Por Mirinda Blasques
Una de las maravillas de manejar vehículos del siglo pasado es la gozada que da perforarle la chapa con un taladro o soldarle un aplique sin que el ordenador de “a bordo” se ponga a pitar como un gilipollas. La “mecánica” es, probablemente la última actividad industrial humana donde el homínido puede tomar decisiones. Y lo cierto es que su conocimiento mediano nos hace casi autosuficientes en las pequeñas cosas que suceden en el campo y que nos hacen utilizar las viejas herramientas.
He aquí un ejemplo de cómo un ser humano normal, puede, con cuatro herramientas solucionarse el cierra de la puerta del conductor de un Land Rover 88. De tanto portazo, (pues estos coches requieren un trato vigoroso) los remaches de la cerraja se fueron a cascala.
No hay problema: taladro, punto de soldadura y nuevas remaches. ¡Ah!, y puerta para otros treinta años. Parece obvio que algo se está haciendo mal. En fin, ¡enhorabuena a los habilidosos del ISSIPU por su capacidad de autosuficiencia!
