Pollerías (junio)


Por Martín Ballonga

    Un éxito sin igual del Pollo Urbano! La Sección más leída de nuestra revista con píldoras, runrunes y comentarios que nos llevaran por pequeñas pistas a caminos de interés asegurado para nuestros lectores ¡No se la pierdan!

  Enhorabuena a la escritora zaragozana Irene Vallejo, pues su reciente libro ‘El infinito en un junco’ (Siruela) va a ser traducido a veintidós lenguas del mundo. Su éxito, ya ven, ha traspasado fronteras. Ahora está a punto de lanzar otro, ‘El futuro recordado’, de la editorial Contraseña.

  Pedro Sánchez (y la inmunda política de oposición) debería practicar el arte del discurso político corto, aquel que va directo al problema y proporciona una solución. Debería leer a Irene Vallejo para mejorar su torpe y vacua oratoria. Y recordar, por ejemplo, la cita sobre el juicio severísimo de Cristo: “Conozco tus obras: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero porque eres tibio, ni frío ni caliente, estoy a punto de vomitarte de mi boca” (Apocalipsis 3:15-16).

  Los mensajes del presidente del gobierno español no son operativos. Hay que leer más y mentir menos. Atención a estas palabras del alegre Bocaccio: “Galanas mujeres, como creo que conoceréis, el buen juicio de los mortales no consiste solo en tener en la memoria las cosas pretéritas o conocer las presentes, sino en, por unas y otras, saber por ellas prever el futuro”.

  Es, por cierto, una de las citas preferidas de Irene Vallejo. Sus textos nos dicen que hay que aprender de los sabios antiguos para recoger sus enseñanzas y prosperar. Como esta otra máxima de José Bergamín: “En ciertos momentos, la única forma de tener razón es perdiéndola”.

  Homenajeando a la antigüedad, Baltasar Gracián inventó un título de sabor moderno, ‘Oráculo manual’, para su guía del vivir inteligente. Allí escribió el elogio más conocido y definitivo de las máximas: “La brevedad es lisonjera y más negociante; gana por lo cortés lo que pierde por lo corto. Lo bueno, si breve, dos veces bueno. Lo bien dicho se dice presto”.

  Las máximas, en efecto, gustan porque son mínimas. Tienen la duración exacta del breve lapso de nuestra atención disponible. Pretenden condensar una enciclopedia en una frase. Son dosis asimilables de meditación. De hecho, cualquier sabio del tiempo que fuera expresaba sus enseñanzas con dichos concisos. Diderot, por ejemplo: “Cuidado con el hombre que habla de poner las cosas en orden. Poner las cosas en orden siempre significa poner las cosas bajo su control”. Pero tenemos más, tanto de antaño como de hogaño. Ahí van.

 “Escuchad, imbéciles de mierda, aquí hay un hombre que va a cortar por lo sano, un hombre que va a hacer frente a la chusma, a la prostitución, a las drogas, a la podredumbre, a la basura. Un hombre que acabará con todo eso” (Robert de Niro en ‘Taxi Driver’)

  “Estoy llena de vicios, pero ya no practico ninguno” (Monica Vitti en ‘La noche’)

  “Solo una cosa es más dolorosa que aprender de la experiencia, y es no aprender de la experiencia” (Laurence Peter)

  “El miedo hace que queramos evitar el desastre, pero el problema es que no nos dice cómo” (Martha Nussbaum)

  “Cualquiera que centre todo en la ideología, y se niegue a explorar nuevas ideas, corre el riesgo de operar en un marco mental totalitario, donde aquellos que no encajen serán tildados de traidores” (Susan Pinker)

  “¡Eh –gritó Will-, la gente corre como si ya hubiese llegado la tormenta! ¡Llegó –gritó Jim-, la tormenta somos nosotros!” (Ray Bradbury)

  “Cuando canta el gallo negro / es que ya se acaba el día, / si cantara el gallo rojo, otro gallo cantaría” (Chicho Sánchez Ferlosio)

  “La censura es la herramienta de aquellos que necesitan esconder la realidad” (Charles Bukowski)

  “Dejadlos, son ciegos, guías de ciegos; y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo” (Salomón)

  “Los tiempos son heroicos y, hasta donde uno alcanza, los héroes se distinguen por afrontar las cosas de cara y no con el pico de la muleta, la punta del nabo o el tiro la piedra y escondo la mano” (Joaquín Luna)

  “Si alguien busca la salud, pregúntale si está dispuesto a evitar en el futuro las causas de la enfermedad; en caso contrario, abstente de ayudarle” (Sócrates)

  “El buen médico trata la enfermedad; el gran médico trata al paciente que tiene la enfermedad” (William Osler)

  “Aquellos que no tienen sentimiento de benevolencia hacia los demás no podrán aguantar largo tiempo ni una situación de escasez, ni una situación de felicidad. Aquellos que poseen esta virtud descansan en ella y aquellos que son sabios anhelan tenerla” (Confucio)

  “Cualquiera puede sostener el timón cuando la mar está en calma” (Publilio Siro)

  “Se llama aplomo a la capacidad de enfrentarse a la guillotina sin perder la cabeza” (Marco A. Almazán)

  “Se quema la tostada / de pan; mas si no se quemase, / no habría tal olor a casa, / a consuelo, a paraíso” (José Jiménez Lozano)

  “En política se puede hacer de todo menos el ridículo” (Tarradellas)

  “Para quienes ambicionan el poder no existe vía media entre la cumbre y el precipicio” (Tácito)

  “Hay gérmenes de numerosas sustancias que nos dan vida; al contrario, es innegable que vuelan por el aire muchos gérmenes de enfermedad y muerte” (Lucrecio)

  “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos” (Pavese)

  “Solo los muertos son hombres libres” (Bob Dylan)

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  “Lo único malo de la muerte es que es para siempre” (Gabriel García Márquez)

“Cada día que amanece ,el número de tontos crece” (Dionisio Sánchez y otros)

  Un recuerdo póstumo a Vicente Almazán, amigo personal de nuestro subdirector Carlos Calvo, con quien colaboró en numerosos artículos para esta revista. Su blog ‘Mis adarmes’ registra sus paseos por Zaragoza, sus citas con creadores y la inspiración de sus series y fotocollages. De él ha dicho el periodista Antón Castro: “Tenía la sensibilidad de los elegidos”.

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