OperaMía: Febrero 2015

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Por Miguel Ángel Yusta

    Dos acontecimientos musicales quiero destacar  para la crónica del mes de febrero: la inolvidable Norma del Liceo barcelonés y la estupenda representación en el Teatro de la Zarzuela de Lady, be good con Luna de miel en El Cairo en un programa doble delicioso.

NORMA

Bellini

Gran Teatro del Liceo

Domingo 8 de febrero de 2014.

Intérpretes: Sondra Radvanovsky, Ekaterina Gubanova, Gregory Kunde, Raymond Aceto, Francisco Vas, Ana Puche.

Dirección musical, Renato Palumbo, dirección de escena Kevin Newbury.

     Y digo la Norma del Liceu porque, curiosamente,  febrero -y parte de marzo-  ha sido y está siendo en España el mes de las «Normas», puesto que se han presentado tres producciones simultáneamente: En el Liceo barcelonés la de  David Korins que es una coproducción con San Francisco, Chicago y la Compañía de Ópera Canadiense de Toronto. La de la Maestranza sevillana, producción turinesa sobre una idea  de Alberto Fassini y la del   Palau de les Arts valenciano, en marzo, una  producción de Davide Livermore.

     Nos centraremos en la, voy a decirlo ya, extraordinaria Norma que tuvimos ocasión de presenciar en la sesión de estreno el pasado día ocho de febrero en el Liceu barcelonés. Pocas veces hay ocasión de asistir a una interpretación como la que la norteamericana Sondra Radvanovsky llevó a cabo, matizando y cumpliendo las agilidades belcantistas (Norma es, para mi gusto, la ópera belcantista por excelencia), aunque a algunos les pueda parecer una interpretación un poco «fría». Ya la habíamos visto en Aída y Tosca y está en la primera fila de las sopranos actuales.

   Gregory Kunde, también norteamericano,  hizo un brillante Radamés; es un papel de gran dificultad en una ópera donde los mayores aplausos se los suele llevar la protagonista. Kunde es un tenor con una gran trayectoria y fue un Pollione de auténtico lujo que incluso nos deleitó con unas extraordinarias variaciones en el primer acto. Bravo.

   El papel de Adalgisa estuvo a cargo de la mezzosoprano rusa Ekaterina Gubanova que dió una perfecta réplica en los dúos con Aída, emocionantes siempre, segura y correcta, al igual que Raymond Aceto (Oroveso).

    Deliciosa Ana Puche (Clotilde), una voz a la que auguramos muchos buenos momentos en su carrera y  nuestro paisano Francisco Vas (Flavio), perfecto en un paso más de una carrera consolidada y que nos alegra especialmente.

    Brillante, pues, reparto vocal, ampliamente aplaudido al final, con un Liceu lleno y una feliz Sondra que llego a emocionarse vivamente al recoger la ovación final. Bravi.

    La dirección de Renato Palumbo se adaptó perfectamente al ambiente de la obra y al «tempo» en que los protagonistas, especialmente Norma, parecían estar más cómodos. Me gustó esa cualidad, que algunos critican pero que, en mi opinión es una característica y nunca un defecto. La orquesta y coro estuvieron a la altura y hay que considerar siempre que una función en directo no es una grabación en CD y que cada día se dan unas condiciones diferentes. En la que yo ví y relato me pareció que la orquesta estuvo correcta y el coro, tal vez por la producción (de la que hablaremos ahora) con alguna pequeña inseguridad, sin entrar a analizar más detalles con los que abrumar al amable lector y que no son objeto de estas breves crónicas.

     Y, finalmente, comentamos la producción. Ya está bien de la tiranía de los directores de escena , de sus majaderías, interpretaciones arbitrarias, salidas de tono y afán de protagonismno. Y eso que esta producción no es de las que te obligan a cerrar los ojos y disfrutar de la música y el canto pero, dentro de un pretendido vanguardismo-simbolista, nos encontramos con decorados inexplicables, vestuario sicodélico, dirección de masas inexistente y escasa de actores y, aunque siempre digo que no soy de los nostálgicos de decorados ampulosos, cartón piedra o telones ( válganme los dioses) lo cierto es que esta Norma hace agua a mares en ese aspecto que, por otra parte y dada la calidad de lo demás, no consigue demeritar la obra.

