Rafa Maza: no se lo pierdan


Por Antonio Tausiet

   Ayer fui y vine y vine y fui. Me pasa últimamente; vermús toreros, actos culturales, viajes, colegueo. Una de las idas y venidas fue al Teatro de las Esquinas de Zaragoza.

    Cogí el autobús equivocado pero no me dejó muy lejos. José Ángel Delgado, director y productor de cine, me había invitado a ver un espectáculo: Fabiolo Connection, del que yo no sabía o no recordaba nada. Ir hasta allí era una buena excusa para ver a José Ángel y ponernos al día de nuestras vicisitudes personales.

   Resultó que disfruté de lo lindo de la actuación. El actor oscense Rafa Maza, al que no había visto antes en mi vida, o no lo recordaba, es un genio del humorismo. Vais a llamarme exagerado. Intentaré razonar ese aserto.

   Fabiolo es un personaje creado por Rafa: la sublimación del pijo. Por supuesto, de entrada esa creación echa para atrás, repele, asquea. Y, en principio por desgracia, es la espina dorsal de la puesta en escena. Una sencilla búsqueda en Google les dará a ustedes las claves de la trama humorística, pero valga apuntar nada más que, en la mejor tradición de los cómicos patrios, Rafa Maza despliega su arte representando innumerables personajes, y todos con tino.

    Es capaz de imitar hilarantemente cualquier idioma, cantar cualquier estilo, ponerse en la piel de cualquier famoso, sacarse tipos humanos de la manga de factura propia, pertrechar malabarismos, crear ambientes únicos a partir de elementos sencillos, contar chistes, reflexionar sobre la sociedad actual, interactuar con el público, bailar, y todo ello sin caer en lo chusco ni en lo pedante: un equilibrio que pocos consiguen.

   Como decía, Fabiolo es un pijo despreciable, sí. Pero sirve de anaquel del que van surgiendo los ingeniosos hallazgos que llenan la representación. La muy contada anécdota acerca de Lola Flores, a la que un anuncio presentaba diciendo: “No canta. No baila. No se la pierdan” me sirve para parafrasearlo. “No me gusta Fabiolo. No se lo pierdan”.

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