Desde el diván: ‘Las cenizas de Ángela’ de Alan Parker


Por José María Bardavío

     La novela se sitúa inicialmente en Brooklyn en 1935. En la página 32 (Punto de Lectura) leemos: <<Cuando papá trae a casa el sueldo de la primera semana la noche del viernes, sabemos que el fin de semana será maravilloso.

Título original: Angela’s Ashes

Año:1999

Duración: 148 min.

País: Estados Unidos Estados Unidos

Dirección: Alan Parker

Guion: Laura Jones, Alan Parker (Novela: Frank McCourt)

Música: John Williams

Fotografía:Michael Seresin

Reparto: Emily Watson, Robert Carlyle, Joe Breen, Clara Owens, Michael Legge, Ronnie Masterson, Pauline McLynn, Liam Carney, Kerry Condon, Devon Murray, Peter Halpin, Eanna MacLiam, Shane Murray-Corcoran, Shane Smith, Lucas Neville

Productora:Coproducción Estados Unidos-Irlanda; Universal Pictures, Paramount Pictures

Género: Drama | Pobreza. Biográfico. Familia. Infancia. Años 30. Años 40

Sinopsis: Basada en el best seller autobiográfico de Frank McCourt. Ángela y Malachy McCourt abandonan Nueva York en la época de la Gran Depresión (años 30) y regresan a su Irlanda natal. Pero su situación no mejora por dos razones: por un lado, la crisis que sigue a la independencia, y, por otro, el alcoholismo de Malachy, que dilapida en los bares lo poco que gana. A base de subsidios y caridad Ángela se las irá arreglando para mantener a sus cuatro hijos. (FILMAFFINITY)

     La noche del sábado mamá pondrá agua a hervir en el fogón y nos bañará en el gran barreño de estaño y papá nos secará. Malachy se dará la vuelta para enseñarnos el trasero y papá fingirá que se escandaliza y todos nos reiremos>>.

 

     La bañera consiste en un gran barreño de estaño y el baño tiene directamente que ver con que el padre traiga a casa el sueldo de los viernes. Si no es así, que es lo que suele suceder, no hay baño en el barreño que sirve también para lavar la ropa de Malachy y  Angela, y de sus cuatro hijos: Frank (el narrador), Malachy Junior, y los gemelos  Oliver y Eugene. El baño de los niños constituye uno de los tres maravillosos milagros que suceden los sábados si el padre consigue llegar a casa con la paga del viernes sin pasar por la taberna. Si no lo consigue, desaparece la  sesión de cuentos, la cena y el dormir en la seguridad de que la comida del domingo será más abundante.

 

     Tampoco hay baños ni bañeras al volver a Irlanda. Pero  sí una hermosa excepción. Cuando Frank, asistiendo a la escuela en Liverick, consigue un trabajo repartiendo carbón por las casas. Afectado por una infección a los ojos es internado en el hospital. Vive allí comodidades enormes comparadas con las desdichas que afligen a su  paupérrima familia.  En el hospital descubrirá la exuberancia de un baño en bañera, el primero de su vida.  Y lo que más le gusta del mundo es recitar a Shakespeare tumbado en la bañera. autor que  acaba de descubrir en la escuela. Es tal la dicha que siente paladeando los versos de Shakespeare que se le curan los ojos a velocidad increíble. Es como si la naturaleza del escritor que el niño ya lleva dentro, despertara al entrarle por los ojos maltrechos, el maná benéfico de la lectura.

     Se trata de Frank McCourt, el escritor que nos está contando la historia de su existencia tan llena de pobreza como de riquísimas emociones. La secuencia que narra la estancia en el hospital no puede ser más afortunada, incidencia que la novela relata con demasiada rapidez. En la película se hace coincidir esos momentos maravilloso que disfrutaban los hermanos en el barreño de estaño, prehistoria de la bañera convencional, con la muerte de la hermana a las pocas semanas de nacer. En medio de la juerga infantil que inaugura la película, un grito espantoso hiela la alegría general. Es el alarido tremendo de Angela al descubrir las cenizas de Margaret, su hijita muerta al poco de nacer, y las suyas propias. Y las que vendrán luego: las cenizas eternas de la pobreza.

El blog del autor: http://bathtubsinfilms.blogspot.com/

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