¿De qué mueren los compositores de música? / Fabián Prez


Por Fabián Prez

    En algunos casos, de viejos, por ejemplo Jan Sibelius,  el finlandés volvió a su creador a los 91 años, afortunado si pensamos que Mozart murió a los 35, y Schubert a los 31, la mujer de la guadaña pareciera ser sorda.

     La causa de la muerte de los grandes maestros se hace más difícil de trazar cuanto más retrocedemos en el tiempo. Al practicársele una autopsia a Beethoven el médico observa un hígado muy deteriorado, posiblemente a causa del licor que bebía en abundancia, donde creía encontrar fuerza, y tal vez inspiración para trabajar.

    Sobre la muerte de Mozart mucho se ha hablado, y el mito según el cual fue envenenado por un colega envidioso de su talento es muy antiguo, y da origen a la ópera de Rimski-Korsakof  “Mozart y Salieri” y en el siglo XX Peter Schaffer retoma el mito sin mucho compromiso con los hechos históricos. Un segundo mito dice que fue envenenado por la Masonería a causa que en su última ópera La Flauta Mágica revela secretos y rituales de la misma, los indicios serían el cuadro quinto del segundo acto, y la utilización de un instrumento el corno di basetto que había utilizado en su Música para un funeral masónico. Pero el músico y médico forense argentino Alberto Epelbaum poseía una versión más científica de la causa de su fallecimiento. Al serle diagnosticada depresión se lo medica con arsénico, pues los galenos de la época creían haber detectado carencia de algunos oligoelementos en el humor del cuerpo de estos enfermos, la sobredosis sería entonces la causa de su deceso. El estudio detallado de uno de sus últimos retratos parece confirmarlo.

    Otra muerte por posible envenenamiento es la de Tchaikowski que es la más controvertida, hace años se decía que murió de cólera por tomar agua de un río infectado. Pero por el tiempo de la caída del muro de Berlin empieza a correr la versión según la cual habían sido descubiertos sus amoríos con un joven ruso, y que el suicidio por envenenamiento fue la única opción a un vergonzoso juicio.

    Además de la enfermedad y de la posible acción criminal, muchos maestros murieron por accidentes, algunos muy curiosos. Ernest Chausson el autor del célebre Poema para violín y orquesta, posiblemente por haberse quedado sin frenos su bicicleta, se estrella contra una pared y muere. Charles Valentín Alkan guardaba su Talmud en la parte superior de una pesada biblioteca, por una imposición religiosa que ordenaba no poner ningún libro por encima de él, al querer tomarlo, el mueble se desploma y lo aplasta, aunque a decir verdad, muchos desmienten esta versión. Al dar una enérgica indicación a su orquesta Jean Baptiste Lully  se hiere el pie con un bastón que usaba a modo de batuta y la subsecuente infección lo mata.

    Entre los españoles, Enrique Granados se llevó la peor parte. Embarcado en el vapor Sussex que fuera atacado por un submarino alemán que lo confunde con un barreminas, el autor de “Goyescas” muere al arrojarse al agua para rescatar a su esposa, digna muerte de un representante tan notable del romanticismo.

     La enfermedad mental y el consiguiente deterioro  en la salud en general ataca a varios maestros, lo que no es extraño, tratándose de gente con un mundo interior tan rico y apasionado. Donizetti  y Smetana pierden la cordura antes de morir, probablemente debido a la sífilis.

    Podemos agregar en este grupo a quien tal vez hubiera sido uno de los más grandes del siglo XX, autor de una increíble sinfonía, Hans Rott muere a los 25 años privando al mundo de lo que seguramente hubieran sido maravillosas creaciones. Su compañero de estudio, Gustav Mahler, tal vez deba mucho de su creación temprana a la inspiración que le produjo los trabajos de Hans, de quien recomiendo escuchar el Scherzo de su Sinfonía en Mi Mayor. Su locura alucinatoria empieza a manifestarse cuando en un viaje en ferrocarril, un pasajero que viajaba junto a él prende un cigarrillo, Hans al verlo desenfunda un revolver y le apunta mientras le grita: ¡Apague ese cigarrillo, no sabe que Brahms dinamitó el tren!, El maestro alemán aparentemente había desaprobado en una oportunidad el trabajo de su joven colega.

   No puedo menos que mencionar entre los locos –digámoslo de una vez- a Peter Warlock, pero los detalles de su vida y muerte merecen una nota aparte.

    No menos lamentable es la muerte de Lili Boulanger, a los 24 años víctima de un desorden intestinal de dudoso diagnóstico, quizás enfermedad de Crohn. El puñado de obras que alcanzó a escribir es de una belleza inefable.

    La guerra y sus consecuencias se llevan otros  grandes maestros, además del citado Granados, Anton Webern la cumbre del dodecafonismo, es asesinado por un soldado americano en la Austria ocupada de post guerra, y Schulhoff  gran compositor checo, quien introduce el Jazz en la música de escuela europea, muere en un campo de concentración nazi donde fue llevado por su condición de judío. La enfermedad cerebral que mata a Maurice Ravel, posiblemente se debió a las secuelas de una herida en la cabeza producida en un accidente cuando manejaba una ambulancia en la primera guerra mundial.

   El saguntino Joaquín Rodrigo entrañable creador de maravillosas melodías, fue uno de los más hábiles en escaparle a la guadaña, muere a los 97 años, nada mal, si se piensa en el destino que tuvieron la mayoría de  sus colegas.

   La mayor gloria de los pentagramas españoles del siglo XX, Manuel de Falla muere en las apacibles sierras de Córdoba, Argentina, torturado por sus manías religiosas, al punto que prohíbe la ejecución de sus obras después de la muerte de el último derechohabiente. Afortunadamente no se ha respetado su voluntad.

   Personalmente, después de 40 años de músico ejecutante quiero reorientar mi carrera hacia la composición…pero primero debo hacerme algunos estudios médicos y tomar algún curso de seguridad contra accidentes, por lo que veo.

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