Mi alma aragonesa VI / Un poco de política aragonesa / Max Alonso


Por Max Alonso 

      En el Centenario del Cine en España, el Ayuntamiento de Zaragoza lo presidía como alcaldesa Luisa Fernanda Rudi, una política que permaneció en la vida pública más de cuarenta años.

     Con unos comienzos muy difíciles, cuando efectuó en solitario la larga travesía del desierto de su partido el PP, en busca de miembros que la acompañaran, frente al poderío de los munícipes socialistas. Desde los tiempos del gran alcalde Ramón Sainz de Baranda, y su sucesor de infausto recuerdo González Treviño, emulado en Madrid por el exvicepresidente Ignacio González y sus veleidades presuntamente corruptas de sus últimos tiempos. A González Treviño le seguía su ínclito escudero, que acabó como súper concejal de urbanismo, Luis García Nieto y era su sustituto, en sus ausencias, como máxima autoridad municipal.

     Su solitaria travesía del desierto Luisa Fernanda Rudi la superó brillantemente con creces y fue elegida diputada popular al Congreso de los Diputados. Allí destacó con una extraordinaria popularidad al aparecer con un parche en el ojo para interrogar a Mariano Rubio, en su calidad de gobernador del Banco de España, acusado de corrupciones, que le llevaron a la cárcel. A Luisa Fernanda Rudi esta comparecencia, en plan pirata por accidente, la acabaría llevando a la presidencia de las Cortes, siendo la primera mujer elegida para el cargo.

    Lo que dijo no se recuerda, pero lo del ojo tapado no se olvida. Siendo alcaldesa de Zaragoza se hizo tristemente famosa cuando el suceso de la riada del camping Las Nieves, el 7 de agosto de 1996, que descargó una fuerte tormenta sobre el Pirineo aragonés, que ocasionó 87 muertos y más de 180 heridos, como consecuencia de una sorprendente catástrofe natural. La entonces alcaldesa Luisa Fernanda no pudo asistir a las exequias celebradas en el Pilar de Zaragoza, por causas, se señalaron, insalvables de agenda. El misterio quedó desvelado cuando una fotografía la mostró cómodamente tumbada en una hamaca, tomando el sol en Mallorca.

      En ese mismo año de 1996, el 11 de octubre, fue cuando se inauguró en la misma ciudad del Ebro y muy cerca de la Plaza del Pilar, en la que se había rodado la película de Salida de Misa de 12 de la Basílica del Pilar, el monumento dedicado al operador Jimeno Correas, que contó con la intervención de un joven concejal, Juan Bolea, muñidor de las veleidades culturales del PP, por aquellos entonces, sin que se supiera porqué en el monumento solo acogió al hijo, Eduardo Jimeno Correas, y omitieron al padre Eduardo Correo Peromarta, que indudablemente tuvo mayor incidencia en los hechos. Posiblemente por falta de presupuesto o por la frivolidad del joven concejal, el que tantos disgustos le había dado en su adolescencia a su padre, Juan Bolea, primer presidente que fuera de la Diputación General de Aragón.

     Uno de ellos fue el día que el presidente Juan Bolea ofreció una recepción en su casa a Joseph Tarradellas, el presidente de la Generalidad de Cataluña, que había regresado del exilio para presidir la Generalidad provisional, con la presencia de autoridades y directores de medios de comunicación. No sería el último, antes de reencarrilar su vida como escritor, cuando le regaló a su novia un collar de una princesa inca, adquirido por este en compañía de Miguel Green, en un mercadillo popular.

      Luisa Fernanda Rudi en su larga etapa de vida pública, convivió y colaboró con José Ángel Biel, otro político correoso del PAR, cuando era Partido Aragonés Regionalista, que fundara Hipólito Gómez de las Roces, en aquellos tiempos previos a las autonomías, cuyos miembros no eran nada autonómicos, pero que luego fueron los que más tiempo ocuparon los gobiernos autonómicos, no por el alcance de los votos, sino por el de las negociaciones como partido bisagra. De Partido Aragonés Regionalista pasó a ser Partido Aragonés, sin que tuviera nada que ver con el homónimo del Conde de Aranda en sus tiempos.

    El incombustible José Ángel Biel, de desconocido hijo de su madre pasaría a prohombre político aragonés del siglo XX y del XXI, con una vida política tan larga como las de los dinosaurios. Por eso debió ser por lo que se preocupó de recuperarlos, con los que todavía puede vivir o su fantasma, que continua ejerciente.

    Algunos lectores benévolos, de esta condición les supongo porque me leen, me preguntan por qué ahora escribo de Aragón. Les debo a ellos y a los astorganos una explicación. Durante muchos años los artículos que escribía para Astorga Redacción se reproducían, por la generosidad de mi viejo amigo Dionisio Sánchez, en el imperecedero El pollo urbano. Durante estos años he estado, por tanto, dando la turra a mis lectores aragoneses sobre temas de mi tierra asturicense, sin que ellos tuvieran la culpa. En el Ayuntamiento de Astorga gobierna el peor PP, que en eso también hay graduaciones, con una insoportable mayoría absoluta. No hay ningún concejal de Vox, como ocurre en Aragón, pero no les hacen falta, ellos solitos, como ovejas pacientes, siguen sus mandatos. Yo hacía crítica municipal y las cosas se pusieron tan imposibles, que después de haber vivido las mieles de la Transición y la Democracia, sucumbí a las amenazas, nada amables y sí muy furibundas y consideré que, para sobrevivir, mejor era cogerse unas merecidas vacaciones.

     Ocurrió entonces, afortunadamente estas cosas suceden, que renació mi alma aragonesa. No la había perdido, solo estaba dormida y en ella estoy refugiado, escribiendo para los aragoneses y que ahora practiquen turismo, tan de moda está aquí como allá, los astorganos.

Publicado en : https://astorgaredaccion.com/

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