El pozo de los Aines

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Fotografias: Luis Antonio Mena Burillo

    «El Pozo de los Aines es una dolina formada por el hundimiento de estratos calizos y yesosos, debido a la acción de las aguas subterráneas.  En opinión del Dr. Francisco Pellicer, profesor de Geografía Física de la Facultad de Filosofía y Letras de Zaragoza, el pozo se formó no hace mucho tiempo, geológicamente hablando, posiblemente en la baja Edad Media. 

   Aunque otras fuentes le dan más antigüedad al existir en su interior un camino que bajaba hasta el fondo empleado para extraer agua para riego, y haberse encontrado en sus proximidades restos arqueológicos de épocas romas y musulmana.  Es citado por el geógrafo Juan Bautista Labaña en su “Itinerario del Reyno de Aragón (1610-1620”. 

   El terreno donde se encuentra perteneció durante muchos años, como villa o torre de recreo, al Arcediano de Tarazona y en la actualidad la finca de olivos donde se encuentra es propiedad del Ayuntamiento de Grisel.
                 

    La Sección de Espeologia del Centro Excursionista Moncayo de Tarazona, en su trabajo sobre “Catalogación de Cavidades del Moncayo”  nos dice respecto al pozo: “Se trata de un gran pozo de 22 m. de boca, 23 m. de profundidad y hasta 32 m. de desnivel.  Su descenso se efectúa mediante una cuerda, bien por su boca, o también por la cueva excavada por uno de sus costados, y posteriormente con una cuerda.  La vegetación del fondo contrasta con la de los aledaños, ya que el cúmulo de humedad permite el crecimiento de innumerables plantas propias de lugares húmedos que tapizan las paredes de la sima y cubren su suelo.  Ejemplo es el helecho llamado “lengua de ciervo” que no ha sido localizado en otras simas y que se expande por todo el fondo”.
   
    El nombre de Aines tiene su origen en el árabe “ayn”, manantial o fuente.  El profesor Manuel Gargallo Sanjoaquin, en su trabajo publicado en la revista Turiaso XI, “Toponimia Turiasonense”,  menciona lo siguiente sobre el Pozo de los Aines: “Formado sobre el sustantivo “Ayn”, fuente, manantial, ojo.  El plural puede deberse en opinión del arabista DR. Juan Antonio Souto, a que el topónimo es tardío, tal vez de época mudéjar, de ahí esa desinencia no árabe, acuñada por personas que no dominaban la lengua, sometida a un proceso de acomodación al castellano.  Otra versión más popular lo asocia con una chica llamada Inés que cayó al pozo encontrado la muerte en sus profundidades, por lo que le llamaron “El pozo de la Inés”, degenerando hasta acabar en “Aines”.

Fuente: http://www.grisel.info/index.php/el-pozo-de-los-aines-grisel

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