Vietnam por etapas (III)


Por Eugenio Mateo
Fotos Juan Mateo Piera

Después de 2 horas de vuelo desde Hanoi se llega a Hue, antigua capital imperial de la dinastía Nguyen. El reclamo de su ciudadela y de las siete tumbas de los emperadores es demasiado fuerte como para ignorarlo.

    La vista de la Ciudadela de Hue nos recuerda a la Ciudad Prohibida de Pekín y fue construida por el emperador Gia Long con un perímetro original de diez kilómetros cuadrados, lo que da idea de la dimensión del conjunto, reservado a la corte del emperador. Jardines, palacios, puentes, murallas y los vestigios de la Ciudad Púrpura Prohibida, destruida por la aviación norteamericana.

    La tumba del emperador Khai Dinh está erigido en la montaña Chau Chu desde donde se abarca un basto paisaje. Lo construyeron siguiendo las pautas del arte oriental, el ancestral feng shui, en el lugar donde los geománticos establecieron que el flujo de aire era el apropiado. El conjunto está construido con piedra gris pero en lo alto el palacio de Thien Dinh es de mármol. Allí está la tumba del emperador cuya efigie luce en su trono en un mausoleo de mármol, cerámica y vidrio, de gran opulencia. Las escaleras del Dragón ascienden hasta el Patio del Honor, en el que sobresalen las efigies en piedra de guerreros en formación.

    La tumba de Minh Mang es posiblemente la mas majestuosa de las tumbas imperiales. Fue el segundo emperador de la Dinastía Nguyen y eligió este lugar sobre la colina de Cam Ke, en la orilla del Río Perfume para construir su palacio mausoleo que guarda tras sus murallas cuarenta monumentos. El último paso antes del descanso eterno se encuentra en el Pabellón Minh Lau, construido sobre tres terrazas que simbolizan al cielo, la tierra y el agua. En lo alto el mausoleo con la tumba parece charlar con el viento.

   La Tumba Tu Duc se inserta en el paisaje, como cuidando con no molestarlo, buscando la armonía con la naturaleza. Las inclinaciones artísticas de este emperador le hizo construir este palacio como lugar de retiro de verano y se le considera la tumba más bella de las siete. Sus estanques y jardines le confieren una atmósfera aterrenal y relajante.

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