Garona en cicloturismo. Tramo Beret-Toulouse

Por Marshall

     Parecía que la pandemia iba de bajada, así que junté unos días de vacaciones para una pedaleada que tenía en la cabeza hace tiempo: Recorrer el río Garona desde su nacimiento hasta la ciudad de Toulouse y añadirle unos kilómetros recorriendo alguna otra zona del Languedoc ya de paso.

 

Antes que nada aclarar que el recorrido es muy cómodo, apto para todos los públicos, sin grandes cuestas ni puertos si se parte directamente desde Vielha. Además se está habilitando, con tramos aún pendientes, el llamado Parcours cyclable de la Garonne, que ahora mismo va de Cierp Gaud a Carbonne. En el futuro próximo  llegará hasta Toulouse donde empalmará con la vía ciclable que va paralela al canal del Garona y también la del Canal de Midi. También está en construcción el proyecto Trans-Garona que unirá la Val d’Aran con Haute Garonne y que combinará zonas más propias para la BTT con carretera.

Pero empecemos por la salida. No está claro cual es el punto exacto de nacimiento del Garona, así que opté por el que sale en los mapas, en la Pla de Beret, a un paso de la estación de esquí de Baqueira y en lo alto de un puerto que pica bastante está la llamada Fuente de la Garona. Desde la subida hay unas hermosas vistas a parte del Pirineo catalán y aragonés, aunque pillé un día bastante cubierto.

 

      Llegar hasta allí en transporte público es imposible. Por otro lado la única forma de llegar al Valle de Arán es desde Lleida hasta Vielha con el bus de Alsa. Yo hice trampa y llegué con furgoneta hasta la estación de esquí de Baqueira-Beret.

     El valle pirenaico de Arán ha permanecido históricamente aislado y con personalidad propia. Ahora mismo los leñadores y vaqueros, formas tradicionales de vida de la zona, han dejado paso al turismo, el pijerío del esquí y los supermercados para clientela francesa. Eso no quita para que sea un valle precioso.

    La bajada desde el nacimiento del Garona hasta Vielha es vertiginosa.  Los 20km hasta Vielha permiten ver el río en cada curva, aunque a mí me tocaron varios tramos en obras con tráfico desagradable.

     Desde Vielha el camino es muy fácil. Una carretera en buen estado que atraviesa todo Arán hasta la frontera con Francia y que invita a parar y meter los pies en el río.

   Un buen sitio con estupenda oferta gastronómica es Bossost y con una ruta a pie por el patrimonio minero que aprovechaba las aguas del río que me quedó pendiente. La mayor parte de los pueblos, eso sí, se encuentran encaramados a pendientes considerables.

   Interesante parada también en la frontera donde se reseña el intento de derrocar el régimen de Franco mediante una invasión terrestre en 1944. Todo el recorrido del Garona es una lección de historia que merece la pena seguir. 

   Ya en Francia la carretera sigue tranquila en paralelo al río atravesando varios pueblos, todos con sus baños públicos y sus fuentes de agua potable, algo que se agradece en todo el trayecto. 

     Hice noche en el camping municipal de Cierp-Gaud, una elección barata y cómoda a orillas del río Pique, afluente del Garona. El tiempo, con lluvias intermitentes, me hizo llegar algo más tarde de lo previsto. Esto en la Francia rural (más de las 18h) equivale a encontrar todo cerrado, pero un amable funcionario municipal me inscribió en el camping.

 

    En Cierp-Gaud arranca la vía ciclable del Garona. Comodísima y muy bien señalizada aprovecha tramos sin tráfico que la hacen muy agradable. Es la forma ideal de recorrer parte de lo que se llama el país de Comminges, antiguo reino medieval que tiene su parada estrella en el espectacular pueblo de Saint-Bertrand de Comminges. Un pueblo muy bien conservado que tiene restos romanos, varias necrópolis, una ciudad amurallada o una catedral gótica. Me pilló lluvia ese día también, pero luego la cosa mejoró.

 

De camino se pasa por Saint-Gaudens, un polo industrial con una gigantesca fábrica de celulosa. De la ciudad histórica poco queda, pero es el primer punto con ferrocarriles regionales que se pueden tomar como alternativa para subir la bici si uno se siente flojito.

 

      La ruta sigue pasando de una ribera a otra del río y yo paré en el camping municipal du Lac en Boussens.

     Toda la zona está llena de lagos artificiales en las márgenes del río y represamientos a modo de pequeños embalses, además de canales que salen y mueren en el Garona. Hay mucha agricultura de forrajeras, maíz, patatas y ganadería fundamentalmente bovina.

    Conforme avanza el río las poblaciones se hacen más grandes. Las señales de la vía ciclable desaparecen casi de golpe un poco más allá de la población de Carbonne, pero es fácil tomar carreteras secundarias sin apenas tráfico y conectar con pistas agrícolas pavimentadas.

 

    Poco antes de Toulouse está la ciudad de Muret, célebre por una batalla medieval, desde donde hay que ser cuidadoso para no meterse en carreteras muy transitadas y agobiantes. Un consejo raro: buscar un centro penitenciario cercano a Muret. Por detrás del mismo pasan varias pistas de tierra que nos conducen al extrarradio de Toulouse en un entorno de lagos que son áreas protegidas.

        En Toulouse busqué camping, pero no es una gran idea. Los dos de la ciudad son caros e incómodos, por lo que no los reseño. Ya estaba allí así que hice noche.

 

     Dediqué el día siguiente a visitar la ciudad, que ya conozco y que me encanta. Toulouse tiene  un importante casco histórico y mucha vida. 

       Impresionante es su Jardin des Plantes y el Museo de la Ciudad anexo. También sus parques y palacios neoclásicos o las casas tradicionales que se conservan. 

   Toulouse tiene, además, abundancia de una de las señas de identidad de esta zona: el ladrillo occitano característico del llamado Gótico Meridional.

     Pero mejor verlo en persona, al fin y al cabo no soy un experto.

     Cerca de Toulouse desemboca el río Ariège en el Garona. La siguiente fase de mi viaje fue remontarlo hasta Andorra. Luego lo cuento.

Fuente: http://yosiplauma.blogspot.com/2020/

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