Desde el diván: ‘Manual de amor’, de  Giovanni Veronesi


Por José María Bardavío

     La película describe las cuatro fases que, según Veronesi, atraviesa el amor desde que nace hasta que se extingue: Enamoramiento, Crisis, Traición y Abandono.

Ficha

Año: 2005

Duración: 116 min.

País: Italia Italia

Dirección: Giovanni Veronesi

Guion: Giovanni Veronesi, Ugo Chiti (Idea: Vincenzo Cerami)

Música: Paolo Buonvino

Fotografía: Tani Canevari

Reparto: Carlo Verdone, Silvio Muccino, Luciana Littizzetto, Sergio Rubini, Margherita Buy, Jasmine Trinca, Rodolfo Corsato, Dino Abbrescia, Dario Bandiera, Luis Molteni, Sabrina Impacciatore, Anita Caprioli, Francesco Mandelli, Eugenia Costantini

Productora: Filmauro

 

     Es bien sabida la teoría platónica de un origen de los tiempos habitado por humanos que poseían los dos órganos sexuales en el mismo cuerpo. Eran tan fuertes, su felicidad tan sólida, su desarrollo tan prometedor, que los dioses (tan comprensivos como siempre) decidieron poner freno a tanta prosperidad cortándolos por la mitad. Desde entonces cada ser humano dispone de un único órgano sexual.

     Y desde entonces hombres y mujeres buscan lo que perdieron, su media naranja, siendo bien cierto que solo lo consigue a través del amor. Esa pulsión, ese sentimiento, cuando encuentra objeto consigue reintegrar la parte perdida. El proceso sería el siguiente: La nostalgia inspira la búsqueda a  nivel inconsciente; el encuentro feliz con el otro/a pone en marcha el sentimientoy, por fin, la puesta en escena del Enamoramiento, consigue integrar en nosotros, gozosa y plenamente, la carencia, lo que nos faltaba, aquello de lo cual nos privaron los dioses, la otra mitad perdida.

   El enamoramiento, por lo tanto, consiste en experimentar la restitución gozosa de lo perdido, produciendo sensaciones que me hacen sentir lleno, acabado, completo, feliz y total.

     Las dos pulsiones aportadas por Lacan al desarrollo libidinal freudiano, la escópica (la mirada) y la invocante (el deseo del Otro llega diluido en el soporte de voz), resultan determinantes en la estructuración cinematográfica del Enamoramiento de Tommaso (que pierde el seso por Giulia escópicamente: mirándola ) y Giulia que queda chiflada invocantemente: escuchando cómo le habla, lo que le dice o, simplemente, lo que dice, Tommaso).

    La  bañera queda  convertida en esta película en el espacio principal, fundamental, en la fase del Enamoramiento. Como si se tratara de un cáliz colmado de agua jabonosa, deslizante, en donde millones de secretas cuevas blancas de espuma –estrellas cósmicas-, funden a los dos enamorados en uno solo. Y es que las caras interiores de la bañera son laderas que se unen abajo, en el valle, para recoger a los dos cuerpos en éxtasis y convertirlos en ingrávidos.

    La bañera es el lugar de los milagros. Nave espacial en donde brazos muslos pechos labios lenguas resbalan y se deslizan por las regiones más transparentes del cuerpo del otro/a. Polos de espuma y nieve, tórridos abismos de bocas entreabiertas donde la lava se desliza por laderas epidérmicas el uno en la otra, la otra en uno. La bañera es el almirez del mago en donde se cuecen los quilates del placer absoluto. Además la bañera es fetalizante, garantiza que la felicidad sea regresiva, infantil, jovial, afortunada, milagrosa. Es el lugar en donde la utopía rellena los instantes, encroqueta el tiempo, lo lúdico tira por la borda las ropas de cuero de las pesadas convenciones. Esa deliciosa infracción del estar dos en un espacio diseñado para uno, y ese espuma cósmica multiplicando satisfacciones vividas como únicas.

  Esa suave fuerza que impele las espaldas de los bañeristas hacia el eje horizontal del receptáculo, sugiriere que la fusión se produce sobre un eje que condensa consecuencias simbólicas enormes. Miles de millones de diminutas burbujas rodean el fenómeno, un viaje por la vía láctea de los cuerpos fundidos en un éxtasis cósmico que explica y da sentido al universo mismo. Como si el Enamoramiento fuera además de un fenómeno humano un fenómenos astral, el lugar en donde la fusión se convierte, por exceso de intensidad metafísica, en inexplicable. El gigantismo de los cuerpos con respecto a las burbujas que les rodean garantiza a nivel simbólico la importancia excepcional del acto humano más intenso y trascendente en el espacio cósmico de la diminuta bañera

   Es como una suave tenaza, una pinza amable. Un lugar en donde los amantes reconquistan la unidad platónica primigenia. La bañera está hecha aquí para fundir en uno a los dos. Representa un lugar exacto, el sitio perfecto, una hierofanía espacial inagotable. El lugar ideal  para  que los cuerpos se amen, porque sus suaves pendientes están para fundirlos en un placer que lo expresa la complicidad estelar de la espuma, un empujar dulcemente engrasado y constante, preciso y eterno, que tiende a unir jamás a separar.

El blog del autor: http://bathtubsinfilms.blogspot.com/

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