Revuelta social en Chile


Por Klaus Dillemberger

      Al final de la jornada, después de bajar  del tejado, nos solíamos tomar una cerveza en el bar de la esquina de la calle donde se ubica el edificio en el que estábamos instalando un sistema solar fotovoltaico.

   

Klaus Dillemberger
Corresponsal del Pollo Urbano en Chile

     Los técnicos locales, contratados en esta pequeña ciudad en el sur de Chile, no solían participar. «Tengo que ir para casa, que vivo lejos» solían disculparse. Los había contratado yo, alquilado mejor dicho, a una empresa de montar tejados, para no traer a más gente de la capital, Santiago. Cuando preguntaba por el coste de hombre-dìa, la empresa me decía: «calcule con 23.000 pesos. Son 30 €uros. Ojo, no por hora, !por día! Ellos no se podían permitir el lujo de tomar una cerveza al final de la jornada. Y no es que era gente sin estudios ni oficio. En España se les llamaría «técnicos especializados», con su certificado de trabajos en altura, experimentados en labores de cierto riesgo. 30 Euros pagábamos a la empresa y seguro que a los bolsillos de los técnicos no llegaban más que 20. ?Como no va a petar un país con estas condiciones laborales? !Si un cuarto de café en el súper vale el doble que aquí en España! Si, si, de acuerdo, Chile es el país más rico y más ordenado de todo América del Sur, su deuda externa es tan sólo el 18 % del PIB; cualquier país europeo ya quisiera estar  en esta situación. Pero el ciudadano de a pie lo tiene difícil llegar al final de mes. Más que una vez he visto en el supermercado pedir a una señora en el mostrador de embutidos: «Una rodaja de jamón york, por favor».

     No, el aumento del precio del transporte público no era la causa de la revuelta, era la gota que colmaba el vaso.  Todas las personas que prestan servicios en la capital, viven en el extrarradio y el metro es el medio de transporte fundamental. Muchos vagones producidos por la CAF, aquí en Zaragoza, dicho sea de paso. Trabajan 40, 45 horas a la semana para cobrar 400 €uros al mes. Si les cuesta 30 € más al mes el transporte, se lo tienen que ahorrar en la comida. La vida es cada vez más cara y los sueldos no acompañan, tampoco las pensiones.

    La revuelta es consecuencia del concepto económico neoliberal implementado en la era de Pinochet y en vigor hasta hoy. Privatización total, el mercado ya lo arreglará. Sanidad, educación, energía, agua, pensiones, todo privatizado. La constitución vigente, redactada bajo tutela de Pinochet.  El estado no regenta, administra. No ejecuta poder. Si, a causa de las protestas, el Presidente Piñeda ha prometido poner en marcha una reforma de la constitución, más solidaria. Está por ver, si se hace verdad. La gente ha perdido la confianza en los políticos que dice representarles. La participación en las elecciones presidenciales del 2017 no llegaba al 50%. De todas formas, en un país de habas contadas como Chile, nada se hace sin el visto bueno de las 10, 15 familias que mandan económicamente. Están los Luksic, Paulmann, Yarur, Saieh, Solari, Cuneo, del Rio y algunos más. Caben en una mesa. Controlan la economía, los medios, la televisión. Por ello la Presidenta Bachelet, esperanza de muchos chilenos, no ha podido llegar más allá que donde ha llegado. Si las familias dicen que no, es que no. ?Subir el sueldo mínimo? !Que no! O para decirlo con las palabras de un empresario de origen aragonés: «Si mis empleados llegan todos a tener coche, ?donde voy a aparcar yo mi Mercedes? Así de simples son las cosas, según quien lo ve.

     En Chile llegué a valorar y apreciar lo que es un estado social como España. Por mucho que eche pestes la gente, que la corrupción, que los impuestos, ?que vemos a cambio? Pues a cambio ves  que si te toca la desgracia de un cáncer, la comunidad, la seguridad social, te paga los medicamentos y el tratamiento, aunque sean 5, 8.000 € al mes. En Chile, no. Te lo pagas tú. Y si no tienes recursos, pues te mueres. Punto. Es esa la diferencia. Y es por eso que la gente se rebela. !Que tengan suerte con sus reivindicaciones!

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