
Por Mirinda Blasques
Amenizó la parte musical, el marqués de Sin Blanca y ante tal irreverencia dio cobertura jurídica, Cierzo Gestión en pleno. Como entre los amigos de Manolo hay gente muy rara, la propia Fundación, desplazó a sus mejores psiquiatras y psicólogos al evento.
Abundó la bebida y la comida y cerró el acto el propio Manuel Hernández leyendo dos páginas del libro de la sabiduría que a la sazón le había regalado el jurista místico Miguel Alcázar.
También hubo importante representación política: su primo Ramón Laplana, asesor de la diputación de Huesca, multimillonario, futuro director general de Ibercaja quien, aparte de sufragar la fiesta, compró el museo entero con la cafetería y solar correspondiente. También se hizo con cinco bares más que había alrededor.
En fin, toda una fiesta.¡Felicidades al homenajeado!