Marco (Aitor Arregui, Jon Garaño) Todos conformamos nuestro pasado…Pero unos más que otros.


Por Rafael Gabás

       Enric Marco fue un sindicalista de la CNT, central de la que fue expulsado en 1980, dirigente de asociaciones de padres de alumnos en los 90 e impostor a partir del año 2000, año en el que inició una intensa actividad como “superviviente” de un campo de concentración nazi.

     Javier Cercas escribió un libro acerca de esta última etapa (El impostor), Santi Fillol y Lucas Vermal realizaron un film: Ich bin Enric Marco y Benito Bermejo fue el historiador que lo desenmascaró.

     A partir de todo este material y a partir de este personaje ambivalente y repleto de claroscuros Arregi y Garaño (La trinchera infinita, Handía y Loreak) construyen esta película de ficción que está muy cerca del documental. Podríamos decir, sin exagerar, que más del 75% del satisfactorio resultado final es debido a la proverbial interpretación de Eduard Fernández, metido hasta las tripas en su papel; si bien en El 47 nos ha brindado otra portentosa interpretación en anteriores trabajos no había ofrecido esa imagen volcada y camaleónica, más bien fueron actuaciones sin pena ni gloria (Mientras dure la guerra, Los renglones torcidos de Dios o Mediterráneo).

      El tema alrededor del que gira el film son los problemas psicológicos de identidad de Enric Marco que rayan en ocasiones en un trastorno de personalidad narcisista. Y no es que Marco confunda realidad con ficción sino que cree que la ficción es real porque de alguna manera abdica totalmente de la realidad y de buena parte de su pasado. Sufre de un trastorno psicótico fantasioso donde la mentira se ha adueñado de su vida distorsionando la realidad  y viviendo en un plano paralelo. Desde pequeño manifestó una compulsiva búsqueda de aceptación, quizá porque nació en un psiquiátrico; por todo ello Marco siempre prefirió su Otro Yo y enmascaró parte de su yo verdadero. No nos olvidemos que este perfil es muy abundante hoy en día, especialmente entre la clase política.

     La película nos presenta una tragicomedia que no se decanta por lo trágico ni por lo cómico, mantiene el tipo en esa tierra de en medio, fluyendo sin altibajos a un ritmo constante y con continuos saltos temporales.

     Marco es un ser humano con un descaro, una frialdad y un histrionismo que desconciertan, pero los directores no se ensañan con él, al contrario, nos lo presentan con humanidad y abundantes rasgos de bondad. Cuando la tensión es mayor y aparece la Verdad, los primeros planos nos muestran a un ser humano solo, desamparado y derrotado, que se equivocó. No juzgan con encono sino que intentan mostrar el lado humano del personaje haciendo que el espectador sienta en muchas ocasiones más pena que indignación.

     La película tiene algunas partes débiles como son la relación de Marco con su familia (no se profundiza tan apenas); el resto del staff actoral, que está a años luz de Eduard Fernández con una Nathalie Poza mal perfilada psicológicamente (resulta muy poco creíble y uno se pregunta si es un problema de guión o de interpretación); el tercer punto débil es la música, demasiado electrónica, demasiado invasiva y demasiado estridente, parece metida con calzador y se introduce y desaparece en momentos del film de forma abrupta.

   Película muy recomendable porque nos presenta un personaje de rabiosa actualidad y que se repite más de lo que creemos (hace unos meses un nazi fue aclamado en el parlamento canadiense como un héroe de la 2ª Guerra Mundial). Decía José Saramago que la humanidad ha atravesado las edades de piedra, de bronce y de hierro hasta alcanzar la edad de la mentira en la que vivimos hoy.

Dirección: Aitor Arregi,Jon Garaño. Año: 2024. Guión:  Aitor Arregi,Jon Garaño, J. M. Goenaga, Jorge Gil Munárriz. Reparto:Eduard Fernández, Nathalie Poza, Daniela Brown, Chani Martín, Sonia Almarcha. Duración: 101 minutos.

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