Bolivia: Un paseo por los misterios de Tiawanaku

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Por José Juan Esteban

    En contadas ocasiones había oído hablar de las ruinas de Tiawanaku y todos los misterios que envuelven a esas milenarias rocas, pero no fue hasta unos meses después de estar en Bolivia, que pude contemplar sus encantos con mis propios ojos.      PEstebanJJ3
José Juan Esteban Loring
Corresponsal del Pollo Urbano en Bolivia 

    En la inmensidad del imponente altiplano andino a más de cuatro mil metros de altura, en un paraje desértico y desolado nos encontramos con el pequeño pueblo de Tiwanaku, llamado así por las ruinas que habitan en sus inmediaciones, ruinas de una civilización extinta, ruinas de pirámides, templos y estatuas colosales y sus habitantes, los tiwanacotas.

      Situada a unos setenta kilómetros de la ciudad de La Paz y a unos veinte de las orillas del gigantesco lago Titi-caca, en una zona yerma y aislada sin que sepamos porque, se desarrolló una de las más importantes civilizaciones de todo el planeta, una cultura ya muerta pero llena de misterio.

     Las técnicas utilizadas para la construcción de estos templos, parecen imposibles para su época, hasta ahora no se a encontrado ninguna explicación para muchas de las cosas que envuelven estos misterios, por ejemplo, sus construcciones están hechas con piedras muy grandes y teniendo en cuenta que no hay canteras donde podamos encontrar semejantes piedras a unos cuarenta kilómetros a la redonda es inimaginable como las hayan podido trasladar.

   El monolito Benet del cual no pude sacar foto es el más grande de Tiwacacu, es un gigante de casi ocho metros de altura y diecisiete toneladas de peso, esculpido en una sola roca.

    Los muros son inmensos y los ángulos de sus piedras están tallados con una precisión asombrosa.

     Estas cabezas de piedra están enclavadas en el llamado Templete semisubterraneo, y hay solo dos con una asombrosa forma de alíen, como se puede apreciar en la foto.

     Hay diversas teorías que dan como explicación a estos misterios diciendo que hubo ayuda extraterrestre, por ejemplo se han encontrado diversos cráneos que son de forma alargada, la explicación oficial es que los tiwanacotas se la estiraban con ayuda de tablillas para parecerse a los dioses, pero he ahí las cuestión, ¿a qué dioses se querían parecer?, ¿acaso esos dioses no podían ser, seres más avanzados bajados de otros planetas, que eran venerados por la tecnología inexplicable para los habitantes terrestres de la época?

   He de decir también que los cráneos humanos tienen dos rayas de unión, una que va de oreja a oreja y otra que va desde el centro de dicha raya hasta la nuca, y al menos uno de los cráneos solo tenía una de esas rayas, y eso cualquiera que vaya al museo de Tiwanacu de la ciudad de La Paz lo puede verificar y lo digo porque lo he visto con mis ojos.

     La puerta del sol, el monumento más emblemático de Tiwanacu es uno de los monolitos más enigmáticos del planeta, esta mole de casi doce toneladas de peso fue labrada hace quince mil años según algunas teorías, una cifra considerada imposible para la arqueología oficial, se ha considerado por algunos obra de los gigantes, o también de los supervivientes del mítico continente de la Atlántida.

   Como se puede ver en la foto la parte superior esta rajada, pues dice una historia en Bolivia que esta puerta era un portal dimensional y que la razón  por la que desaparecieron los tiwanacotas sin dejar rastro  es que pasaron por la puerta a otro planeta o dimensión, pero no sin antes tirar todo su oro al fondo del Lago Titi-caca y cuando se cerró la puerta cayo un rayo para sellar el portal y ahí es cuando se formó la grieta.

   En el centro de la puerta en la parte superior se puede apreciar a Vira-cocha, dios del sol, dios de los dioses y el veintiuno de junio que es el año nuevo aimara, el sol del amanecer entra justo por el centro de la puerta.

   Según mi opinión tenemos que dejar volar la imaginación y tampoco creer lo oficial al pie de la letra, pues el universo es infinito y misterioso y aun no llegamos a comprender la punta del iceberg y no tiene que ser real, lo palpable a simple vista, ni tampoco irreal, lo más disparatado o ilógico para nosotros, al fin y al cabo solo es cuestión de percepciones.

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