Desde el diván: ‘Pesadilla en Elm Street’ de Wes Craven


Por José María Bardavío

    Mientras que el padre, el teniente Donald Thompson (John Saxon), es un perfecto representante del superyó ( es policía: se ocupa de que los demás hagan lo que marca la ley),…

Pesadilla en Elm Street A Nightmare on Elm Street  Wes Craven, 1984

Título original: A Nightmare on Elm Street

Año: 1984

Duración: 101 min.

País: Estados Unidos

Dirección :Wes Craven

Guion: Wes Craven

Música: Charles Bernstein

Fotografía: Jacques Haitkin

Reparto: Heather Langenkamp, Robert Englund, Johnny Depp, John Saxon, Lin Shaye, Joe Unger, Charles Fleischer, Jsu Garcia, Amanda Wyss, Ronee Blakley, Mimi Craven

Productora: New Line Cinema / Media Home Entertainment / Smart Egg Pictures

…la madre es una adicta al llamado instintual que le impone un deseo de amplio espectro pues es, quizá, más alcohólica que promiscua sin dejar de ser ultra protectora con respecto a su hija Nancy. En realidad la película tiene una brillante, perfecta, (también) resolución psicoanalítica, como si su autor, Wes Craven, fuera el experto (sin duda lo es) que viste al film con un traje freudiano al modo de los 80. La película en su devenir fabulador recoge fundamentalmente los terrores de Nancy, que se acoplan bien a la estructura sexual de las recién llegadas a la adolescencia, al deseo y su castigo, (el castigo al deseo, a lo que se desea, y a lo que vagamente se desea), y su fijación al objeto fálico.

    Por ejemplo, el guante coronado de cuchillas de Freddy surgiendo de entre las piernas de Nancy desde el fondo de la bañera, radiografía lo que desea ( y teme) Nancy, y el difuso (pero cierto) peligro que supone desear eso pues la psique de Nancy contiene superyó paterno (radical) y  ello materno (también radical, como he apuntado antes).

    Es un temor, el surgido en la bañera, que ya no existe al final de la película cuando la efervescencia del terror a lo que desea, típico de la púber virginal, ha dado un paso adelante consistente en extirpar de ella a la rival, la madre, para dirigir su atención edípica a un  padre/ superyó, su verdadero padre, cuando ya ha vencido total y absolutamente a Freddy, que desaparece, se descompone, se esfuma,  cuando Nancy le explica impasible : Eres solo una parte de mis sueño.

      En los films de terror los muertos reviven, por definición. Pero semejante fantasía proviene, previamente deformada, de una estructura psicológica mucho más solvente: que la culpa (por algo cometido) se libra de su guardián, la Censura, para reaparecer (revivir) instalada a nivel de la conciencia (el retorno de lo reprimido). Es decir que la culpa, asesina a su guardián, el censor que la mantenía inoperante y, desde ese momento, se ocupa de hostigar, disfrazado de subterfugio (los muertos reviven) la cordura de su amo. El muerto que revive es (a menudo) la culpa que vuelve a la vida al desembarazarse de su censor.

   Lo que persigue a Nancy son sus propios fantasmas procedentes de una lucha a muerte entre el superyó paterno y el insaciable ello materno. La psique de Nancy es el teatro y el campo de batalla de esas dos fuerzas difíciles de conciliar. Por eso, el hecho de que Freddy deje de ser soñado, significa que la introyección/proyección  de la madre (pero también del padre), ha dejado de pulsionar la ejecutoria psicológica de Nancy que, por cierto, podría ser tenida por una típica histérica freudiana, y que termina curada cuando le dice a su fantasma rarofálico. <<Oiga usted, usted no es usted que usted soy yo. Y al decírselo, y por decirlo, acabo de dejar de tenerlo dentro de mí. Y al tenerlo fuera de mí, usted ya no es nadie, usted es nada>>. En realidad le dice:

     Nancy adopta disimuladas posiciones masoquistas, pasivas, que permiten la actuación sádica de ese colega íntimo de las manos raritas.  ¿Pero no son las manos raritas el resultado onírico de un proceso de inculpación por los inmensos y confusos impulsos libidinales de la pubertad que suelen conducir irresistibles a la masturbación?

   En la escena más espeluznante de toda la película, el suelo de la bañera se abre y el cuerpo dormido de Nancy empieza a hundirse en un abismo acuático tan imposible e insondable como el mismo océano. Despierta horrorizada mientras se ahoga  divisando la luz que entra por el suelo desaparecido de la bañera, y bracea desesperada hacia arriba.

   La acuática Alicia atravesando el espejo de agua que da al país de Freddy Krueger.  Freddy solo puede aniquilar a sus víctimas cuando duermen. Nancy lleva cien horas sin dormir y sabe que Freddy está a punto de clavarle los dedos metálicos. Y sucede que se ha dormido en la bañera, que su madre la está llamando a gritos, y que está aporreando la puerta del cuarto de baño mientras trata ahora mismo de romper la cerradura.

    Nancy toma continuamente café para no quedarse dormida pero cien horas sin dormir son muchas horas y el remedio termina por resultar  peor que la enfermedad: el agua inocente pero tramposa de la bañera la relaja y la envuelve tan dulcemente que casi en el acto se queda dormida. En  ese mismo instante emerge por entre las  piernas la mano de Krueger armada con un racimo de cuchillos bestiales. Nancy despierta un instante después, cuando su madre intenta entrar en el cuarto de baño para prevenirla de que puede ahogarse si se queda dormida dentro de la bañera:

-¿Qué quieres, mamá?

-No te quedes dormida, podrías ahogarte.

-¡Vamos mamá!

-Te he preparado un vaso de leche caliente.

-(Nancy para sí misma ) ¡Qué asco!

   La madre se tranquiliza al oírla, y al poco se va. Nancy vuelve a quedar dormida. Sucede entonces lo dicho arriba: el suelo de la bañera se convierte en puerta maldita que conduce a Nancy al sueño del  hundirse en un agua insondable que tira de ella irremisiblemente hacia abajo. Mientras Freddy se muere de risa nadando a su alrededor. Sintiéndose perdida, la luz que viene de arriba le inspira nadar hacia ella. Surge al fin Nancy por la bañera gritando espantada. Su madre la oye y corre hacia el baño. Pero Nancy  es arrastrada por una fuerza descomunal mientras su madre, presintiendo lo peor, trata de forzar la cerradura. Nancy vuelve a aparecer, y se agarra al pretil con todas las a salvo porque sabe que si oye los gritos de su madre está despierta. Por fin la madre abre, y entra. Y Nancy sale de la bañera:

-¿Por qué gritabas?

Y para evitarle pensar que está loca, responde con toda la tranquilidad de que es capaz:

-Resbalé saliendo de la bañera.

    La secuencia sortea ese cruzar y descruzar, como en un espejo, sueño y vigilia. Y consigue hacernos creer que la voz de la madre despierta a Nancy salvándole la vida porque convierte el sueño en realidad evitando que Freddy la asesine. Lo más destacado consiste en hacer tangible algo que está implícito en el posible sentir de la bañerista  universal: la transformación  de un espacio diminuto, la bañera, en otro  inmenso:  la boca inmensa de un mar terrible que se está tragando a Nancy.

El blog del autor: http://bathtubsinfilms.blogspot.com/

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