Por Emilio Mendoza
Estimados lectores, quiero compartir con ustedes la emocionante experiencia que tuve al visitar un criadero de axolotls. El axolotl o ajolote es un anfibio nativo de los lagos de la altiplanicie mexicana que esconde en su crecimiento el secreto de la eterna juventud.
Los invito a saber más sobre la metamorfosis incompleta de este animalito que le da la capacidad de mantenerse joven durante toda su vida.
Como les decía amigos, hace unas semanas visité un museo-acuario en México donde conocí de cerca al axolotl, un fascinante anfibio mexicano que vive en la restringida área lacustre que subsiste al sur de la ciudad de México. El número de axolotls que habitan en México se ha reducido drásticamente y están en peligro de extinción. Los pocos ejemplares de ajolote que quedan en naturaleza se encuentran en el lago de Xochimilco y están siendo protegidos bajo normas ambientales por el gobierno mexicano. Las autoridades mexicanas autorizan permisos para la creación de criaderos, como el que visitamos, sólo con el propósito de investigación o de difusión cultural y educativa.
Un monstruo fascinante
Me quedé encantado cuando vi al ajolote a través del vidrio de la pecera. Este simpático monstruito a primera vista parece un renacuajo, pues en su dorso se extiende una aleta desde la nuca hasta la punta de su larga cola. Sus patas tienen unos deditos finos y puntiagudos, cuatro en las de adelante y cinco en las de atrás. Los mechones que sobresalen en ambos lados de la cabeza no son decorativos, sino branquias externas por donde respira; el agua penetra por la boca y es forzada a escapar por unas hendiduras branquiales en donde capta el oxígeno. Su carita es de una delicadeza cautivante: sus ojitos redonditos y su aparente sonrisa permanente despertó en mí una gran ternura. A pesar de sus enormes agallas, de vez en cuando, sube repentinamente a la superficie a gran velocidad para tomar bocanadas de aire. El ajolote puede salir sin problemas a la superficie e inclusive caminar afuera del agua por poco tiempo, ya que además de las branquias, puede captar el oxígeno a través de la piel, boca y pulmoncitos. En el criadero tenían axolotls de varios colores. La mayoría eran de color negro o marrón con manchas, pero también tenía unos albinos y otros dorados. Es carnívoro y por eso le dan de comer insectos y otros animalillos. Miden de 20 a 30 cm y según nos explicaron, pueden vivir hasta 15 años. El nombre de ajolote viene del náhuatl Axolotl formada por las palabras: Xólotl, monstruo y Atl, agua, y quiere decir “monstruo de agua”.
El secreto de la eterna juventud
El axolotl se identifica con la especie Ambystoma mexicanum. Curiosamente es el único animal en el mundo que tiene la capacidad de reproducirse en su estado larval sin llegar a la fase adulta. A ese proceso de retrasar el desarrollo de las estructuras corporales, pero madurando sus órganos reproductores, se le conoce como neotenia y es debido a este fenómeno que los ajolotes permanecen jóvenes para siempre. Esto no quiere decir que sean inmortales, sino que conservan su aspecto juvenil y su capacidad de vivir en el agua por el resto de su existencia. Imaginemos que durante nuestra adolescencia nuestro cuerpo detenga su envejecimiento y nos conservemos por el resto de nuestra vida en plena juventud. Esto es más o menos lo que le pasa al ajolote mexicano en el cual el tiempo parece nunca pasar. Sólo en casos excepcionales, por motivos de estrés o sequía prolongada, algunos ejemplares de ajolotes pueden metamorfosearse para alcanzar su fase adulta convirtiéndose en salamandras mexicanas, pero ya no podrán volver al agua. Según las investigaciones realizadas, los científicos descubrieron que su apariencia juvenil permanente se debe a una disfunción tiroidea que bloquea su metamorfosis.
El ajolote y su poder regenerativo
En caso de amputación, el ajolote posee una asombrosa capacidad de regenerar sus extremidades. Y no sólo, también puede regenerar su piel, órganos principales e increíblemente parte del cerebro. Su fase larval favorece la recuperación de tejidos dañados. Mientras no se le corte la cabeza, el ajolote puede curar cualquier parte de su cuerpo, incluyendo su espina dorsal muy dañada y lograr que ésta funcione como lo hacía antes del daño. Esa impresionante habilidad de recuperación no la posee ningún otro animal y por eso, el ajolote es muy atractivo para la comunidad científica que investiga los procesos bioquímicos y moleculares involucrados en su mecanismo de regeneración. De hecho, los científicos ya secuenciaron el entero genoma de esta interesante especie para estudiar y tratar de imitar la regeneración de tejidos en humanos.
El axolotl en la cultura popular
Debido a sus peculiares características, nuestro simpático “monstruito de agua” ha sido fuente de inspiración para muchas leyendas, obras literarias y hasta ha sido protagonista en el cine en varias ocasiones. El axolotl forma parte de la mitología azteca, en la cual se asocia a Xólotl, dios del fuego y de la obscuridad. Julio Cortázar, famoso escritor, se inspiró en esta extraña criatura para escribir un interesante cuento donde al final el escritor obsesionado por los ajolotes se metamorfosea en uno de ellos. También el antropólogo Roger Bartra utilizó al axolotl, en su libro La Jaula de la Melancolía, como metáfora irónica de la identidad nacional de nuestro país. El ajolote también fue tomado como base para el diseño de una de las extrañas criaturas que forman parte de la serie de caricaturas japonesa: Pokémon. En el cine, la película La Forma del Agua, ganadora de premios Oscar, trata de una criatura humanoide-anfibia capturada para investigaciones científicas militares. Aunque la historia expresa que la criatura fue encontrada en la Amazonia, la característica de sanar sus heridas rápidamente y su apariencia física son las de un ajolote mexicano.