Viva la nómina pública!
Pero mientras tanto, y para disimular, sigamos con las consignas habituales: ¡Viva el 1º de Mayo Obrero y Revolucionario! ¡Viva el mono! ¡Leña al capital!