Por Brenda Palmer
Raul Vasarro (Zaragoza, 1976) es artista plástico; un pintor e ilustrador cuyas obras ya sean pinturas acrílicaso realizadas con otras técnicas o materiales, transmiten a través de sus formas y colores una alegría vital, reflejando también con un toque de ironía nuestra condición humana.
Desde los juguetes de hojalata de antaño, pasando por las figuras de plástico de ciencia ficción japonesa retro de los años 50 y 60, hasta los sofisticados robots de la ciencia ficción moderna, los robots han sido una presencia constante en nuestra infancia y juventud. Estas figuras, a menudo antropomorfas, nos han acompañado en nuestros juegos, aventuras y sueños, estimulando nuestra imaginación y curiosidad.
Los aliens, seres de otros mundos y también de este, han capturado nuestra imaginación desde tiempos inmemoriales. Estas criaturas, a menudo representadas como diferentes a nosotros en apariencia y comportamiento, nos invitan a reflexionar sobre la vastedad del universo y la posibilidad de que no estemos solos en el cosmos. Los alienígenas han sido metáforas de lo desconocido, recordándonos la importancia de la tolerancia y la aceptación.
La exposición que nos presenta Raul Vasarro, «Robots & Aliens», no es solo una muestra de lienzos pintados con pintura acrílica, sino un tributo a las historias y los personajes que han encendido nuestra imaginación.
Es un recordatorio de que, aunque los robots y los aliens puedan parecernos personajes distantes y ficticios, su impacto en nuestra vida, el inconsciente colectivo y la cultura es muy real. Al visitar esta exposición, podemos volver a jugar y celebrar nuestra capacidad de soñar y explorar lo desconocido, para trascender nuestraslimitaciones humanas.
“Robots & Aliens”
La idea de esta exposición nace principalmente de mi simpatía por las figuras de robots y alienígenas retrofuturistas, que empezaron a fabricarse en Japón en los años 60. Sin embargo, a España no llegarían hasta los años 70 y principios de los 80, tras el estreno de la serie de animación Mazinger Z, en 1978.
Es curioso cómo surgieron estas figuras, el caldo de cultivo. Estos juguetes se hicieron populares especialmente en Japón y Estados Unidos, influenciados por el contexto de la Guerra Fría que duro desde 1947 a 1991. Estados Unidos y la Unión Soviética competían en todo: desde armas nucleares hasta la exploración del espacio. Este ambiente de incertidumbre y avances tecnológicos inspiró muchas historias de ciencia ficción; las películas y los cómics empezaron a imaginar mundos futuros donde los humanos convivían con robots y seres extraterrestres.
Japón se convirtió en un gran productor de juguetes relacionados con estos temas. Después de la Segunda Guerra Mundial, el país se reconstruyó, especialmente tras los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, y empezó a desarrollar una industria tecnológica y de entretenimiento, exportando su cultura a nivel global. Claros ejemplos son Godzilla el monstruo y Ultraman un guerrero extraterrestre que provenía de la Nebulosa M78.
Hoy en día, las réplicas de estas figuras pueden encontrarse facilmente en tiendas físicas y en línea, mientras que los modelos originales son piezas de coleccionista que alcanzan elevados precios.
La exposición se compone de 28 obras: 25 lienzos de pintura acrílica, 13 robots, 12 alienígenas y 3 instalaciones, creadas entre 2024 y 2025. Una figura hinchable de un alienígena nos recibe, recordándonos que no estamos solos.
Mis obras tienen un estilo expresionista pop, en ellas hay colores vibrantes y formas geométricas o curvas que evocan una nostalgia tecnológica inspirada en las primeras interpretaciones visuales de autómatas y alienígenas de la cultura de masas. Me inspiro en artistas como Jean-Michel Basquiat, David Hockney y Andy Warhol.
Estos personajes de los cuadros, además de un carácter lúdico, pueden considerarse retratos simbólicos. Los robots y alienígenas no solo pueden estar programados, sino que también pueden compartir muchas características con los seres humanos. Viven en su propio planeta o dimensión, con creencias e ideas propias, cumplen con su cometido, son parte y viven en este inmenso y misterioso universo.
Me gustaria recordar a Carl Sagan, un astrónomo y científico que no solo miraba las estrellas, sino que también nos ayudó a comprenderlas mejor. Sagan comunicaba conceptos científicos complejos de manera accesible. Su serie Cosmos, y su participación en proyectos clave de la NASA como la misión Voyager, y su promoción de la búsqueda de vida extraterrestre lo convirtieron en un referente. Esta es una cita suya:
«El universo es un lugar muy grande. Si estamos solos, me parece una terrible pérdida de espacio.»
Espero que disfrutéis de esta exposición, que os invite a soñar y a jugar con la imaginación y por qué no…. Volver a ser niños, ¡Gracias!