Política y género


Por Cristina Beltrán

            Podríamos hablar de que las desigualdades existen y se manifiestan a lo largo del día no lo vamos a negar, de modo que una vez más asaltaré con la cuestión recurrente abordando y animando las conversaciones en épocas pre electorales, tan fácil y bonito, tan comprometido. 

      Parece que no liga bien, el maridaje podría, debería de ser perfecto y natural, en los últimos años se le da  importancia a la sublevación y demostración del trabajo de las mujeres, la equidad necesariamente debe ser puesta en valor y cobrar la máxima importancia en las agendas. A través de los encuentros que se han llevado a cabo se ha partido de premisas equivalentes en distintos territorios de nuestro planeta, las áreas en las que se ha intervenido no son las mismas en unos países o en otros, sin embargo se avanza y en expresiones hay muy buenos referentes válidos para las españolas en América del Sur, Central y en toros puntos geográficos con más densidad que nuestro semi desértico Estado, no somos el ombligo del mundo.

            En España Victoria Kent,(Partido Republicano Radical Socialista) Clara Campoamor ( Partido Radical) y Margarita Nelken (Partido Socialista) se convirtieron en las primeras mujeres ocupando espacio en el Congreso español,el 10 de julio de 1910 Ángeles López de Ayala fué una de las destacadas que encabezó, junto a otras, una manifestación de mujeres. En 1918 nace la primera asociación de mujeres españolas. Este contexto dio forma a movimientos que defendieron los derechos de la mujer en España en las siguientes décadas, por ejemplo el Comité de Mujeres Contra la Guerra, la Agrupación Socialista Femenina y la Comisión Femenina del Frente Popular. En  los 60 se aprobó la Ley de los Derechos Políticos, Profesionales y Laborales de la Mujer. En este entorno surgen figuras como María Aurelia Capmany y Lidia Falcón, grupos feministas vinculados a organizaciones políticas, que gozaron de proyección con la llegada de la democracia, en 1978. En 2018, se ha producido una aceleración histórica que recoge años de trabajo de los colectivos  feministas.  En el nuevo gobierno hay  mayoría de mujeres: 11 ministras y 7 ministros.

            Es prioritario reducir las cifras hasta acabar con la violencia machista. Implantar educación inclusiva, equitativa y de calidad. Acabar con la brecha salarial o de la desigualdad en materia de liderazgo. Aún así, nos cuesta, les cuesta a los varones dejar ese espacio fundamental que tienen que ceder en listas de salida para cualquier elección de cargos, en empresas, sindicatos, asociaciones, fundaciones o partidos políticos.

            Ese techo de cristal, no es otra cosa que ceder el espacio otorgado a varones para ser ocupado por mujeres y no resulta tan fácil, al parecer, somos ya demasiadas, se van quedando muchas por el camino, porque el esfuerzo por mantenerse en la política en primera línea implica jugar unas cartas que no todas estamos dispuestas a asumir, comulgar con ruedas de molino o tener que luchar con las propias compañeras para situarnos en puestos de salida es trabajar entre la carroña, el enemigo a batir,se encuentra entre las propias filas.

            El debate en el interior de los partidos no tiene cabida mientras la lucha por el poder sea algo personal y no política por el bien común. Reproducimos estereotipos patriarcales que nos han grabado a fuego en las neuronas, la crítica constructiva sino eres palmera del grupo ganador no es aceptada, hay que lidiar y capear entre machismo y aspiraciones legítimas de otras para reducirlo todo a un puesto político que después no sirve de gran cosa en el caos burocrático.

            Es necesario cambiar muchas formas, tiempos y espacios en la política y fuera de ella para que la cuestión de género se vea normalizada. Para que realmente en puestos de responsabilidad se vean mujeres de valía, solamente tienen que ceder protagonismo los hombres dando una vuelta de tuerca más y comprendiendo otros lenguajes  para expresarse, horarios alternos para debatir y trabajar. Asumiendo tareas de las que hasta hace bien poco no se responsabilizaban.

            La política es compromiso y trabajo que muchas mujeres asumen, las nuevas generaciones tienen el reto de no reproducir la forma actual para estar en política y ostentando poder social, nosotras también necesitamos fuerza y valor para aguantar las embestidas.

            La lucha no ha hecho mas que comenzar y el camino es largo, los sueños son posibles y nos vamos acercando a las metas, de momento política y género es mal asunto para compatibilizar con lo personal. La jungla voraz a la que el poder nos tiene sometidas a todas las personas tendrá que modificar su agenda mas y más, para situarnos en todas las luchas, en todos los debates, en todas las listas, en puestos de salida, hasta el infinito y más allá, suerte a las mujeres honradas y leales que saben lo que quieren, reflexión a las mujeres ambiciosas que tienen claro su deseo de poder, porque no pueden ir  reproduciendo roles masculinos. Ánimo a los hombres a ponerse en nuestro lugar con sororidad, es duro reblar, contraerse ante los colegas y por repetirlo muchas veces o eternizarse en la toma de palabra no se es mejor. Asumir y no resumir o reinterpretar nuestra postura para empezar estaría bien, las mujeres hemos entrado en política para resolver y trabajar, para tomar la palabra como, cuando y donde veamos que es necesario.

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