“André” por la compañía LaNieveArdía

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Por D. Sánchez Rodríguez

Permítaseme citar estas palabras para ponernos en situación al respecto de la obra que voy a comentar: “Fue la guerra de las trincheras, aunque los alemanes la pensaran como una veloz guerra de movimientos: desde el 5 de agosto al 6 de septiembre de 1914 avanzaron desde la frontera belga hasta el Marne, 250 kilómetros victoriosos que ponían París al alcance de sus cañones pesados.

    Ahí comenzó el espanto de las trincheras: desde el Marne hasta el final de la Gran Guerra, cuatro años después, millones de hombres enterrados como topos combatieron sobre un triángulo de una extensión inferior a los 50.000 kilómetros cuadrados. Nunca tan escasa porción de tierra fue regada por tanta sangre, golpeada por tanta metralla, cruzada por tantas trincheras… Las palas de los zapadores removieron más de 300 millones de metros cúbicos de tierra para excavar cerca de 200.000 kilómetros de trincheras donde se enterraron más de tres millones y medio de vidas”.

Y la vida diaria de los soldados –asunto importante en el desarrollo del texto teatral-,   en esos parapetos merece otra cita: “La vida en las trincheras fue una de las más espantosas pesadillas que hubieron de superar los combatientes. Vivir mal alimentados, casi siempre mojados y embarrados, enterrados en lugares reducidos y en una tierra tan fría y húmeda como el Norte de Francia y el Sur de Bélgica,  causó muchos millares de bajas debido a las gripes, pulmonías, tuberculosis, reumas y a todo tipo de enfermedades contagiosas propagadas por piojos, pulgas, ladillas y ratas. Las ratas, bien alimentadas de tanto cadáver insepulto y de tantos depósitos de víveres despanzurrados por las granadas de artillería, proliferaron a millones, convirtiéndose en uno de los suplicios de los combatientes, que tenían que quitárselas de la cara o las manos mientras dormían. Así hubo quienes se especializaron, con la ayuda de perros, en desratizar las trincheras”

Pues bien, en este contexto y en el mínimo espacio de una trinchera subterránea a veinte metros bajo la superficie, es donde el  autor  Sánchez Loring  ha situado  a André, un soldado francés quien,  en la más absoluta soledad por el abandono en que le dejaron  sus compañeros de huída, escava un agujero hacia las profundidades de la tierra para intentar escapar del frente de guerra. Como único compañero  tiene a un  soldado alemán muerto.

En el centro cívico “Sandaru”,  de Barcelona,  la joven compañía  LaNieveArdía (antes La Subterránea,   hasta que supieron que otra compañía valenciana ya disfrutaba de ese nombre)  ocupó un mínimo espacio oscuro, adecuado al efecto y alrededor del cual nos pudimos sentar una veintena de espectadores ( no cabían más),   con lo cual se conseguía sin esfuerzo la  sensación agobiante de estar mirando el  interior de la trinchera-cueva  donde se producía la acción. Nada más comenzar el espectáculo, la  proyección de unas escenas  bélicas de aquellos frentes durante la Primera Guerra Mundial   nos puso en situación. Y  luego del cañoneo, comenzó en semioscuridad el monólogo de Xavi Álvarez.

En esta situación tan horrenda, el actor reflexiona “sobre la vulnerabilidad del ser humano y   muestra su fortaleza a la hora de adoptar una posición crítica frente al mundo”. Nuestro protagonista es un actor con oficio  que sabe  manejar los registros de voz para dotar a su texto, dicho en ese escasísimo espacio, de  la dimensión dramática adecuada.

Otra conquista de “André” de la quiero hablar es la de  la encomiable  utilización de los mínimos recursos para conseguir los objetivos que la obra pretende: «poner en entredicho la maquinaria que, cada día, nos obliga a retroceder, y a avanzar». Baltasar Gracián nos aportó un dicho universal imprescindible a la hora de aplicarlo también al hecho teatral: lo bueno, si breve, dos veces bueno. Aquí lo aplicamos a  los útiles empleados en la acción: un uniforme, una linterna, una pala, un muerto  y un montón de tierra de siembra sobre la que se ceba el protagonista cada vez que nos ha de manifestar su desesperada  vida de topo humano. Porque en este monólogo la escasez de utilería escénica simplemente agranda  la capacidad interpretativa del actor. El soldado André está soberbiamente interpretado por Xavi Álvarez quien , además, domina a fondo una técnica olvidada por las nuevas generaciones de actores: la íntima relación de la capacidad expresiva de los ojos del actor con la luz que le ilumina. En un espacio tan pequeño saber mirar al foco para poder llegar manifiestamente al espectador es tan importante como modular los movimientos corporales.

