José María Martínez Tendero, el artista que brilla con su propia energía


Por Manuel Medrano

    Pues es así, como dice el título, y aquí verán porqué. Primero tengo que decir que hablar de José María como “artista albaceteño”, considerando que lleva viviendo en Zaragoza desde 1970, es impropio.

   Nació y vivió varios años en Albacete, lugar muy digno para nacer y vivir, pero no se puede decir que sea un artista foráneo, ni de lejos. Segundo, considerando su nivel artístico ampliamente reconocido con premios y distinciones regionales y nacionales, con obras presentes en colecciones públicas y privadas de varios países, y con exposiciones en muchos lugares de España y del mundo, ya es hora de que se trate de él como de un artista universal residente en Zaragoza, y que se aproveche más esta circunstancia.

   José María comenzó a producir obra muy joven, exponiéndola por vez primera con 12 años. Y desde entonces, no ha parado de evolucionar, ni conceptualmente ni en sus realizaciones plásticas. Y menos técnicamente, donde le pueden ver empleando el óleo, pigmentos de vinilo, grafito, plomo o acrílicos, en combinaciones y soportes varios, porque lo que persigue es expresar lo que siente y quiere mostrar, sin limitaciones. E incluso sigue trabajando sobre cuadros ya elaborados, haciéndolos evolucionar según su pulsión.

   Haciendo un poco de historia, Martínez Tendero ya tenía genes artísticos, como demuestran los retratos fotográficos de su abuelo, de comienzos del siglo XX, que muchas veces necesitaban retoques durante el revelado u otros pictóricos para dar sensación de volumen o variedad y contraste tonal. José María, tras nacer en Albacete y tener un intenso y productivo contacto con la Arqueología, a través de su museo y de los trabajos de campo que desarrollaba su director, conoció desde las pinturas rupestres (incluso siendo uno de sus descubridores) hasta las villas romanas. Luego, tras varios periodos formativos en las artes, se instaló en Madrid. La culpa de su asentamiento en Zaragoza la tuvo Virgilio Albiac, quien con Baqué Ximénez, Paco Rallo y otros formaron la tertulia en el hotel Alfonso I, en la cual José María participaba debiendo hacerse respetar, pues los demás casi le triplicaban la edad. Le ayudó a instalarse aquí, porque vio su enorme potencial, Ruizanglada, y también a promocionar su trabajo la Galería Goya, entre otros.

   Martínez Tendero tiene, como divisa, la necesidad vital de gozar de completa libertad artística y técnica. Quiere expresar lo que le pide su espíritu, y no se ajusta a restricciones o tiranías del realismo o la abstracción, evolucionando en y entre ambos. Sin duda, su inquietud intelectual y amor a la reflexión cultural, que mantiene hoy como siempre, contribuyen a enriquecer los desarrollos artísticos que nos muestra, siendo una de las cosas que más atrae al hablar con él la versatilidad y amplitud de sus puntos de vista, cualidad enriquecedora sin duda para un artista y más con su experiencia.

    José María, de quien debo decir que es también un gran y muy original retratista, ha presentado sus obras muchas veces en Zaragoza y Aragón. Ahí está la exposición que efectuó en 2010 en el Palacio de Sástago, la que realizó en 2012 de inspiración vienesa (pulse aquí), la retrospectiva que presentó el año pasado en el Santuario de Leciñena, o “Llanto”, la muestra de este mismo año en la que pudimos disfrutar de sus creaciones en el Torreón Fortea.

    Los viajes culturales que ha emprendido José María Martínez Tendero han marcado su obra, como es el caso de las visitas que realizó a Rumanía y, especialmente, a Austria. Pero, por diversas circunstancias personales, ha dejado honda huella en su espíritu la estancia en la isla de Bioko (Guinea Ecuatorial) y el episodio en el que a punto estuvo de perder la vida cuando se desató una tremenda tormenta mientras navegaba en una frágil embarcación por un río en Guinea, cerca de Camerún.

   No me extenderé hablando sobre sus conceptos, criterios o técnica artística, todo lo cual ocuparía una amplísima monografía especializada. Prefiero que vean imágenes de sus obras, desde las de los años 60 hasta las más actuales. Que sepan también que le encontré preparando su próxima exposición, que será en Castilla-La Mancha y que, si a lo largo de estas líneas, les ha parecido ver que siento gran admiración por José María Martínez Tendero, acertaron plenamente.

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