Le Freak: Con su permiso Don José.

Por José Luis Lomillos Millán

       Dibujante de día y taxista de noche, así fue su vida durante la autarquía económica española de los primeros años 50. Al igual que multitud de muchachos de la época que habían  pasado su infancia inmersos en una larga guerra civil aprendió a tocar todos los palos para buscarse la vida.

     Publicó anuncios y chistes en el desaparecido diario “Amanecer”, fue creador del “Tío Zambombo” y de la pareja “Mendo y Bruto” inspirados en los gigantes del Palacio de los Luna, además del “Tragachicos” junto con Manuel Arcón.  Rotulista publicitario, decorador y serigrafista, en los 60 se dedicó a pintar cuadros y murales por la costa. Posteriormente volvió a Zaragoza, se ocupó pintando aparatos de feria, realizando también diversas exposiciones de pintura artística y ganando varios premios.

 

   Durante los últimos meses de 1986 tuve la suerte de conocerlo y aprender un poco de su magia y maestría. Cuando lo vi por primera vez, dicho con todo mi respeto, cariño y admiración, me pareció una fusión  entre Xavier Cugat, José Luis López Vázquez y Salvador Dalí. Lo imaginaba protagonista de alguna comedia española de los 70, pintando cuadros en Torremolinos mientras contaba algún chiste a una sueca. Siempre sonriendo, con su puro entre los dientes y contando chascarrillos y anécdotas de su intensa vida. Ya entonces hablaba con orgullo de su hijo Pepe porque sabía qué él sí que era un reconocido artista plástico.

   Le gustaban los pinceles de pelo largo de marta, pero era capaz de entonar o dibujar con cualquier cosa y exprimir los materiales hasta la última gota obteniendo resultados sorprendentes. Recuerdo escucharlo contar cómo había pintado en poco tiempo todos los cuadros que había dentro de un hotel. Fue un hombre que domaba las fieras jóvenes y sobre todo las herramientas… Transmitía confianza para que perdieras el miedo a los clientes, la pintura, los pinceles y el espacio en blanco. Junto con otros me animó a ofrecer mi trabajo y conseguí pintar algún que otro mural, hacer carteles publicitarios y obtener curro durante mucho tiempo como rotulista y diseñador. Lo vi ayudar enormemente y dar consejos tanto a jóvenes inexpertos como a maduros ineficaces.

 

 

 

     Como bien explicó su hijo Pepe Cerdá, después de su fallecimiento, en las páginas del Heraldo de Aragón: “… formó parte de una heroica generación que maduró rápido tras una guerra que perdieron los dos bandos. Tuvo que adaptarse a situaciones difíciles y cambiantes. Esta generación construyó con un esfuerzo colosal y sin quejarse el país en el que nacimos nosotros. Generación que con su esfuerzo hizo pasar en una década del burro al automóvil, del hambre a la dieta, del recado al anuncio publicitario, de la emigración al turismo.”

 

 

 

   Todavía conservo un dibujo y un par de pequeños cuadros que me regaló. Yo a cambio le ofrecí un par de “mierdecillas” que supongo reciclaría automáticamente para pintar algo más interesante por encima.

      Una parte de su obra se puede contemplar del 5 de noviembre de 2020 al 27 de marzo de 2021 en la sala África Ibarra del Edificio Paraninfo concentrada bajo el nombre de “Los mil mundos imaginarios de José Cerdá”

     Y ahora, si me disculpáis, me voy con Clarence y Judy en mi Jeep Gladiator virtual a ver Dactari. Como diría Camilo José Cela: “¡Corre Hoteliña!”

http://lomillos.wixsite.com/joseluislomillos

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