Debo confesar que soy un lector impenitente de Historia. Y la de la Primera  Guerra Mundial  me ha impactado desde siempre. Por ello, al ver esta obra, me he emocionado y tengo que agradecer al elenco que  ha hecho levantar “André” que no haya intentado mover en escena un texto historicista,  sino que haya optado por la deriva, ambientada en esa triste hecatombe,  de oponer la radical libertad de decisión del soldado André  a la fragilidad de su existencia por estar metido en semejante  agujero y a punto de ser aplastado por la brutalidad del entorno que le ha tocado vivir.

El texto es brillante, sin ambajes. El ritmo está muy conseguido,  pese a la dificultad que supone mantener la atención en un monólogo  de estas características. Por tanto,  hay que felicitar sin reservas al novel  guionista y  director y al resto del elenco por el trabajo realizado que es, simplemente, magnífico.

Y solamente me gustaría hacer una apreciación. Estoy convencido de que si esta obra obtuviera la traducción pertinente,   y los ojos y los oídos de los espectadores fueran alemanes o franceses, la catarsis (esa otra gran conquista del teatro con mayúsculas)  estaba asegurada. Un excelente camino para explorar  en el devenir de esta obra  «…situada en el contexto de la I Guerra mundial (1914-1918),y  que se suma, en la conmemoración de su centenario, al recuerdo de aquella catástrofe en la que perecieron millones de personas para levantar acta sobre la sinrazón de las guerras».

¡Enhorabuena a la compañía!

 

 

Ficha artística

ANDRÉ

30 de Junio

Texto y dirección: Dionisio Sánchez Loring

Intérprete: Xavi Álvarez

Grafismo: Anna Prats

Técnico de luces y sonido: Zulawski

Diseño del espacio sonoro y vídeo: Dionisio Sánchez Loring

Duración: 35 minutos.

Sinopsis

Francia. 1915. Algún lugar bajo los campos del Marne. El soldado André escava un agujero hacia las profundidades de la tierra para intentar escapar del frente de guerra. Está solo. Sus compañeros de huida le han abandonado. Los restos de un soldado alemán son su única compañía. A veinte metros de la superficie, el mundo no se ve de igual manera. Los que como él han vivido a solas mucho tiempo, llevando una existencia de topo, no pueden permanecer en silencio.

Este monólogo nos habla tanto de la vulnerabilidad del ser humano, como de su fortaleza a la hora de adoptar una posición crítica frente al mundo. Entre la alucinación y el recuerdo, el miedo a la incomunicación y el derecho a resistir, la decisión de André de hacer suya una grieta imposible trata de poner en entredicho la maquinaria que, cada día, nos obliga a retroceder, y a avanzar. A punto de ser aplastado, su voz es la de un ser humano que opone la fragilidad de su existencia, su sensibilidad, pero también su radical libertad de decisión, a la brutalidad del mundo. Y en ese combate, por desproporcionado que sea, solo puede triunfar el débil canto de la dicha.

Intenciones

Situada en el contexto de la I Guerra mundial (1914-1918), esta pieza se suma, en la conmemoración de su centenario, al recuerdo de aquella catástrofe en la que perecieron millones de personas para levantar acta sobre la sinrazón de las guerras. Pero lejos de ceñirse a un contexto puramente historicista, o bélico, André es un monólogo que apunta a nuestro ‘aquí y ahora’. Frente a los mecanismos de dominación que controlan nuestras vidas la voz del protagonista reivindica que ha de poder abrirse un resquicio, una grieta, en la que cada uno sea libre para decidir cómo sobrellevar su propia existencia; que ésa, ha de ser también nuestra lucha.

 

Aspectos dramatúrgicos destacables

En lo que respecta al estilo del monólogo, podemos hablar una pieza trágica, de contenido poético, en la que sin abandonar una interpretación realista, el actor atraviesa una amplia gama de estados vivenciales, construyendo un espacio de intimidad que envuelve y atraviesa al espectador.

La pieza ha sido concebido especialmente para ser representada es salas pequeñas y/o espacio cerrados, en los que el público ha de ‘entrar’ literalmente en el agujero donde se desarrolla el drama, sentir a escasos centímetros los deseos y los miedos del protagonista, oler la tierra de las trincheras, y experimentar la misma sensación de encierro que vive el soldado. Por tanto, todos los elementos que intervienen en la puesta en escena pretenden reducir al mínimo la distancia entre el intérprete y el espectador. Por ello, se ha optado por la reducción de elementos escénicos, la disposición de público a tres cuartos rodeando la escena cuando sea posible, o introducirlo en el mismo escenario, y un juego de luces que contribuyen a generar el carácter íntimo de la pieza.

Aquipo artístico

DIONISIO SÁNCHEZ LORING

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Nacido en Zaragoza, profesor, director y dramaturgo. Licenciado en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada por la Universidad de Barcelona, y Máster en Estudios Comparativos de Literatura, Arte y Pensamiento por la Universidad Pompeu Fabra. Se forma como dramaturgo y director teatral en el Obrador de la Sala Beckett de Barcelona, donde ha realizado diversos cursos y seminarios impartidos por Victoria Szpunberg, Paco Zarzoso, y Glòria Balañà, entre otros.

