El catedrático y el trovador / Dionisio Sánchez

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Por Dionisio Sánchez Rodríguez
Director del Pollo Urbano
elpollo@elpollourbano.net

   La ciudad, nuestra maravillosa u horrible  ciudad, nuestro cado diario donde se desarrollan buena parte de nuestros anhelos, desventuras o alegrías nos va descubriendo sus aparentes misterios,  más temprano que tarde.  

    Solo hay que tener paciencia, tener por norte el proverbio árabe  y disfrutar de los días que nos acaecen,  porque, en Zaragoza la Virgen, y en el mundo  el azar, así lo quieren.

   Yo estaba atónito con  el lanzamiento al ruedo urbano del alucinante anuncio de la creación de un Consejo Aragonés de la Cultura que promovía un muchacho nombrado director general de la Cosa en el gobierno de mi presidente, Javier Lambán.

   Al poco, el ánimo se cambió a  patidifusión cuando el “Heraldo”  anuncia que el Consejo adquiere corporeidad y nos cita  los nombres de los tocados por la vara del joven poeta metido a oraculín. No tengo nada que objetar de esa ni de otras listas porque ni a mí ni a mi actividad incumben. Las listas siempre son listas y como en las alineaciones futbolísticas, la grada pocas veces está de acuerdo con las componendas del entrenador.¡ Hombre!, ya se ha dicho suficientemente que hay menos chicas que chicos ( por cierto ¡vaya gilipollada!), que todos los que salen son amiguitos del rimador profetilla; que, algunos, justo cuando son nombrados, ya tienen en marcha el  proyecto jotero danzarín para llevar a cabo por la comunidad, por España y por el mundo para contribuir con su esfuerzo a sacarnos de la ignorancia aldeana que profesamos por aquí con tanto ardor; que falta Buñuel en la lista pero están los de siempre que nunca hacen películas que produzcan  un duro y sin embargo se atragantan de   subvenciones a go gó ….En fin….Nada nuevo en ese agujero inservible  con forma de embudo (ancho para los amigos y estrecho para los demás)  y que  venimos en denominar  dirección general.

   Pero lo que más me llamó  la atención (una vez que pasé de mi estado de estupefacción al de simple turulatez)  fue que nadie hablaba del meollo del asunto que con tanta gracia nos había lanzado el pequeño rimador. Hice algunas pesquisas entre vermú y cerveza  y todas ellas me llevaban a que semejante propuesta no podía haber salido del   cerebro  de un coplista.  Pero, amigos, por más que indagábamos, no olisqueábamos  pista alguna….

   Hasta que, como en los cuentos, llegó un día en que en la   ciudad que amamos y odiamos, llovió un   Heraldo que,  cumpliendo como siempre con su afán de poner pequeños leds en las noticias y los tráfagos cotidianos,  y nos regaló una  lluvia fina en forma de artículo publicado en la TRIBUNA, en su página 24 del 30 de septiembre de este mismo 2015, y firmado por Alberto Sabio Alcutén  que, entre los atributos que quiere destacar al pie del artículo, afirmaba ser catedrático acreditado de Historia Contemporánea, integrante  del Consejo Aragonés de Cultura y Secretario de Ideas y Programas del PSOE de Aragón ¡Bingo!

   Esperando y mirando a La Meca llegó apareció la zarza que ardía y no se quemaba:  he creído descubrir en ese artículo al autor intelectual  de esa majadería denominada  Consejo Aragonés de Cultura, un artefacto propio de principios del siglo XIX, y que hará “de la cultura el motor central de una economía del conocimiento que”, según él, “ va a elevarse contra las burbujas especulativas  y las frustraciones”  que han producido los modelos productivas anteriores ¡Hala quió, para el carro, que te vas del mundo!

    Boquiabierto me ha dejado. ¿Cómo no habré conocido antes a don Alberto? ¡Lo que me he perdido, por Dios!

    El fin, no vamos a continuar con el chiste. Solo me gustaría recordarle cuando habla de  un importante reto: “ser capaces de generar públicos como factor de desarrollo y sostenibiliad del sector cultural”, implicando a la escuela  “y poniendo en marcha bonos culturales de descuento inmediato para consumir cultura  como bien de acceso público”,  que eso  ya se hizo y que, naturalmente, no funcionó. Aunque, eso sí,  hubo  grupos de teatro en Zaragoza, por ejemplo, que vivieron  obligando a los alumnos de los institutos a asistir a unas sesiones plomizas donde ellos, artistas de partido, ofrecían a los jóvenes condenados obras infumables, vomitivas,  pero que aportaban medalla de militancia cultural para sus directores y con la colaboración activa de Educación. Debe usted, don Alberto, revisar sus conocimientos acerca de la historia urbana reciente.

  
    Y el bardo del Pignatelli  debe llevar sabido que  la cultura no la hace la administración ni su Consejo decimonónico. Eso se llama dirigismo cultural y tiene otras connotaciones que espero que al juglar  le repugnen al igual que a mí.

  ¿Cuántos años y años lleva esa dirección general editando libros que no se leen, videos que no se ven, exposiciones a la que no acuden ojos, etc., etc., etc.?  ¿Ahora va a hacer lo mismo pero llevando a los amigos, a los amigos de los amigos y metiendo a presión a los chavales de los colegios para que hagan bulto y halaguen la baba de los que ocupen la tarima?

    Otras cosa es que esta estrategia singular tenga como fin la creación de puestos de trabajo entre los afines. Eso está muy bien y de hecho, en el Consejo elegido, más del 80% son,  amén de amiguetes,  funcionarios. Pero debo recordarle a mi presidente que el Partido Socialista ha sido siempre de una pipiolez injustificada regalando curros  a estos ávidos activistas culturales rojetes  que, a la primera de cambio, se han vuelto contra la mano y la rosa que les ha dado de comer. Sus cabezas, si volaran, no dejarían ver el sol zaragozano.

   Debe perdonarme el catedrático, pero lo de meter al IAF por medio de la  “cosa cultural”, ¡eso ya es de nota ¡Jodo petaca como se van  a poner algunos con esa transversalidad! Pero si ya tenemos empresitas culturales que llevan ¡más de 20 años viviendo de la subvención! ¡Que se van a jubilar con alzheimer pensionado! Así es que, mi querido amigo,¿¡que no ocurrirá si pueden meter mano en el cofre gordo del oro del Instituto Aragonés de Fomento!? ¡Pobre don RamónTejedor, en dos días se quedaba en bragas y mirando a Katmandú!

   Y finalmente, debe usted saber , al igual que el rapsoda, que aquí, en nuestra tierra, nombrar Industria Cultural Aragonesa o Tejido Audiovisual Aragonés, por ejemplo, viene a ser lo mismo  que hablar de Inteligencia Militar o  de Funda Mental cuando nos referimos a la boina o “goina”.

   Amigos, compañeros y camaradas, ¡a caballo! ¡Yihiiiiii! ¡Salud!

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