Por Dionisio Sánchez Loring
Del porvenir que un día nos soñamos,
del esperar, del cálculo y la cuenta
en el haber, del paso y de la senda
que trazamos creyendo ser los dueños
del ayer.
De todo aquello poco o nada se cumplió
y no perdura,
tan sólo esta leve inercia
de gesto vano,
el hilo negro
en el vacío
que no se rinde aún
y se resiste a ser borrado,
visión de un rostro vuelto
sobre sí,
deseo firme de ser
piel roja en un cuento de Kafka,
un soplo solo en el instante
universal,
menos que brizna,
pestañeo,
nada.
Quietud y sueño
será lo que
nos
lleve
y los anillos de la sierpe
volviéndose a cerrar
sobre
nuestros
ojos.
Quietud y sueño
será lo que
nos
quede.