Desde 2013 es integrante y miembro fundador del Grupo de Experimentación e Investigación teatral La Innombrable, en el que colabora como dramaturgo y director. Ha coescrito la obra Posesión, estrenada como lectura dramatizada en la Sala Beckett, en 2014, y ha escrito y dirigido La fortaleza, pieza integrante del Ciclo ‘Visions del límit’, estrenado en la Sala Becket en 2015. También ha escrito la obra Hijos del delta, aún pendiente de estreno. Y ha traducido del francés la obra de teatro Poil de Carotte, de Jules Renard.

En el terreno audiovisual ha realizado diferentes cursos, impartidos por Sally Gutierrez, o María Cañas, entre otros. Ha hecho incursiones en el video-arte, realizando cortometrajes como: Autorretrato ruso, La sonrisa del astronauta, La tumba blanca, o Nociones de estrategia. También ha colaborado como guionista en diferentes proyectos.

Ha trabajado como redactor en el Heraldo de Castellón, y en la revista satírica El pollo urbano. Actualmente forma parte del comité de redacción de la revista Puentes de Crítica Literaria y Cultural (http://puentesdecritica.com/), e imparte clases de lengua y cultura para estudiantes extranjeros.

 

XAVI ÁLVAREZ

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Nacido en Barcelona, actor, pedagogo y educador social. Se forma en Arte Dramático en la escuela  Nancy Tuñón y se gradúa en Técnica Meisner, bajo la dirección de Javier Galitó-Cava. Complementa su formación con profesores como Boris Rothestein en el Col.legi del teatre y con Javier Daulte en el Obrador de la Sala Beckett, entre otros.

Actualmente prepara El Camp de Martin Crimp, como actor y director. En el último año ha estado actuando en el Circol Maldà i en la Sala Vilella con Rojo o Negro, obra de diferentes dramaturgos entre los que se encuentran Marc Rosich, Lluisa Cunillé, Blanca Bardagil, Victoria Szpunberg…

Su trabajo anterior en teatro va a ser en la Sala Beckett con Este no es un lugar adecuado para morir, de Albert Boronat, y dirigida por Judith Pujol.

Fue protagonista en Hamlet és mort, no hi ha força de gravetat, de Ewald Palmetschofer, dirigida por Judith Pujol haciendo temporada en el Versus Teatre. Durante las temporadas 2009 / 2010, con la Compañía Zerega va a co-protagonizar Danny i Roberta junto con Anna Moliner, bajo la dirección de David Pintó, en ell Versus Teatre. También ha participado en la obra El lloc equivocat, dirigida por Jordi Duran. Va a encarnar el papel de Piu en la obra Quina vida (Boy’s life) en la Sala Muntaner y en el Teatre Gaudí de Barcelona dirigida por Roger Pera.

Ha formado parte durante años de La Quadra Màgica, compañía con la que ha actuado en espectáculos como Pau? y Cabaret Pedrolo, en Barcelona (LLantiol, l’Anticteatre), haciendo gira por Madrid (Sala Triángulo), Portugal, Murcia y Latino América (Brasil, Buenos Aires…)

En cine su último trabajo ha sido de protagonista en Somos amigos, escrita y dirigida por Carlos Solano y premiada per la ESCAC. El 2008 protagoniza el mediometraje A medio camino, de Tatiana Estrada, y en 2011 es coprotagonista de Migmetratge, de Roger Gual. También ha participado en el cortometraje La vida es corta, de José Corbacho y Juan Cruz, y protagonizado diversos cortometrajes como El Nido, de Santi Gila, A través del Cristal, escrito y dirigido por Nuria Ribugent y estrenado en los Multicines Ocine de Girona o El secreto de la sopa, escrito y dirigido por Josecho Linares, entre otros.

En televisión ha participado como personaje secundario en diversas series de televisión de TV3 como El cor de la ciutat, Polseres vermelles y KMM. Ha trabajado también en publicidad.

Como director, su último trabajo ha sido dirigir el monólogo La Balada de la Cárcel de Reading, de Oscar Wilde. Ha adaptado al teatro y dirigido la película Familia, de Fernando León de Aranoa, dirigiendo a los actores Anna Sabaté, Isabel Bres, Javier Galitó-Cava, Oscar Bosch, Lavinia Vila, Angel Maestre y Ramón Garrido.

También ha escrito y dirigido obras de pequeño formato y ha hecho de director de actores en obras como Pau? o Cabaret Pedrolo, de La Quadra Màgica.

Ha participado en numerosos simulacros con bomberos, policías y médicos, y es profesor de teatro con niños y adultos desde el 2006 hasta la actualidad.

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