Por Luis Gareta
Uno de nuestros mejores pintores, Alfonso Val Ortego inauguró el día 1 de Diciembre una variada exposición de motivos y formatosen la Galería «Arte por un tubo»de la calle Osaú de Zaragoza.
Son palabras de un gran conocedor de su obra, Carlos Calvo: “Si estamos de acuerdo en que todo progresa en el universo, en la historia, ese progreso se cumple también en el arte. Sus cuadros son el escenario donde los espectadores representan su comedia, el espejo que los refleja solos, inexpertos, convencionales, falsos, torpes para repartirse por los cinco sentidos, sujetos siempre a sí mismos, clavados, reunidos, como el niño desnudo que reúne conchas en la arena de la playa.”
Y continúa: “Val Ortego acumula más de medio siglo. Sigue pintando. Sigue en los pinceles con apetito insaciable. Es una pintura de fuerza contenida, de austera llama mística, de búsqueda y temblor, de entusiasmo y desengaño, tan cósmica voluptuosa. Val Ortego mantiene la pintura en alto. Y la pulsión funciona. El deseo ciego encuentra justificación. La primera impresión transmitida como un relámpago por tus sentidos es solo el anticipo de una obra de calidad sorprendente, fascinante en su planteamiento.
Para entrar en el mundo pictórico del genial pintor, nada mejor que terminar recogiendo algunas palabras que sobre el artista y su obra ha desgranado su amigo Carlos Calvo:
«Su disciplina pictórica es lo suficientemente propia para decir, sin temor, que este hombre es un sujeto de una extrañeza necesaria. Zaragozano. De la cosecha del sesenta. Pintor de artefactos singulares. La pintura de Alfonso Val Ortego, de él hablo, se ha preservado de modas, con una estructura ‘genética’ muy bien preservada, como la del insecto atrapado en el ámbar
“Ante la obra de Val Ortego es mejor rendirse. O hacerlo al revés: no explicar su pintura, sino explicarnos a nosotros a través de ella. Val Ortego es de los que no reblan. Los que insisten. Los tozudos. Los recalcitrantes. Los que se aferran con uñas y dientes a un formato, a un concepto, a una idea. Los locos. Los valientes. Los necesarios”
“Donde la pintura más comercial pone frenesí, Val Ortego pone sosiego, austeridad. Donde se acumula por norma, Val Ortego despoja, desnuda. Su estética está al servicio de una ética, su renuncia a cualquier tipo de artificio en aras de una pintura pura, favoreciendo una educación de la mirada que pone en evidencia hasta qué punto nuestra cultura del hecho artístico está superpoblada de redundancias y anémica de significado. Desde la sencillez y libertad creativas, el pintor se aleja de cánones y alcanza una profundidad y una poesía tan llena de sutilezas que sus obras se vuelven infinitas. Siempre tensa su pintura en su propia textura. Prisionera de sí misma. Prisioneros, al fin y al cabo”. ¡No se pierdan la exposición!