Poemas de Eduardo Nava Espriu

PARA QUE TÚ ME QUIERAS

Para que tú me quieras

recorreré las calles

de mi ciudad ya muerta,

y habitaré las casas

tan llenas de tu aliento;

me bañaré en los ríos

del mar de tus palabras.

Para que tú me quieras

vagaré solo y triste

al lado de tu ausencia,

sintiendo tu presencia

que jamás me diste.

Para que tú me quieras

bajaré a los infiernos

que nunca conocí;

visitaré prostíbulos

de pájaros fantasmas;

acudiré a la taberna

de aquí la más cercana,

a embriagarme del vino

gozoso de tu amor.

Para que tú me quieras

abordaré la nave

de viaje al infinito;

y a través del cristal,

sé que podré mirar:

a aquellos tragafuegos,

limpiadores de vidrios,

pepenadores de penas,

espantos sin encanto,

labrados por esta gran ciudad.

Para que tú me quieras

profanaré los templos,

destrozaré a los dioses

cargados de milenios,

y acabaré por siempre

con tanta fantasía.

Para que tú me quieras

regresaré contento

a mi ciudad vacía,

la poblaré a toda ella

con gérmenes de amor.

Para que tú me quieras

habitaré tu rostro,

te pediré que me hables

con el silencio tuyo.

Para que tú me quieras.

Ciudad de México, 1 de marzo de 1984

 

PENSANDO EN TI

Escucha pequeña,

a veces

me dan ganas de aprisionar al mundo,

demolerlo, triturarlo y masticarlo.

Pero en ese instante

me detengo y reflexiono;

pienso en ti,

y en la ciudad que nos envuelve.

Pienso en las largas y anchas avenidas

que recorrimos juntos,

en los atardeceres de álamos frente a la lluvia;

o la lluvia simplemente mojando la sombra

[de nosotros.

Pienso también, cuando era tu cómplice,

y los dos escapábamos, a alimentar

[nuestro amor,

sobre el pasto que crece

en aquellos parajes y ruinas de encanto.

Tu boca jadeaba, llena de pasión,

sangraban tus labios deseosos de amor,

tu mirada tierna penetraba en mi alma

provocando en ella, profunda emoción.

Ahora, mientras tu ausencia duerme

y las nubes se pasean por toda la ciudad,

me quedarán los deseos, de aprisionar al mundo,

demolerlo, triturarlo y masticarlo.

Ciudad de México, 22 de julio de 1984

 

EL VIAJE

Vislumbro en tus ojos juguetones

las preguntas rigurosas de siempre,

¿te acordaste de mí en tu viaje?

¿qué fue lo que me trajiste?

Pues bien,

sí me acorde de ti;

y te traje:

el olor que desprenden las plantas cuando

[llueve,

el aire que me golpeó la cara en pleno viaje,

las miradas alegres y tristes de la gente,

la sonrisa franca que aflora en un amigo.

En fin,

te traje también:

el suspiro que produce tu recuerdo.

Ciudad de México, 4 julio de 1991

Fuente: http://www.poetasenlared.com/poetasenlared/erasmo_nava.html

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