Por Manuel Medrano
Ya había oído hablar de Ionut pero no había tenido la oportunidad de visitar su galería, situada en la calle Cortes de Aragón nº 51, de Zaragoza, lugar en el que también se encuentra el estudio donde realiza sus obras.
Invitado por el artista, me acerqué allí y estuve viendo varias de sus creaciones, terminadas o en curso, que manifiestan un trabajo técnico muy perfeccionista como corresponde a un autor comprometido desde hace tiempo con su trabajo.
Ionut Buruian compone desde una profunda espiritualidad, y vincula sus concepciones con el chamanismo, así como el sexo y la violencia en todas sus manifestaciones, presentando con frecuencia su pintura un marcado contenido sexual. Trazos violentos, colores puros e intensos, son los rasgos más destacados de sus producciones desde el punto de vista formal. Manifiesta Ionut una clara predilección por los retratos, en los que mira dentro del alma humana, pues piensa que la máxima expresión de los caracteres viene determinada por su iconografía personal. Dentro de sus amplias aficiones culturales, destaca la preferencia que siente (y se ve claramente) por ciertos pintores, principalmente, Salvador Dalí, Paul Gauguin y Vincent van Gogh, siendo este último su artista predilecto.
Su formación artística ha tenido lugar fundamentalmente en España, iniciándose con la elaboración de obras escultóricas en madera (la talla le atraía ya desde pequeño), aunque actualmente trabaja preferentemente (aunque no sólo) el óleo sobre tabla, si bien lo combina con tempera y acrílico, pero técnicamente también ha realizado obras en muy diversos materiales. Desde abril de 2022 decidió afincarse en la ciudad de Zaragoza.
Sus creaciones han podido contemplarse en exposiciones realizadas en muchos lugares de España (Madrid, Barcelona, Murcia, Sevilla, Alicante, Mojácar) así como en Montreal y Vancouver (Canadá) y en Amsterdam.
Para comprender la gran importancia que la pulsión espiritual tiene en la creación de Ionut Buruian, terminaremos con unas palabras del propio artista: “Efectivamente, a mi entender la única forma de transmitir y sorprender hoy en día en una sociedad sistematizada, industrializada y muy bien estratificada, es mediante la magia primitiva del ídolo. La atracción de la imagen fija de lo que es inexplicable, pero sensitivo: una vuelta al primitivismo.”.
Bueno, pues ya saben dónde está la galería de Ionut Buruian, visítenla, les sorprenderá.