Huelin, barrio popular malagueño (y II)


Por Jesús Sainz
Corresponsal del Pollo Urbano en Andalucía

     Solo se construyeron 500 casas (menos de la mitad de lo planeado). En dichas casas los obreros tenían acceso a una vivienda unifamiliar con dormitorio, alcoba principal y cocina, además de un pequeño patio para jardín, lavadero o criadero de gallinas o cebadero de cerdos.

   Sin embargo, no se instalaron servicios de alcantarillado y de agua potable. Tuvieron que transcurrir más de 40 años hasta que el Ayuntamiento de Málaga dotó al barrio dichos servicios en 1915.

 Tras su creación, el barrio experimentó un desarrollo apreciable y en 1872 abrió la primera escuela. Tres años después llegaron la iglesia y el dispensario médico, además de tiendas de comestibles, carnicería, panadería, barbería, estanco y almacén de vinos.

   En la calle Ayala se ubicaba una de las fábricas textiles más importantes de España, la Industria Malagueña, creada en 1846 por la familia Larios y que empleaba a miles de operarias. La competencia de los tejidos catalanes provocó su cierre el año 1970. En la misma zona se situaba la fundición La Esperanza propiedad de la familia Heaton.

   Eduardo Huelin descontaba a sus empleados parte del sueldo en concepto de alquiler por la vivienda. Sin embargo, el empresario se embarcó en el negocio de la caña de azúcar justo cuando su esplendor estaba a punto de concluir. La competencia exterior dio la puntilla a la fábrica cuando el barrio del Palodú o de Huelin, con sus quinientas casas, acababa de empezar a echar raíces en la capital, al mismo tiempo que nacía y se asentaba otro barrio de referencia en Málaga en la zona Este: el barrio del Limonar, de origen burgués.

    La familia Larios adquirió la propiedad de la mayor parte de las viviendas en 1899, pero no tardó mucho para que se produjeran denuncias del deterioro progresivo del barrio. La situación de las casas del barrio, tras su venta a la familia Larios, llegó al deterioro más completo.

 

Hasta bien empezado el siglo XX, las distintas corporaciones municipales de Málaga no se preocuparon de los problemas de insalubridad e higiene del barrio. Un informe del arquitecto municipal Rivera Vera de 1915 afirmaba que las casas carecían de retretes y las calles de alcantarillas, mientras que el pavimento, el alumbrado y el abastecimiento de agua tenían un estado deficiente.

     Según el informe del arquitecto, las calles de Huelin eran «un hervidero de gente en torno a los mercados callejeros, con instalaciones precarias generalmente, que se montaban para abastecer a sus vecinos de productos alimenticios». Una de las reflexiones del arquitecto municipal no deja lugar a dudas: “Del reconocimiento practicado recientemente en unión de la Comisión de Beneficencia y Sanidad en la barriada de Huelin, juntamente con el conocimiento que de la misma tengo adquirido desde hace tiempo tomamos del citado estudio del profesor Nadal ya mencionado, resulta que las casas carecen de retretes y las calles, de alcantarillas; que es deficiente el estado de sus pavimentos y su alumbrado; que para servicio de abastecimiento de agua no dispone más que de una fuente pública y de dos depósitos en casas particulares, depósitos en malas condiciones higiénicas y en los que se acumula poca agua”.

   El técnico municipal proponía: “obligar a los propietarios de las fincas a que las doten de pozos Mouras y sus absorbentes correspondientes, pozos que puedan construirse uno de capacidad suficiente para cada manzana”. Además de lo dicho, se proponía la instalación de, al menos, tres fuentes públicas, arreglo de los pavimentos, aumento del alumbrado y plantación de árboles en muchas de sus calles.

     El desarrollo del barrio de Huelin a partir del primer decenio del siglo XX fue inarmónico y fuera de todo control urbanístico a causa de que el territorio compartía suelo rústico y urbano y no estaban muy claros los límites de uno y otro. La industria invadió la zona en progresivos aluviones, de manera que las casas que se iban construyendo emergían en un paisaje donde el verdor de la caña de azúcar y la ocasional blancura de sus sembrados algodoneros tenían como contrapunto las chimeneas de numerosas instalaciones para la fundición de hierro, molienda de harinas, labores textiles, producción de fertilizantes y fabricación de tabacos. Las ropas en los tendederos domésticos se impregnaban del óxido rojo emitido por las chimeneas. En los años 1920 el Ayuntamiento instaló un rótulo en cerámica verde con el texto: Barrio Obrero de Huelin. Los habitantes del barrio lo llamaban el “Barrio de las Fatigas” debido a las difíciles condiciones de vida.

    A partir de los años 1930 se impuso una política municipal de concentración de los puestos callejeros y de habilitación de mercados provisionales en la plaza de la Merced, El Carmen y Huelin, entre otros. La construcción de mercados municipales en los barrios se inició con el de la calle Mármoles en 1948 y continuó por toda la ciudad hasta que en 1977 se abrió el mercado municipal de Huelin.

     En la actualidad, Huelin es uno de los barrios más castizos de Málaga y conserva gran parte de su esencia popular y de las antiguas casas unifamiliares construidas por el industrial y comerciante Huelin en el siglo XIX .

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