Crónicas porteñas: velar por lo desaparecido


Por Alfredo Saldaña

      Nuestro, amigo, profesor y poeta, Alfredo Saldaña se encuentra en Buenos Aires desarrollando un amplio programa de actividades culturales y académicas y desde allí nos envía esta tercera  nota sobre sus impresiones para los lectores polleros.

    Tal debiera ser el objetivo prioritario de la poesía. Pero no se trata ahora de hablar de poesía, ni tan siquiera de hacerlo poéticamente, sino de recordar que se cumplen hoy, 24 de marzo, cuarenta y un años del golpe de Estado que diera paso a una de las etapas más siniestras de la historia argentina, fecha elegida en 2002 para conmemorar el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia.

    Dos días después de que las calles de Buenos Aires temblaran con la multitudinaria marcha federal docente, de nuevo la Plaza de Mayo ha sido el destino al que se han dirigido miles y miles de personas en recuerdo de los aproximadamente 30.000 muertos y desaparecidos de la última dictadura cívico-militar, un genocidio sin ambages perpetrado con el apoyo de la cúpula religiosa, judicial y financiera del país y la Embajada de los EE. UU.; en ese contexto, y al margen de las diferencias estratégicas e ideológicas que pueda haber entre los distintos colectivos sociales, organizaciones de Derechos Humanos, agrupaciones políticas, gremiales y sindicales, asociaciones de familiares de desaparecidos y detenidos por razones políticas en lucha por la restitución de la verdad y la condena de los culpables, esta ciudad se ha convertido una vez más en un hervidero atronador exigiendo justicia y reparación para todas las víctimas.

    Velar por lo desaparecido, trastocar la historia hasta rescatar lo oculto y dar con lo que aún respira bajo los escombros, convencidos de que en lo invisible, que no es lo mismo que lo inexistente, anida a veces la semilla luminosa de lo real.

 

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