La educación de las mujeres


Por María Gómez y Patiño

    La educación de las mujeres, de Claire Élisabet de Vergennes,consta de dos partes: 1) Un estudio sociolingüístico que analiza esta obra de la Condesa de Rémusat publicada porsu hijo en 1824; y 2) la traducción de la obra…

…francesa de esa dama que cohabitó con Josefina y Napoléon. La obra está precedida de un prefacio del
editor, El Conde de Rémusat, quien realiza un acto de justicia con su publicación, con su madre, y con todas las mujeres, en general, pues les da una voz, silenciada en muchas ocasiones, y censurada
habitualmente.

    En el prefacio, el hijo-editor expone las posible razones de su madre al escribir esta obra: «Ya sea por deseo de verdad o por cálculo de felicidad, ella quiso profundizar en esos sentimientos y comprobar si la condición actual de las mujeres y la que les espera era tan desfavorable como parecían pensar: quiso saber si eran las mujeres quienes estaban equivocadas o si lo era su entorno, y esta búsqueda la condujo a la obra de la que ahora publico todo lo que ella dejó».

    Por ello, esta obra es un legado en tres pasos: De la madre a su hijo; del hijo a la sociedad francesa; y de las traductoras a la sociedad hispana, y especialmente a las mujeres.

   El Conde considera que «se vive en presente, pero se piensa en pasado. Se podría decir que, en general, la sociedad no sigue el espíritu de su tiempo». Esta afirmación constituye toda una invitación al cambio social y a actuar acorde al tiempo en que se vive, actualizando la manera de
pensar para poder cambiar la forma de actuar, un nuevo estilo de vida.

    El ensayo es un homenaje a las mujeres, que ofrece un buen sistema de educación, que debería
estar orientado a su felicidad.

     Obviamente hay que leerlo en clave post-revolucionaria, de entendimiento desde la historia, pero tratando de «sacar partido» o «lograr el éxito» de la mujer que vivía en el siglo XVIII y XIX, men-
sajes que hay que trasladar al siglo XXI, con una mirada generosa y renovada para entender sus
consejos y recomendaciones, que son el «licor destilado» de una vida en la sociedad de la época, desde la nobleza.

     Esta mujer, que jugaba al ajedrez con Napoleón, y a quien solía ganar, (existe una jugada que
lleva su nombre: Rémusat) da muestra de su sabiduría, de su estrategia vital y de que sabía mo-
ver las piezas, no solo las del tablero, sino «sus propias piezas», una sabiduría destilada de su propia experiencia, que comparte con las mujeres del mundo: una experiencia compartida.

Las sutilezas que utiliza en su obra exigen igual sutileza en su lectura, y solo a través de ella se
pueden vislumbrar las razones de la situación de la mujer actual. 

El ensayo de Claire Élisabeth de Vergennes se presentó el 25 de mayo en el Paraninfo de Zaragoza

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