Por Guillermo di Paolo Casanova
Viajar hasta la ciudad china de Guilin es sinónimo de hacer un crucero por el río Li. Los más bellos paisajes de Guilin están, sin duda, en el río Li. Las montañas, con su peculiares formas, reflejándose en las aguas del río, parecen surgir de un país encantado.
Los verdes bambúes, los búfalos de agua paciendo en las orillas, los patos nadando por la superficie, un campesino sobre su balsa durmiendo plácidamente la siesta, todo parece respirar serenidad y paz. Son las escenas tantas veces reflejadas durante siglos por los artistas chinos en sus pinturas. Pero, por mucho que se intente explicar, hay que verlo personalmente para apreciar en toda su belleza estos paisajes inigualables. La verdadera aventura está en recorrerlo en las tradicionales balsas hechas de grandes troncos de bambú, que son impulsadas por precarios y ruidosos motores fuera de borda, y tienen capacidad para entre cuatro y seis pasajeros.
Dentro de la ciudad de Guilin podemos visitar en el mismo centro de la ciudad el lago Shan Hu. En este lago se encuentran dos edificios que se han convertido en la imagen característica de la ciudad: las pagodas de estilo budista del Sol y la Luna.
De estructura parecida, se diferencian por su distinta altura y por sus decoraciones dorada y plateada. La pagoda de color dorado es conocida como la Pagoda del Sol; y la de color plateado, es la Pagoda de la Luna.
Dichos colores se realzan durante la noche, gracias a una iluminación muy llamativa, amarilla para la Pagoda del Sol, y blanca para la Pagoda de la Luna. Ambas pagodas, que están ambientadas con música budista, se pueden visitar.
Xian no sólo son los Guerreros de Terracota, es mundialmente conocida como punto importante de la Ruta de la Seda que unía por tierra a China con Asia Central. Por lo que en esta ciudad confluían diversas religiones y culturas. Como ejemplo de esta mezcolanza nos encontramos: Pagoda del Ganso con influencia del budismo, o de la gran mezquita de Xian representando a la cultura musulmana.
En el año 202 AC, Xi’an se convierte en la capital de la nueva china unificada. Hoy en día, no sobresale por su población frente a las demás metrópolis de la china moderna, pero con sus más de 8 millones de habitantes y numerosos monumentos para conocer, dejarán perplejo a cualquier persona que ponga sus pies por ahí.
En el centro geográfico de Xi’an se encuentran las torres del Tambor y la Campana. Son edificios tradicionales chinos construidos durante la Dinastía Ming. La TorreTambor cumplía en Xi’an la función de indicar el paso de las horas durante el día y, asímismo, era utilizada para avisar de situaciones de emergencia.
Antiguamente la Torre de la Campana se usaba para marcar las horas. Por la mañana el sonido de su campana marcaba la hora de iniciar las actividades cotidianas, y abrir las puertas de la ciudad y viceversa al acabar el día.
La muralla que rodea la ciudad de Xi’an, es la mejor conservada de todas las que defendían las ciudades de China. Fue construida durante la dinastía Ming y hoy en día la totalidad de la muralla sigue en pie. Sigue siendo objeto de estudio ya que es un claro ejemplo de las técnicas militares antiguas.
Tiene forma rectangular y una longitud aproximada de 14 kilómetros. Su altura es de 12 metros y el ancho varía entre los 15 y los 18 metros. Alrededor de toda la muralla se encuentran torres de vigilancia y diversas edificaciones defensivas. Es un paseo muy agradable par ver la puesta de sol en la ciudad.
Debemos desplazarnos fuera de la ciudad para ir al encuentro del ejercito del Emperador Qin, que vigila el túmulo donde descansan sus restos. La cámara funeraria y la tumba aún no han sido abiertas y se encuentran en el centro del palacio subterráneo del mausoleo. La tumba está ubicada entre una réplica de China y un mar de mercurio y la cúpula de la cámara, con joyas y pinturas simulando a las estrellas, según las fuentes antiguas.
El ejercito está dividido en 3 fosas excavadas:
La fosa Nº1 es la mayor y es donde está la infantería, 6.000 soldados – sargentos – caballos a tamaño real y unos 1.000 soldados desplegados – ocho carros de combate y 32 caballos .
La fosa Nº2 contiene al soldado-arquero arrodillado, con su armadura en pose de alerta con calzado de punta cuadrada y tachones para mejor agarre ¡fantástico verle así!. Mas 1.300 guerreros y caballos con 89 carros de combate .
La fosa Nº3 era el cuartel general o centro de mando con 70 oficiales.
Un carruaje de bronce con cuatro caballos y dos carros mas que se encontraron en ataúdes de madera.
Recomendable el visitarlos desde la 3 a la 1, y en la 1 entrar por la puerta lateral en vez de la principal( así lo hicimos nosotros por equivocación), esta entrada te sitúa a la misma altura que el ejército en su parte final y puedes pasar revista hasta situarte en el podio del acceso principal donde observas al ejercito al completo.
Es una experiencia impactante y turbadora ver los semblantes, las caras de tensión esperando una gran batalla. Los uniformes y sus peinados están cuidados hasta el más mínimo detalle. Es una visita imprescindible y más sabiendo que todavía no se ha desenterrado en su totalidad el ejército que defiende la inmortalidad de su Emperador.
