Por José Antonio Conejo
A finales de diciembre y como era habitual en los mandatos socialistas, se celebró en el Palacio de Pignatelli, sede del gobierno de Aragón, la habitual recepción a los periodistas con motivo de las fiestas navideñas.
El Pollo Urbano que fue obviado durante el gobierno del PP de todo tipo de invitación a acto alguno por la soberbia y la incapacidad mental del jefe del aquel nefasto gabinete de Comunicación, señor Dauden, volvió a pisar esos lugares –otrora tan conocidos- invitado por los actuales responsables del departamento, cosa que desde esta casa se agradece.
Estas recepciones son utilizadas por los menos para ponerse púas de vinito y tapa. Y la verdad es que en esta ocasión había dos grupos donde los buitres se pusieron las botas y a los que el fotógrafo del Pollo retrató para información de los servicios de inteligencia del Gobierno de Aragón.
Sánchez, nuestro director, departió con todos los viejos y nuevos camaradas que dedican a esta sufrida profesión sus habilidades y desvelos. Los chicos estaban, en general, mejor conservados que las chicas aunque de todos es sabido que los hombres se mueren antes y sus viudas, tanto las gordas como las flacas, luego de unas lágrimas de cocodrilo, se lo pasan pipa en la última parte de sus vidas. Y eso ¡no es justo, señores!
Hacia el final de la recepción, y una vez que los corrillos ya han quedado diluídos, el Presidente Lambán dirigió a los presente unas palabras donde recordó las dificultades de llevar adelante su complicada legislatura pero aposto por la ilusión y el esfuerzo que va a imponer a su gobierno para llevarla a buen puerto.
Aplausos, un somero brindis, y a esperar a la próxima convocatoria. Los asistentes, agradecidos y nosotros, en el Pollo, también.