    Una gozosa jornada, pues, que se une a mis «Normas», la primera de las cuales la escuché en nuestra ciudad, un mayo ya lejano, en 1975, a la inigualable Montserrat Caballé. ¡Que tiempos…!

 NORMA  ****

DIRECCIÓN MUSICAL ****

DIRECCIÓN ESCENA**

REPARTO *****

 

Teatro de La Zarzuela, Madrid.

Sábado, 13 de febrero de 2015

 LADY, BE GOOD!

Musical en dos actos de Guy Bolton y Fred Thompson
Música y letra de GEORGE GERSHWIN e IRA GERESHWIN
Estrenado en el Liberty Theatre de Nueva York, el 1 de diciembre de 1924

 Nicholas Garret,  Jeni Bern,  Gurutze Beitia,   Troy Cook,   Sebastià Peris,  Letitia Singleton,  Carl Danielsen,  Paris Martin,  Talía del Val,   Manel Estève,  Sergio Herrero

LUNA DE MIEL EN EL CAIRO
Opereta en dos actos de José Muñoz Román
Música de FRANCISCO ALONSO
Estrenada en el Teatro Martín de Madrid, el 6 de febrero de 1943

Ruth Iniesta, David Menéndez,  Mariola Cantarero, Enrique Viana,  Manel Estève,  Eduardo Carranza, María José Suárez,  Celsa Tamayo,   Isabel González,  Paloma Curros, Carmen Gaviria, Remedios Domingo

Cuerpo de baile. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Coro del Teatro de La Zarzuela

Versión escéncia de Emilio Sagi

     El Teatro de LaZarzuela está programando interesantes obras y reactivando la asistencia de un público que había abandonado en buena medida el popular coliseo de la calle Jovellanos, gracias a la labor del nuevo director Paolo Pinamonti.

     Me he aficionado, aprovechando otros motivos de estancia, a frecuentar este precioso teatro que durante muchos años albergó las funciones de ópera que no podían darse en el Real, convertido -degradado- en auditorio.

    Nos trasladamos a los felices veinte norteamericanos y a los complejos cuarenta españoles a través de estas dos deliciosas comedias musicales puestas en escena con lujo, buen gusto y atinados repartos, aunque adaptadas y modificadas para ensamblarlas en una única función que, aún así, ronda las tres horas y media

   «Lady» posee una música brillante y un ambiente muy logrado, si bien los intérpretes (voces de «musical», no líricas) hubieran agradecido -en este caso es justificable- la megafonía, como podemos contemplar en los diversos «musicales» que vemos por esos mundos, especialemente en los peculiares teatros de Londres.

    Otra cosa es la obra de Alonso, más cercana a nosotros, aunque de menos entidad musical, pero con una excelente puesta en escena y unas voces (esta vez, sí, líricas) para disfrutar, especialmente la de nuestra querida paisana Ruht Iniesta, en el papel protagonista y de la que incluímos nuestra entrevista del mes «Diez preguntas con…»  Iniesta se encuentra ya en la primera línea de las cantantes líricas españolas y es de esperar de su calidad, constancia y trabajo, grandes éxitos. Lo deseamos y la felicitamos por la excelente carrera que está realizando.

    Deliciosa Mariola Cantarero en un papel que borda con gracia y desparpajo, así como David Menéndez, siendo bien secundados por el resto de excelentes artistas. En el foso Kevin Farrell dirigió una orquesta con brío y mano segura y a mí, en algunos determinados momentos, me recordaba -en el buen sentido- a aquellas inefables orquestas de cafetín. Delicioso sabor el de los recuerdos y bella jornada la de La Zarzuela -llena de un público que tiene sus peculiaridades específicas- con el regusto de haber escuchado a una Ruth Iniesta en plenitud.

    Y para el mes entrante, en el Liceo, Tristán e Isolda,  versión concierto  con Mikhail Petrenko y  Sigfried de Wagner -segunda jornada de la Tetralogía «El anillo del nibelungo»- con Irene Theorin y Lance Ryan entre otros. Más alguna «propina».

   Allá que vamos…

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