Uganda: Cataratas de Murchinson y el Bosque de Bwindi


Por Guillermo Di Paolo Casanova

    Para llegar desde Kidepo hasta el Parque Nacional de las cataratas Murchinson debemos atravesar Gulu una ciudad donde los trabajadores occidentales de la ONU viven en un barrio amurallado con calles asfaltadas y jardines bien cuidados, con seguridad privada y ajenos a las duras condiciones en las que viven los habitantes de esta ciudad.

​      No deja de resultar paradójico que una de las cataratas más espectaculares del mundo no sólo no sea de las más grandes sino que es tirando a pequeña. Baste citar sus medidas en plan top model: 43 metros de altura -no vertical- y sólo 7 de ancho. Ahora bien, si se tiene en cuenta que por ese angosto canal tiene que pasar forzosamente el caudal del Nilo, uno de los mayores y más caudalosos ríos del planeta, en su camino hacia el Mediterráneo, ya nos podemos hacer una idea de dónde está el atractivo.

​       La catarata Murchison, famosa porque el cine nos mostró cómo la Reina de África conseguía atravesarla indemne a pesar de las borracheras de Humphrey Bogart y los salmos estirados de Katherine Hepburn o porque en las rocas de sus riberas dos starlettes de diferentes épocas se arreglaban el pelo (Deborah Kerr cortaba su larguísima cabellera victoriana y Meryl Streep dejaba lavar la suya a Robert Redford), constituye el salto de agua natural más potente que existe, con el agua discurriendo a 300 metros por segundo en un tronar ensordecedor.

     Río abajo las aguas se tornan pausadas, con el estruendo de fondo el transbordador comienza su lento trasiego de una orilla a otra. Los hipopótamos junto a nuestra orilla miran indiferentes bramando de vez en cuando. Por fin después de descargar a personas, mercancías y vehículos subimos con nuestra furgoneta para ya en la otra margen tomar rumbo a Fort Portal, ciudad cercana a Kibale y al Impenetrable Bosque de Bwindi.

KIBALE NATIONAL PARK

MURCHINSON NATIONAL PARK

      Al amanecer salimos de nuestro hotel pero no emprendemos camino porque el tráfico es muy denso. Camiones de la ONU transportan vehículos militares y junto a ellos varios autobuses de refugiados congoleños escoltados por personal militar y civil los acompañan, suponemos a diversos campos de refugiados distribuidos por el interior de Uganda

    Tras recorrer los 35 Km que nos separan de Kibale nos asignan una ranger (con su  AK-47 y su walkie)y una estudiante de biología en prácticas que nos comentan la manera de actuar si algún chimpancé se acerca a nosotros o ante un eventual encuentro con un elefante de selva o leopardo.

    Cuando te adentras en la selva de Kibale se recorre un camino que te acerca al principio de la humanidad. El silencio durante el recorrido solo es roto por el walkie con el que los rastreadores nos indican hacia donde dirigirnos. Repentinamente comenzamos a oír los chillidos sobrecogedores de los chimpancés a nuestro alrededor. 

   Poco a poco vuelve la tranquilidad. La infidelidad de una hembra hacia el macho dominante ha creado un clima de tensión en el grupo. Una de las hembras ha copulado con un joven del grupo y aunque el macho alfa no lo ha visto lo sabe.

      Después de estar durante varias horas siguiendo a diferentes individuos con mejor o peor  carácter, nos vamos con la sensación de haber visto grandes rasgos de humanidad en ellos y en su forma de ser, e incluso comportamientos primitivos que todavía residen en el ser humano.

IMPENETRABLE BOSQUE DE BWINDI

    Al llegar al lodge en el que nos hospedamos junto a Bwindi vemos porque se llama impenetrable, la naturaleza allí planta cara a las construcciones humanas e incluso las invade, de hecho hay que ser cuidadoso y no dejar objetos muy vistosos o comida al alcance de Cercopitecos de L’Hoest, pequeños primates que se desplazan en grupos de hasta 20 individuos.  

   A las 5 de la mañana nos reunimos para que nos asignen a un grupo de seguimiento. Los rastreadores llevan desde la 1 siguiendo a las diferentes familias de gorilas. 

   Partimos junto con otros 5 viajeros y nos acompañan 20 porteadores, un guía y dos rangers que estarán constantemente junto a nosotros para protegernos de cazadores furtivos o elefantes de selva que nos pudiésemos encontrar.

    El camino es duro debido a la densa selva que van abriendo con sus machetes dos porteadores, incluso abriendo camino cuando echas la vista atrás la selva parece cerrarse de nuevo. después de muchas subidas y bajadas, de cruzar ríos, tomamos una nueva pendiente donde nos encontramos con un rastreador que nos comenta que nos movamos despacio, a unos 10 metros se encuentra un lomo plateado, descansando, y a su lado toda la familia en total 18 ejemplares entre adultos y crías. Ese momento es algo indescriptible. Ellos saben que los observan de hecho hay un par de machos jóvenes que vigilan a nuestro grupo, mientras las crías juegan y el resto del grupo come o descansa. La imagen y el sonido que emiten los gorilas se acompaña del ruido de las cámaras realizando fotos. Ese momento, después de 3 horas de caminata se torna corto, el estar poco más de 1 hora observando ha sido un pestañeo. Nos vamos satisfechos, nos queda una dura caminata comentando esa emocionante hora.

Artículos relacionados :